La paz, mejor de lo que parecía
Los hitos constatados deberían prevalecer sobre los claroscuros existentes y nuevas decisiones, como el desarme de ETA o la finalización de las condiciones de excepcionalidad impuestas a sus presos, podrían ayudar a crear un clima de confianza
PODÍA dar la impresión de que, por lo que a la consolidación de la paz y la convivencia en la sociedad vasca se refiere, 2013 iba a quedar como un año vacuo y de bloqueo en el que ningún avance relevante se había producido. Sin embargo, un análisis más atento de los acontecimientos ocurridos permite afirmar que, pese a todos los claroscuros existentes, ha sido un año importante tanto por el resultado positivo que arroja el balance como por la relevancia que algunos de sus hitos tendrán de cara al futuro. Parecía que el asunto estaba empantanado y que los contados avances carecían de importancia pues no conseguían soslayar la impresión de parálisis. El encastillamiento de ETA, las desafortunadas expresiones de algunos líderes de la izquierda abertzale, el temor puntual al rebrote de la kale borroka, la sospecha de que el afán de venganza se ha impuesto en el Gobierno de Rajoy o la obsesión mostrada por algunos en negar las vulneraciones de derechos causados por otros actores que no sean ETA y su mundo han prevalecido ante hechos importantes como la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la doctrina Parot o iniciativas institucionales que han echado a andar este año como la elaboración del Informe sobre la vulneración de Derechos Humanos, los primeros pasos del Instituto de la Memoria o la aprobación del Plan de Paz y Convivencia que, bien lideradas, pueden ser el cauce por donde deberá discurrir el largo camino que queda por recorrer. El broche lo ha puesto el comunicado del EPPK, en el que el cuerpo de ETA, es decir, sus militantes encarcelados, renuncian "al empleo del método utilizado en el pasado" y se comprometen a utilizar "vías y métodos políticos y democráticos", afirmación que supone la mayor deslegitimación que se pueda producir sobre el uso de la violencia para la obtención de fines políticos. Bueno sería que esta afirmación se viera corroborada cuanto antes por los hechos y que ETA la acompañada de algún anuncio vinculado con su desarme. Igualmente positivo sería que Rajoy asumiera este nuevo escenario y optara por eliminar todas las situaciones de excepcionalidad que marcan la diferencia entre los presos de ETA y el resto de personas que cumplen penas en prisión. Esta suma de voluntades favorecería, sin duda, la creación de un nuevo clima importante y necesario para dar nuevos pasos.