LA destitución de dos editoras y una ayudante de editor de los informativos de Euskal Telebista, al parecer y según fuentes de la propia ETB, por el tratamiento dado en los noticiarios del jueves a la detención de diez miembros relevantes de la autodenominada izquierda abertzale al incluir un vídeo con reacciones a los arrestos por parte de partidos políticos y agentes sociales, es la hasta ahora parte más relevante de un proceso de paulatino encorsetamiento ideológico del área de informativos, pero no sólo de ese área, que se ha venido desarrollando desde la llegada, con el Gobierno de Patxi López, del nuevo equipo de dirección del ente, encabezado por Alberto Surio como director general de EiTB y Miguel Ángel Idígoras como director de Euskal Telebista. De hecho y más allá de los previsibles cambios en el organigrama e incluso de la contratación de directivos al margen o en paralelo a la propia estructura de EiTB, la práctica de censurar determinadas noticias y medios -hasta el punto de eliminar la referencia a diarios concretos con informaciones sobre el ente de sus revistos de prensa- pese a su nítido interés informativo o de modificar las mismas desde ámbitos superiores a los meramente periodísticos ha sido relativamente habitual en los últimos tiempos. Esas actitudes, culminadas ahora con destituciones que probablemente estaban previstas desde la dirección política, apuntan a que los actuales responsables olvidan que se encuentran administrando un ente de carácter público que debe regirse, ante todo y sobre todo, por parámetros de profesionalidad y en el que el escrúpulo respecto a las directrices ideológicas debe ser mucho más acentuado que en los medios de comunicación de titularidad privada. Tratar de gestionar los medios públicos dependientes de EiTB como patrimonio de un gobierno al servicio de una ideología concreta sólo puede suponer privar a la información de parte de su contenido y, por tanto, de resultados a la propia televisión pública vasca como ya denotan los estudios de audiencia del mes de setiembre, en el que ETB-2 se hunde, con una pérdida de 2,9 puntos, y es superada por Antena-3. Esa caída, precisamente, es más notoria en el área de informativos, en la que ETB-2 era líder indiscutible durante el primer trimestre de este año con medias de audiencia superiores al 21%y ahora se ha visto superada por TVE y Telecinco llegando a tener medias de audiencia del 13%. En definitiva, el férreo control político e ideológico no es sólo una traición a los principios de servicio público con que se creó el ente sino que supone además un profundo error, reflejado en las pérdidas de cuota, en cuanto a la propia administración de EiTB, en cuestión también debido a otros aspectos como los extraños procesos de oposiciones en Radio Euskadi, repletos de problemas que sólo pueden tener su origen en una gestión privativa por incompetente y/o interesada.
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