La saga Millennium tiene dos nombres que comparten al 50% los títulos: Stieg Larsson, el original, y David Lagercrantz, el continuador, que ha abandonado ya el universo de la hacker Lisbeth Salander y el periodista de investigación Mikael Blomkvist. Ahora presenta una nueva colección de historias con su primer libro, Obscuritas, donde dos investigadores se dan de bruces con la muerte de un árbitro y, aunque el escritor sueco es un amante del fútbol, la novela no va de este deporte. Comenzó en el mundo de la escritura como periodista de sucesos. Le privan la investigación y el mundo de la cultura, y sobre todo reclama la verdad, el deshacer las mentiras que envuelven a la sociedad actual. Hace votos por un periodismo de oficio como una de las formas de permitir que sobreviva la democracia.

PERSONAL

Edad: 50 años (4 de septiembre de 1962)

Lugar de nacimiento: Solna (Suecia).

Familia: Está casado y tiene tres hijos.

Formación: Estudió Religión y Filosofía. Se graduó en Periodismo en la universidad de Gotemburgo. 

Trayectoria: Durante años fue reportero de sucesos, destacando por ser muy minucioso a la hora de investigar. Su trayectoria como escritor se desarrolló en un principio entre la biografía y la novela. Aunque muy conocido en su país, no lo era a nivel internacional hasta que aceptó el encargo de continuar la trilogía de Millennium, la obra más conocida del fallecido Stieg Larsson. A esta saga ha aportado tres nuevos títulos: Lo que no te mata te hace más fuerte, El hombre que perseguía a su sombra y La chica que vivió dos veces. Ahora ha presentado una novela independiente, Obscuritas, con dos personajes fijos, Rekke y Vargas, y con ambos hilará más historias en el futuro.

¿Cómo es este equipo de investigadores, Rekke&Vargas, en la nueva novela suya, Obscuritas? ¿Qué aportan al lector?

Misterio. Tienen entre manos algo que parece fácil, un asesinato, el de un árbitro, y un partido de fútbol. Parece que nada es complicado, pero al final todo se lía. Es verdad que cuando hay un asesinato nada es sencillo, aunque lo parezca.

Lo de matar al árbitro, aunque sea en la ficción, parece una especie de venganza.

Ja, ja, ja… No. Me gusta el fútbol, mucho, pero no es una venganza personal. Los árbitros de fútbol son héroes. Intentan que todo salga bien en un partido, pero es cierto que no contentan a todo el mundo. Tengo mucha simpatía por ellos.

¿Por qué escribe sobre el fútbol?

Es que no es una historia sobre el fútbol o lo oscuro de la política. Es otra historia. Hay un trasfondo diferente que el lector tiene que descubrir poco a poco. Hay que ir a esta historia como un espectador.

La política es oscura, pero también lo es el fútbol, ¿o no?

Puede serlo. Tiene partes oscuras, pero como todo en esta vida. A mí me gusta el fútbol como deporte, pero desde luego que tiene otras partes que pueden ser menos deportivas. Prometo escribir una novela que hable sobre el fútbol.

¿Tanta pasión le inspira?

Mucha. El fútbol puede ser muy bonito, aunque reconozco que también está muy sucio por el dinero, por los negocios, por la FIFA y por todos los intereses que hay alrededor de este deporte.

¿Qué se siente, más periodista o más escritor?

Creo que soy las dos cosas. Además, no puedo separar una disciplina de la otra. Siempre digo que cuando escribo no ficción utilizo técnicas literarias, pero cuando escribo ficción, sobre todo en historias de crímenes, necesito técnicas que también se utilizan en periodismo, como la investigación, la investigación periodística. Si quieres mentir, lo harás mejor si sabes de lo que hablas.

"Todo el mundo quiere ser escritor de ‘thrillers’ hoy en día”

¿Mentimos los periodistas?

Eso dicen, ¿no? Ja, ja, ja… No, en general, no, aunque algunos sí. Es más importante que nunca que los periodistas busquen la verdad en un mundo tan lleno de mentiras. En mi novela, el profesor Rekke busca la claridad. Ver la claridad es ahora más importante de lo que lo ha sido nunca.

¿Y qué hacemos con las redes sociales, que en muchas ocasiones opacan esa claridad?

Las redes sociales no son medios de comunicación, pero en los medios, en los que consideramos como tal, también hay mucha basura. Tenemos que deshacernos de todas las mentiras. Debemos deshacernos de los mentirosos profesionales.

¿Y si empezamos por los políticos como mentirosos profesionales?

Hay que matizar: mejor tendríamos que decir algunos políticos, porque no todos son unos mentirosos, pero los que lo son, hacen mucho daño a todo el mundo. De esos, igual que de otros mentirosos profesionales, tenemos que librarnos.

Tiene que saber usted mucho de estos temas, porque en su trayectoria profesional en el periodismo ha estado en la parte oscura del ser humano: la sección de Sucesos.

Sí, pero yo creo que el periodista debe estar en los dos lugares, en el de la claridad y en el de la oscuridad. Pienso que es peligroso que el periodista pinte la realidad de oscuridad absoluta. Habrás oído hablar del periodismo constructivo...

No es el más valorado, por cierto.

Es verdad, pero cuando relatamos la oscuridad también tendríamos que ver una posible solución a los problemas. No hay que dar un solo tono a la vida, hay muchos colores con los que pintar la realidad, y se puede hacer sin necesidad de mentir.

El periodista y escritor, tiene nueva novela, ‘Obscuritas’.

El periodista y escritor, tiene nueva novela, ‘Obscuritas’. Oskar Martinez

Es un apasionado de la investigación periodística, aunque cada vez se practique menos.

Es una pena. A mí me interesa mucho porque tiene que ver con el trabajo de los detectives. Es necesario que a partir de los hechos comiences a buscar la verdad, pero esta práctica debe servir igual para un suceso o para cualquier otro relato. La investigación sirve para encontrar la verdad. Investigar te da un plano más amplio de la realidad, y para hacerlo tienes que deshacerte de los prejuicios que tienes ante una historia. Siempre hay que seguir los hechos, te lleven a donde te lleven.

Muchos dan por perdido el periodismo de investigación: vivimos en la inmediatez e investigar lleva su tiempo.

Quizá lo perdimos durante un tiempo, pero lo único bueno que hay cuando un mundo va desbordándose y llenándose de dictadores, con políticos como Donald Trump, es la búsqueda de la verdad. Situaciones extremas han hecho que el periodismo mejore, han servido para que investiguemos más. Sin que el periodismo mejore y se cuente la verdad la democracia no sobreviviría.

¿Tendremos que dar las gracias a la aparición de gente como Trump para que el periodismo vuelva a su carril?

Tampoco exageremos, pero es cierto que determinadas situaciones han sido una especie de revulsivo para que intentemos desmontar las mentiras y ponernos a investigar sobre lo que está ocurriendo en el mundo.

Hablemos de la saga Millennium. ¿Va a seguir con ella?

No, yo ya he hecho mi parte. Pensaba que aquí se terminaría la saga, pero va a seguirla una mujer, la escritora sueca Karin Smirnoff, que ha escrito el séptimo libro y va a salir en noviembre.

¿Qué le ha supuesto a usted escribir las tres novelas continuación de lo que había empezado Stieg Larsson?

Mucha presión, mucha ansiedad y mucho trabajo, pero también vamos a hablar de lo positivo: me he divertido mucho. Nunca creí que pudiera experimentar algo semejante ni que los periodistas se volvieran locos con la noticia. Ha sido espectacular. Me alegro mucho haber escrito esas tres novelas.

Aquí se dice que las comparaciones son odiosas. ¿Ha sentido que le han comparado muchas veces con Larsson?

Constantemente, pero es natural. Acepto esas comparaciones. Siempre decía: No soy Larsson. He heredado su obra, intento ser fiel a sus personajes, pero me involucro a mí mismo, aporto lo mío. Si no lo hubiera hecho así, no hubiera sido bueno. Sí, son sus personajes, pero es mi estilo.

"Hay muchos colores con los que pintar la realidad”

Incluso se ha hecho una película de uno de sus tres libros de esta saga. 

De la primera: Lo que no te mata te hace más fuerte, y fue una adaptación malísima. Todavía me queda el cabreo. Me equivoqué en mis apreciaciones. Vino la gente de Hollywood, me pareció tan culta que pensé: Está gente va a hacer una película maravillosa. Pero fue que no. Aún estoy enfadado. Fue una primera lección, esa lección que te dice que nunca más vas a hacerlo.

¿Renuncia a las adaptaciones?

No, pero voy a ser más cuidadoso en ese sentido. Vamos a hacer una serie y voy a estar más involucrado, porque es cierto que voy a este proyecto más receloso. En resumen, voy a estar más pendiente del asunto y más sospechoso con lo que ocurra. No quiero volver a estar cabreado como lo estuve con la película.

En los países nórdicos hay mucho escritor de novela negra. ¿Tantos crímenes hay en su tierra?

Bueno, no hay tantos, es que los inventamos. No sé por qué hay tantos escritores de novela negra. Creo que hoy en día todo el mundo quiere ser escritor de thrillers. Igual es una herencia de Stieg Larsson y todo el mundo quiere escribir novela policiaca.

¿Hay un antes y después tras convertirse en el continuador de la saga Millennium?

Claro, pero eso ocurre en cualquier momento, cuando pasas de una actividad a otra o cambias las formas de trabajo. Está claro que la continuación de la obra de Larsson me marcó de forma personal, y también la percepción que los demás tenían de mí.

¿Nunca antes había escrito novela negra?

No, pero descubrí con Larsson que se podía hacer buena literatura criminal. Sirve como herramienta para hablar de esta sociedad.

¿Por eso pone frente a frente al profesor y aristócrata Rekke y a Micaela Vargas, procedente de un barrio marginal?

Quizá, no lo sé. Siempre hay muchos mundos dentro de un país, y no del mío, de cualquiera. Es bueno ver los matices de todos esos universos. Hay miles de caras que mostrar y miles de formas de enfrentarse a la realidad.