JOAQUÍN Caparrós acertó de pleno en la víspera del derbi. "Ya vamos perdiendo 1-0", avisó con el ceño fruncido, recordando y murmujeando su enfado por el desliz en forma de positivo en el control de alcoholemia que Xabi Castillo había dado en la madrugada del lunes al martes, cuando conducía el coche del realista Elustondo, compañero de farra del lateral de Durango, pero bastante más avispado que el rojiblanco. Y el Athletic salió derrotado al césped de Anoeta, como si no quisiera estropear la fiesta que el equipo donostiarra había preparado para el que consideran su partido del año, recuperado después de tres años en el pozo de Segunda División. El problema es que Caparrós, que había acertado en la víspera, no encontró la manera de variar el rumbo de su equipo y sirvió en bandeja la victoria a la Real.
jugar lejos de san mamés
La flojera que no cesa
El derbi debía haber marcado el listón de la ambición rojiblanca. Tras haber jugado contra todos los grandes de la Liga, el Athletic inició en Anoeta la recta final de la primera vuelta. La que le debe llevar a los puestos nobles de la clasificación. Y, sin embargo, dejó escapar la primera oportunidad. Es más, permitió que la Real Sociedad se colocara en el sexto puesto de la clasificación, el último que da acceso a Europa. Y es que los hombres de Joaquín Caparrós continúan negados cuando juegan lejos de San Mamés. Una victoria, en Alicante frente al Hércules en la primera jornada de Liga, y un empate, en El Molinón ante el Sporting, es un ridículo bagaje para un equipo que aspira a jugar la próxima temporada en competición continental. Y lo peor es que no tiene visos de solución.
fin a la racha
Y se quedó sin marcar
El Athletic no solo perdió el partido en Anoeta. También se dejó en el estadio donostiarra la cualidad que le hacía peculiar en la competición. Y es que los rojiblancos habían marcado en los trece encuentros anteriores, algo que no habían conseguido ni el Barcelona que enamora de la mano de Messi y compañía, ni el Real Madrid que asusta con la pegada de Cristiano Ronaldo. El Athletic asustaba con su pegada y, como dijo Fernando García Macua, había sido capaz de tutear a todos sus rivales anteriores. Ayer no se vio ese Athletic por ninguna parte. Y eso que Claudio Bravo tuvo que emplearse a fondo nada más comenzar el partido en un remate picado de Mikel San José. Después, el guardameta chileno apenas tuvo que intervenir, porque el punto de mira del equipo rojiblanco estaba más desviado que una escopeta de feria. La Real no tuvo que hacer mucho para ganar. Aprovechar un inocente penalti y sacar petróleo de un gol en propia puerta. Después, se parapetó atrás y consiguió que sus aficionados terminaran haciendo la ola. La misma que pasó por encima del Athletic.
Xabi castillo
Pecados de juventud
No tiene ninguna justificación, pero hay que comprender que se puedan cometer pecados de juventud. Lo que pasa con Xabi Castillo es que, además de pecar, fue más inocente que su amigo Gorka Elustondo. Porque el rojiblanco fue cazado por la Ertzaintza cuando conducía el coche del realista superando los límites establecidos en los controles de alcoholemia. Ese fue su gran error. No ser lo suficientemente inteligente como para reconocer que no estaba en condiciones de conducir y no haber solicitado los servicios de un taxista. Porque los jugadores deben saber que deben ejercer como ejemplos para el resto de la juventud. Y, con los sueldos que cobran, no es de recibo que pusieran en peligro su integridad y la de los que le rodeaban, por ahorrarse un puñado de euros. Ahora los pagará con creces. Materialmente, con la sanción que ya le ha impuesto el club. Ante la justicia, con la pena que decrete el juez. Y ante la opinión pública, con un sambenito que le perseguirá por el resto de sus días.
Venta de entradas
Una fácil solución
Volvió a vivir el Athletic una de esas jornadas para olvidar. Cientos de aficionados agolpados ante las taquillas de San Mamés, esperando poder contar con una entrada para presenciar el derbi de Anoeta. Mientras, la directiva que preside Fernando García Macua sabía que no iba a poder responder a todas las expectativas. Tuvieron que aguantar los empleados del club los gritos y las amenazas de los más exaltados, que luego se acercaron hasta Ibaigane y, sin justificación alguna, trataron de agredir al presidente rojiblanco. Avisó después el propio García Macua que el club se plantearía volver a poner a la venta entradas para los partidos de fuera. Quizás sería más fácil saber cuántas entradas se ponen a la venta y avisar en las colas, con un empleado del club, hasta dónde llegarán las ventas. Se ahorrarían muchas inútiles horas de espera, muchos disgustos y muchas malas formas que lo único que hacen es manchar la imagen del Athletic. Y eso es lo que hay que preservar por encima de todo.