La infertilidad del varón está presente como factor de peso en un 30% de los casos de parejas con problemas de reproducción, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). La infertilidad masculina es una problemática que ha sido tratada históricamente como un tema tabú entre los hombres, debido a su errónea asociación con una cuestión de virilidad y la capacidad de eyacular. Entre las diversas causas de esterilidad masculina, se encuentra la calidad espermática.

Según los estándares marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 30% y el 50% de los hombres en edad fértil tiene un semen de baja calidad. Esta calidad depende, generalmente, de cómo haya sido el periodo de formación de los espermatozoides, conocido como espermatogénesis. Si este proceso de desarrollo presenta fallos, la producción o la calidad de espermatozoides pueden verse afectadas. Sin embargo, la calidad espermática puede disminuir también por factores externos ajenos al proceso de espermatogénesis.

Según la OMS, entre el 30% y el 50% de los hombres en edad fértil tiene un semen de baja calidad. Cedida

El doctor Pascual Sánchez, cofundador y director médico de Ginemed, asegura que algunos factores que afectan la calidad del esperma son inevitables, puesto que se originaron durante el desarrollo embrionario. Sin embargo, existen otros agentes externos que pueden ser mejorados con el fin de aumentar la calidad espermática:

  • Edad: la calidad espermática decrece con el paso del tiempo, sobre todo la concentración, la movilidad, la morfología y el daño del ADN (fragmentación espermática) de los espermatozoides. Por lo tanto, la edad debe ser un factor a tener en cuenta a la hora de buscar un embarazo.
  • Problemas hormonales: si el varón sufre algún tipo de alteración en las hormonas sexuales, puede verse afectada su fertilidad, puesto que estas hormonas regulan la espermatogénesis. Cabe destacar que, con el correcto asesoramiento y con la ayuda de profesionales, estos niveles pueden ser regularizados.
  • Deportes de alta intensidad y sedentarismo: la práctica habitual de deportes de alto impacto o de esfuerzos muy intensos, así como la vida sedentaria, son actividades situadas en los extremos, que son negativas para la fertilidad, y para la salud en general.
  • Altas temperaturas: la formación de espermatozoides tiene lugar en el testículo a 2 grados por debajo de la temperatura del resto del cuerpo. Por lo tanto, cualquier exposición al calor durante un largo periodo de tiempo que el cuerpo no pueda compensar, puede empeorar la calidad espermática. En este sentido, el uso de pantalones y ropa interior ajustada, la fiebre e incluso el uso de dispositivos eléctricos que desprenden calor pueden aumentar la temperatura del testículo.
  • Estrés: existen varios estudios que indican que la ansiedad por diversas vías neuro-endocrino-inmunológicas contribuye a la perdida de la calidad espermática.
  • Medicamentos y tóxicos: existen determinados medicamentos que pueden alterar la regulación celular, también sustancias como son los disruptores estrógénicos (sustancias similares la estructura de hormonas, que están presentes en muchos productos de uso corriente) o en suplementos dietéticos que llevan esteroides anabolizantes que se utilizan para ganar masa muscular. Estas sustancias reducen la calidad del esperma. En algunas ocasiones sus efectos son reversibles cuando se abandona el consumo, pero en otras, solo se logran recuperaciones parciales o a veces llegan a tener efectos irreversibles.
  • Alcohol, tabaco y drogas: el consumo de alcohol, tabaco y drogas influye por muy diversas vías en la calidad de los parámetros seminales.

Opciones 

Por este motivo, los tratamientos de reproducción asistida, como la Inseminación Artificial (IA) y la Fecundación In Vitro (FIV), pueden ser la solución para aquellos hombres con baja calidad espermática.

En la actualidad, gracias a los avances de la medicina reproductiva, existen diferentes abordajes. Las causas de infertilidad masculina están directamente relacionadas con las características del semen y los espermatozoides que contiene. En unos casos, la presencia de espermatozoides en el eyaculado es nula (azoospermia), bien porque no se fabrican, por estar obstruida la salida o por eyaculaciones retrogradas.

 En otros, hay eyaculaciones de bajo volumen (hipospermia), o de baja producción de espermatozoides (oligozoospermia). Otras alteraciones que pueden sufrir los hombres en su esperma son las anomalías morfológicas (terazoospermia) o la movilidad reducida (astenozoospermia). También están los problemas en la fragmentación del ADN, y en muchas ocasiones los problemas van asociados.

Para determinar la calidad espermática del varón, el estudio más básico es el seminograma, una prueba analítica en la que se estudian diferentes características de los espermatozoides, como su movilidad, morfología o concentración. Otra prueba básica es la fragmentación del ADN espermático.

Estos parámetros son los que diferencian a un espermatozoide sano de uno alterado, ya que, para la consecución de un embarazo se requiere un mínimo de espermatozoides en el eyaculado, con un desplazamiento adecuado, que tengan una correcta morfología para lograr la entrada en el óvulo y que aporten un material genético sin daño para que se use en la fecundación.

Pascual Sánchez afirma que, tras estudiar el caso, se puede decidir de qué manera se obtendrá el semen del varón, ya que no siempre se procede de la misma forma. Se valorará el tiempo de abstinencia, la recogida de modo completo o en dos fracciones -ya que cada parte del eyaculado es diferente-, o incluso si hay que extraer los espermatozoides mediante biopsia testicular. “Cada caso se trata de modo particular en las tres etapas del semen, primero durante el periodo de fabricación de los espermatozoides, después durante la recogida del semen y por último durante la selección que hace el laboratorio de reproducción asistida. Este es el modo de asegurarnos la mejor calidad posible y por tanto conseguir las mejores tasas de gestación en cada caso”, concluye.