OH, ¿qué será de Rodrigo Rato? ¡Qué pena de chaval! Dicen que “de padres gatos, hijos michinos”, como que la cosa viene de saga, que así era su padre, por lo menos es lo que dicen las malas lenguas. Así será. ¡Qué cosas! A lo peor, para él, tiene asunto para rato? Dicen que quería ser presidente. No sé. Podría ser, pero ahora tendrá que conformarse con algo más sencillito. Una pena? larga, ¡pena de chico! El hombre que vino a trabajar, a dar ejemplo aquí y allá. Unos cuantos años a la sombra no le quita ni su amiguete Rajoy. ¡Pobre hombre! El hombre que elevó la economía, convertido en auténtico villano y metido en el grupo de los estafadores. Cuentan los seguidores del PP que se encuentran hartos sobre asuntos de corrupción. No es cosa de ahora, pero seguramente deberán explicar un poco más sobre las historias de Rato. Escuchaba hace unos días en la radio al director de la Coral Eskifaia, de larga y excelente trayectoria, quejándose de que el Ministerio de Cultura no hace nada de nada para promocionar la cultura, y en este caso subrayaba del canto. Yo creo que a Wert, al igual que a otros colegas suyos que solamente les interesa aparentar aquí, allá y acullá, la cultura, como dice un amigo mío, se la trae al pairo. Wert es ministro de Educación, Cultura y Deporte como podría ser promotor de salchichas? Esta vez es Rodrigo Rato quien ha salido a la palestra, pero da la sensación de que en la Villa y Corte no quieren gente honrada. Como dice un amigo mío, la buena gente, al parecer, no vale para nada, no es gente, hay que tener algo más que cara dura, mano ligera y el ojo listo. Seguramente muchos políticos se muestran absolutamente decepcionados, pero mientras no se demuestre lo contrario? ¡así están las cosas! Posiblemente este asunto habrá resultado duro para el Gobierno, pero decía Cándido Méndez (UGT) que “hay que erradicar los malos hábitos” y para eso ya se sabe lo que hay que hacer, sobre todo en la Villa y Corte tan cuestionada últimamente.
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