EL desinterés del gabinete que preside Patxi López para con el euskera, patente desde el mismo momento en que el PSE firmó el Acuerdo de Bases con el PP, creciente a lo largo de los dos años y medio transcurrido desde entonces y evidenciado desde el detalle de la reducción de su presencia en la programación infantil de ETB hasta el todo de la disposición hacia la lengua vasca de cada uno de los departamentos del Ejecutivo, vuelve a tener ahora su traducción nítida en las cifras con que se traslada al proyecto de presupuestos del próximo ejercicio. Tras soportar la rebaja de su valor en las oposiciones públicas, la reducción de subvenciones a ikastolas no implantadas en la CAV, al instituto de euskaldunización HABE o a la matriculación en euskaltegis; la anulación práctica del fomento de su uso en el comercio o incluso la dilución de su implantación educativa en un sistema trilingüe que rebaja en la práctica su utilización y expansión docente; el euskera deberá sobreponerse durante 2012 y además a un recorte en las cuentas del Gobierno López similar al que sufrirán las prestaciones sociales, esto es, proporcionalmente siete veces más que la reducción global del -1% que plantea el proyecto de presupuestos. Si ya este año y respecto al 2010, el montante dedicado a la política lingüística sufrió una reducción del -2,2%, lo que se tradujo en 1,1 millones de euros menos; en 2012 esa reducción se amplía al -7%, más de 3,7 millones. Es decir, en solo dos ejercicios, la partida dedicada a política lingüística de la que se nutre el euskera habrá sufrido un recorte de cerca de cinco millones, más de uno de cada diez euros que los distintos ámbitos de actuación en torno al euskera recibían de las arcas de Lakua cuando el PSE accedió al gobierno. La traslación a la realidad supone recortes de más de una cuarta parte de la ayuda a Euskaltzaindia, de una quinta parte al bertsolarismo o al fomento del uso del euskera en el trabajo, de una tercera parte de lo dedicado al fomento del euskera en las tecnologías de la información y, más grave aún, nada menos que un -71% de lo dedicado al fomento de la lectura y la presencia del euskera en productos audiovisuales... entre otras numerosas partidas. Y esto, que en la práctica supone el arrinconamiento del euskera y la extensión de su minorización en contra de todas las recomendaciones internacionales respecto a las lenguas menos implantadas, es aún más sangrante cuando en el mismo proyecto de presupuestos hay departamentos, como el de presidencia, que han visto aumentadas sus partidas o cuando del capítulo de gasto previsto (10.449 millones), lo destinado a la política lingüística (49,6 millones) supone apenas el 0,4%; es decir, cuando no responde a un problema de necesidad (ni tan siquiera de prioridad) presupuestaria sino que tiene origen en una decisión política tintada de ideología y desidia que desvela, también en esto, la falsedad de las promesas electorales de los socialistas.