Hoy en día el ritmo que llevamos suele ser frenético. Las rutinas y el estrés no nos permiten disfrutar de las pequeñas cosas y solemos vivir por inercia, casi en automático.

Para ponerle freno a esa realidad y aprender a vivir de otra manera, debemos desconectar al menos un día a la semana y relajarnos. De esta manera conseguiremos un equilibrio cuerpo-mente que nos ayudará a reponer fuerzas para empezar la semana con energía.

Un buen plan para ello es disfrutar de la naturaleza y dejarnos llevar por sus encantos. Navarra es una comunidad que ofrece innumerables opciones para disfrutar de un rico ecosistema, empezando por sus valles norteños, donde predominan la vegetación frondosa y las vistas apaciguadoras. 

Los valles de Erro y Esteríbar son dos rincones que encandilan al turista cuando los visita, por ser paisajes únicos que sin duda facilitan esa desconexión. Asimismo, aquellos que practiquen deporte habitualmente y les guste correr, podrán disfrutar de estos dos rincones con la media maratón Roncesvalles-Zubiri y en la que transcurre desde Zubiri hasta Pamplona/Iruña. Ambas carreras tienen como escenario una parte del Camino de Santiago y resultan especiales para los corredores por sus mágicos recorridos.

Valle de Erro

Situado en la vertiente sur del Pirineo navarro, a tan solo unos kilómetros de Francia, el valle de Erro, o Erroibar en euskera, es un municipio que pertenece a la merindad de Sangüesa y a la comarca de Auñamendi. Compuesto por 11 pueblos, está ubicado a 30 kilómetros de Pamplona y en sus 144 kilómetros cuadrados de superficie podemos encontrar un paraje natural muy diverso lleno de caseríos, arroyos, puentes y bosques vestidos de rojo, amarillo y ocre con motivo del otoño. 

Imagen de la ruta megalítica de Sorogain. Archivo

* El lugar para perderse. Un punto que suele ser especialmente visitado es Sorogain, un precioso enclave compuesto por multitud de hayas, robles y montañas, coronadas al fondo por el majestuoso Adi. Este entorno de gran belleza es el lugar perfecto para ir a pasar el día. Puedes hacerte la comida en sus merenderos y disfrutar de sus magníficas rutas, como la de la senda megalítica, que permite contemplar diferentes dólmenes y crómlech.

* Gastronomía. Los amantes del dulce encontrarán deliciosos los postres típicos del valle, como son los piperropiles, unas pastas hechas al horno con masa de harina, huevos, anís y abundante azúcar, características por su forma de ocho.

Durante la época de otoño también podrán encontrar las tortas de txantxigorri, realizadas con los residuos de la manteca del cerdo, a la que se le añade harina, azúcar y canela. 

* Actividades. El valle de Erro es uno de los mejores lugares para poder recolectar hongos y, sin duda, octubre y noviembre son los meses propicios para recogerlos. La diversidad micológica del valle y su fama llevó a una sobreexplotación en la recogida de setas, que a día de hoy está más regulada por el Parque Micológico Erro-Roncesvalles y la Colegiata de Roncesvalles, cuyos bosques se acotaron en 2017 con el objetivo de conservar y valorizar el recurso micológico. El parque ofrece visitas guiadas por expertos en micología que incluye paseos guiados para personas de todas las edades además de poder recolectar distintas especies. 

* Rutas. El Camino de Santiago se adentra en el valle de Erro por Aurizberri-Espinal a través de la llanura de Urrobi. Por ese motivo hay una cruz a la salida del pueblo, lugar de veneración de los peregrinos jacobeos. 

Vista de un bosque de hayas. Marian Zozaya

El camino continúa subiendo el puerto de Mezkiritz, y desde Arriurdin baja hasta Biskarret, atravesándolo. Desde allí sigue por Lintzoain y asciende el puerto de Erro, para dejar atrás el valle y adentrarse en Esteríbar.

Valle de Esteríbar

El de Esteríbar es el valle pirenaico más occidental. En este territorio podemos visitar el bosque de Quinto Real (Kintoa). La quinta era cómo se denominaba durante la Edad Media a la parte que se daba a los reyes navarros por utilizar sus pastos y montes. A día de hoy es el escenario perfecto para vivir el otoño con los sonidos de fondo de la berrea de los ciervos, habitual en estas fechas. 

Las aguas del río Arga bañan este hermoso bosque, que actualmente es uno de los más intactos, mejor conservados y bonitos de Europa. Cuenta con 2.500 hectáreas de extensión y con una gran diversidad de fauna y flora, como varios árboles centenarios. 

Otro rincón que puede resultar fascinante para toda la familia es Eugui, donde el encanto natural del agua baña la localidad y sus casas se reflejan en el mismo. También son visita obligada las monumentales ruinas de su antigua fábrica de armas. Un espacio que permite viajar al pasado, en concreto al siglo XVlll, para conocer de cerca cómo en la zona se dedicaban a la producción de munición para cañones y armas ligeras de hierro.

* Gastronomía. El valle de Esteríbar es el perfecto anfitrión para aquellos que quieran degustar las mejores exquisiteces gastronómicas de la zona. Su variedad de restaurantes ofrece desde platos de autor hasta las recetas más tradicionales de la cocina típica navarra, con productos de cercanía y de primera calidad. Para esta estación pueden degustarse los deliciosos hongos, que son tan preciados por los recolectores. 

Vista del puente de la Rabia y el río Arga. Archivo

También se pueden adquirir productos locales de calidad, como lo es el queso con Denominación de Origen Idiazabal o la miel de fabricación artesanal de Urtasun. Todo ello, aderezado con los mejores vinos, que consiguen el maridaje perfecto para el paladar. 

* Los pueblos con más encanto. Esteríbar es un valle formado por 31 pueblos (tres de ellos están deshabitados) y la capital y principal población es Zubiri, situada en su centro geográfico. El primer documento en el que se menta al valle data del 1066 y cuenta con la campana más antigua de Navarra, situada en la Iglesia de Zabaldika.

La arquitectura rural de sus pueblos cuenta con variedad de tesoros debido a la influencia de las distintas civilizaciones que han ido recorriendo sus tierras. Un ejemplo de ello es la calzada romana que atraviesa Esteríbar y que antiguamente formaba parte de la ruta Astorga-Burdeos y concentraba distintos tipos de expresiones artísticas desde la Edad Media. 

En el valle podremos realizar un agradable paseo por el Camino de Santiago, que te lleva de Zubiri a Larrasoaña. Saliendo de Zubiri, descubriremos el puente de la Rabia, y si seguimos avanzando veremos la enorme fábrica de magnesitas que queda a nuestros pies. 

El camino después continúa por prados y cruza dos pueblos: Ilarratz y Ezkirotz. Más adelante llegamos a Larrasoaña, entrando por el puente de los Bandidos, de origen medieval, que cruza el río Arga y que toma ese nombre por los bandidos que asaltaban a los peregrinos en ese punto. 

El Día del Valle se celebra el segundo fin de semana de junio y cada año tiene lugar en un pueblo diferente, alternándose entre Olloki, Larrasoaña, Zubiri y Eugi, las principales poblaciones del valle.

Señales en el bosque de Quinto Real Javier Campos / Turismo de Navarra

Rutas por el Bosque de Quinto Real

Existen variedad de rutas que se pueden hacer por este bosque y de todas las modalidades: para bici, para hacer senderismo, para llegar en coche… pero todas ellas tienen un atractivo especial y es que dependiendo de la época del año en el que vayamos, podemos descubrir este paraje de uno u otro color, debido al cambio de las hojas. 

Rutas:

Sorogain-Urepel y Quinto Real: Perfecta para las personas que practican habitualmente deporte de alta montaña y requiere una buena preparación física. Durante el trayecto es habitual cruzarse con manadas de caballos que conocen a la perfección el entorno.

Quinto Real - Baigorri- Baztan: Otra alternativa para conocer este bosque de una manera más cómoda es visitarlo en coche, ya que ofrece las mejores vistas del entorno. Eso sí, las carreteras están llenas de curvas y resulta recomendable conducir con moderación.