EL Partido Nacionalista Vasco reunió ayer en el BEC a miles de afiliados y simpatizantes, entre ellos varios cientos de cargos y ex cargos públicos, para solemnizar una propuesta que supone abrir una nueva etapa política y social en Euskadi. El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, desgranó lo que denominó "una nueva iniciativa política, económica y social" que, tras el diálogo y contraste social -he ahí una parte fundamental e innovadora del planteamiento-, permita la consecución de un nuevo estatus de autogobierno para Euskadi acorde a las necesidades del siglo XXI. Y, lo que también es relevante, que esté decidido por la actual generación. Se trata de la iniciativa Ados! (de acuerdo), que incluye unos principios, unos ejes, una metodología y unos objetivos que pueden permitir situar a Euskadi en un escenario histórico absolutamente diferente al actual por lo que supone de profundización democrática en el autogobierno, en el crecimiento institucional y, en definitiva, en la construcción de la nación vasca plural y con capacidad de decisión propia. Incluso quienes no comparten la ideología nacionalista deberán reconocer que se trata de una propuesta novedosa, abierta e intachablemente democrática basada en principios sólidos y que ofrece una oportunidad de oro para un nuevo acuerdo que permita mejorar el nivel de autogobierno alcanzado hace treinta años. La iniciativa, además de su importancia intrínseca, contiene varios aspectos innovadores, pero tres de ellos cobran especial relevancia. Uno es la apertura del diálogo social, de un proceso de participación con la sociedad vasca en el que, según afirmó Urkullu, se contrasten los principios políticos, económicos y sociales y la disposición de los diferentes agentes a la búsqueda de este acuerdo. Otra novedad es que la oferta de este diálogo no está restringida a los partidos políticos, sino que es abierta a la sociedad en su conjunto, lo que le dota de un carácter participativo especialmente relevante. Es más, y ésta es otra importante novedad, este proceso está abierto en su metodología a la moderación-coordinación externa para enmarcar la propuesta acordada en unos principios para su futura aprobación en el Parlamento Vasco en la próxima legislatura. Iñigo Urkullu quiso reforzar simbólicamente la trascendencia de la iniciativa en el reconocimiento público al trabajo realizado históricamente por todos los cargos públicos del PNV, incluidos los actuales, y en especial a quienes en circunstancias históricas políticas y sociales adversas supieron liderar el país hasta la prosperidad de la que goza hoy en día. Mal harían los partidos y demás agentes sociales en imitar la actitud del PSE y de su portavoz José Antonio Pastor, que ayer mismo, antes incluso de que se presentara la propuesta, intentó deslegitimarla y desprestigiarla. En vano. Al fin y al cabo, la sociedad vasca tiene la palabra.
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