Ilusionistas
RENÉ Lavand es un mago argentino de 81 años que lanza frases sin trampa ni cartón. Nada por aquí, nada por allá y... ale hop!: "La magia no pretende engañar, sino convencer de la verdad de su mentira". Lavand es un artista de los naipes, pero podría engrosar la nómina de los asesores de algunos políticos. Por ejemplo, de un lehendakari que considera que su gobierno tiene un problema de comunicación y que por eso la ciudadanía le da en todas las encuestas un suspenso a su gestión; o de Antonio Basagoiti, que fía la adquisición de un perfil vasquista a un cambio en la estrategia de comunicación de su partido. Magia. Ilusionismo. Convencer de la verdad de la mentira. Tal vez no sea casual que René Lavand vaya a ser el encargado de abrir el festival de magia de Gasteiz, Magialdia, en septiembre. Quizá ha encontrado el lugar apropiado para poner en práctica la esencia de su arte: "Ejecutar la ilusión de los naipes de manera lenta y suave, con el fin de llevar lo imposible a su máxima expresión y acompañarla siempre con música, cuentos o poesía". Lavand sigue sacando conejos de la chistera: "Lo importante no es lo que se hace, sino el cómo. La magia es ilusión y el mago tiene que fascinar al público para no decepcionarle". En esa tarea, el ilusionista cuenta con la ayuda de lo que el público ve o no ve desde su asiento. Y ésa es, precisamente, la comunicación que buscan los políticos aprendices de mago: el enfoque de los medios informativos, esos que convencen de la verdad de su mentira. Sus eternos ases en la manga.