LA red ferroviaria de alta velocidad de Euskadi -la conocida como Y vasca- se encuentra desde hace meses en un limbo inaceptable ante la actitud inmovilista -cuando no obstruccionista, aunque solo sea por omisión- del Ministerio de Fomento del Gobierno español. Una peligrosa situación de impasse que amenaza con retrasar sine die un proyecto vital para la vertebración de Euskadi y, en estos tiempos de crisis, para coadyuvar en un mayor desarrollo social y económico de la industria y la economía vasca gracias a una estratégica conexión férrea local, con el Estado y con Europa. Un proyecto, en definitiva, clave para el presente y el futuro de los vascos en la Europa del siglo XXI. Sin embargo, el Gobierno español no ha cumplido los plazos establecidos. Nada nuevo, por otra parte. Pero es que ni siquiera da respuesta a las demandas de que adquiera un compromiso mínimo. Así, mientras los tramos de la Y que dependen del Ejecutivo vasco se han desarrollado a buen ritmo y estarán terminados para 2016, con dotaciones presupuestarias incluidas, Fomento sigue sin comprometerse al menos a licitar este año que acaba de comenzar el nudo de Bergara/Elorrio, el tronco del trazado, el punto de conexión de los ramales. A todo ello hay que añadir además los retrasos acumulados en la parte alavesa y vizcaina, que son las que corresponden al Gobierno español. De modo que el enlace Bergara/Elorrio es en este momento -valga el juego de palabras- el nudo gordiano que impide el desarrollo de la alta velocidad en Euskadi, que podría estar en marcha en 2018 a poco que Madrid se implique. Llegados a este punto hay dos posibilidades: o el gabinete de Mariano Rajoy cumple con su parte y licita y ejecuta el nudo de Bergara o deja que lo haga el Gobierno vasco con cargo al Cupo. El Parlamento Vasco incluso ha instado a que Madrid deje todo el trazado en manos del Ejecutivo de Euskadi. Aún no hay respuesta. Si, como en la leyenda, no es posible desatar el nudo gordiano, habrá que cortarlo. Todo menos echar por tierra tanto esfuerzo y tanta inversión, con un ramal finalizado y aislado. Rajoy y la ministra Ana Pastor deben aclarar ya si están dispuestos a un compromiso real. De lo contrario, pueden quedar como los responsables de un fiasco inasumible y de que Euskadi se quede atrás en el acceso al futuro.
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