Días de frentes, preludio de tormentas
La propuesta de construir un bloque político con el que hacer frente en las urnas a la mayoría soberanista catalana que el viernes lanzó el PP es indicativa de la prioridad electoral que le anima
NO parece que la propuesta de María Dolores de Cospedal de conformar un frente electoral en Catalunya para confrontar en las urnas con la mayoría soberanista de CiU, ERC y la CUP sea fruto de la improvisación. El hecho de que Mariano Rajoy abogase el mismo día a miles de kilómetros de distancia por la unidad de acción de quienes comparten la visión de la unidad de España acompaña a las palabras de la secretaria general del PP con la misma melodía frentista. Daría la impresión de que en el Partido Popular han llegado a la conclusión de que el escenario político catalán desembocará inevitablemente en unas elecciones plebiscitarias y pretende dar el primer paso para no visibilizarse en soledad y en su verdadera dimensión. La maniobra del PP no ha calado ni en el PSC, ni en Unió Democrática de Catalunya, a la que se ofrecía con clara intención quintacolumnista, ni siquiera en Ciutadans. La única formación dispuesta a sumar el raquitismo de su influencia en la sociedad catalana con el del propio PP fue UPyD, por razones obvias: cuando no eres nada social o políticamente en el ámbito catalán no tienes nada que perder. El PSOE ha seguido la estela de su sucursal catalana -a ese papel ha quedado reducido aquel PSC que nació como proyecto de izquierda catalana- y eligió a Patxi López para expresar el rechazo a la propuesta. El estreno público del secretario de Acción Política de la ejecutiva socialista no puede ser más sarcástico. Un canto al diálogo con el nacionalismo catalán y a tender puentes en busca de un acuerdo que el propio socialismo español aún no tiene definido más allá de la premisa de la unidad nacional española y su estructuración federal. La memoria no puede ser tan frágil. El frente antisoberanista ya lo practicaron en Euskadi PP y PSE para desalojar al nacionalismo del Gobierno con las consecuencias por todos conocidas y el juicio de las urnas contundente para quienes lo protagonizaron (Basagoiti y el propio López), que han pagado la experiencia con su desalojo de la política vasca. Pero más allá de estos extremos, la maniobra del PP denota su prioridad hacia Catalunya: ni arreglos, ni respeto ni reconocimiento a la legitimidad social de la voluntad de los catalanes. Sólo estrategia preelectoral en la que ocultar su enanismo social. Estrategia de confrontación de la que puede salir una crisis aún más profunda.