Poner los pies encima de un escenario y conseguir que el público vibre y sienta contigo no es fácil. Y lo mismo ocurre cuando uno se coloca frente a una cámara. Pero Asier Etxeandia (Bilbao, 1975) vive la música y la interpretación desde que era un niño. Ahora, presenta la temporada final de la serie Sky Rojo y, según cuenta, está componiendo para el segundo disco de Mastodonte.  

¿De dónde nace su pasión por la interpretación y por la música? 

A la vez que yo. Nace de mi mano. Creo que soy de raza. No he tenido otra intención en mi vida. Desde muy pequeñito, desde que tengo uso de razón, tenía muy claro que yo iba a ser artista y que iba a dedicarme a esto. Es lo que más me emocionaba en mi vida, lo que me hacía jugar, todo. Más que me lo propuse, es que no tenía otra salida. Es lo que me emociona y es lo que hago.

Vive por y para eso, entonces.

Sí. Vivo para ello. Me hace feliz y sé que estoy hecho para esto.

¿Qué fue antes, la pasión por la música o por la interpretación?

Para mí siempre han ido igual, para mí es lo mismo. No los separo demasiado. Aunque el trabajo es diferente, sigues utilizando tu propia alma, creo que sigues utilizando algo muy íntimo de ti aunque lo transformes en un personaje, o en una canción, o en una letra. Creo que la interpretación forma parte de tu instrumento. Tu instrumento eres tú, no solo tu cuerpo o tu voz, sino tus emociones, tu inteligencia emocional, tus pasiones, tus miedos... Todo creo que tiene que estar ahí. Yo creo que no hay que cantar. Solamente hay que contar. Y ataco desde el mismo lugar un disco que una película. También es verdad que un disco, o en este caso mi música, son mis canciones, las que escribo yo, mis propias letras, y mis melodías. Entonces, quizá haya algo más personal. Al final, una película o un personaje lo escribe otro y tú lo haces tuyo completamente. Pero para mí siempre han ido juntos. He cantado desde que tengo uso de razón. Desde que era chiquitín cantaba y hacía mis escenas a la vez. Interpretaba las canciones como si fueran monólogos. 

Efectivamente, esa pasión es algo que nace muy de dentro. ¿Cuáles son sus influencias? ¿De quién bebe?

Muchísima gente. En la música, de pequeño no sé si era Madonna, y lo sigue siendo de alguna forma por personalidad. Pero musicalmente sobre todo David Bowie, Janis Joplin, Peter Gabriel, Tino Casal, Ana Belén, Los Beatles, Elvis, Radiohead, etc. Toda música soul de los 70 y los grandes musicales. Yo quería ser Gene Kelly. Y de actores, todos los clásicos: Bette Davis, Ava Gardner... Además, mi madre siempre ha tenido mucha información de los actores clásicos y de las películas, así que me lo sé todo de las películas. En mi casa siempre ha habido mucha influencia de los artistas. De saber los nombres, de ver varias veces las películas, de repetirlas... Yo me he visto Gigante, de James Dean y Elizabeth Taylor unas veinte veces. Formaba parte de mi juego ver películas o actuaciones de artistas. 

Ha formado parte del elenco de la serie Sky Rojo que ahora enfrenta su tercera y última temporada. ¿Con qué sensaciones la está despidiendo?

Me parece que está bien. Ha sido muy intenso también. Cuando las series se alargan tanto en el tiempo tienen que ser muy potentes y tiene que haber mucha historia. Yo creo que era interesante esta road movie de esa escapatoria y venganza terrible, pero tiene que tener un final. No pueden estar siempre como el perro y el gato. Creo que las tres temporadas han estado muy finas y muy redondas para contar todo el desenlace y pasar por todas las bajas pasiones que tienen que pasar los personajes para llegar a enfrentarse a la verdadera venganza. Esta es bastante trepidante en algunos momentos y bastante emocional. Creo que hay mucha redención en esta última y momentazos increíbles de mis compañeros, que creo que están fabulosos. Yo soy muy fan de mis compañeros. 

En esta serie le hemos visto interpretar el papel de villano, el de un proxeneta. ¿Qué es más difícil, hacer de bueno o de malo?

No hay malos ni buenos, hay personalidades. Malos tenemos todo tipo de malos en la historia y hay un montón de buenos. Hay malos terriblemente inteligentes y malos torpes, depende de dónde fabriques el personaje o dónde lo construyas. A mí me parece muy divertida esta mezcla de este personaje que es tan carismático, tan inteligente como Romeo que es como me lo planteaban. Precisamente por eso consigue todo lo que quiere, porque es un gran embaucador. Es un tío terriblemente inteligente. Y eso me gustaba. Él se cree a sí mismo un artista del sexo, como una especie de Pigmalión que crea a mujeres como él lo cree, completamente equivocado y con una especie como de religión que ha creado él mismo, con esa sensación mesiánica que tiene. Porque se cree Mesías. Él en otras vidas ha sido un rey de algún imperio macabro seguramente. Tiene algo como antiguo y me gustaba. Luego me gusta mucho porque es un tío que sufre. Ser tan inteligente, tener tantas bajas pasiones, estar tan equivocado y estar tan en la oscuridad continuamente con sentimientos tan terribles como la venganza o el odio te provoca muchísimo estrés. Estar engañando a todo el mundo hace que tú no puedas dormir tranquilo. Y además, poder jugar con el problema físico que tiene, que lo han dejado medio paralítico y encima no le funciona la polla... Todo esto para un personaje con tanto ego es terrible y la venganza es aún mayor. Todo esto a mí es lo que hacía que me lo pasara bomba, y que me permitiera esta bipolaridad en él y esta locura. Y la necesidad de amor. Porque luego está tan enamorado de Coral, y todo lo que sufre... Odiamos a Romeo pero lo que le pasa es terrible: ha muerto su mujer, le han robado todo el dinero. Esto es lo bueno, es como si a Satanás le hubieras hecho daño. Y esto es lo más interesante de Romeo, creo que es lo que me hace disfrutar mucho, y la relación que tiene con los demás es de engaño. Todo lo que le ocurre y cómo gestiona la vida hace que sea así, que sea mucho más allá que un malo, casi es un personaje de Epopeya griega, o por lo menos yo lo he intentado vivir así.

Como puede verse, se imagina incluso vidas pasadas de los personajes que interpreta. ¿Qué considera esencial a la hora de aceptar un papel cuando se lo presentan?

Depende de muchas cosas. Ha habido veces que he tenido que comer y lo que me he quedado es por favor que me den un trabajo, y yo me encargaré de dignificar este personaje o de llevarlo a mi terreno o de hacerlo lo mejor posible. Me he encontrado en situaciones en que había productos que no me han gustado un pimiento, pero he intentado llevarlo a un lugar digno o intentar trabajar para estar bien. No te voy a decir que yo siempre haga tal. Hay momentos en los que me lo puedo permitir, pero sí es cierto que me tiene que interesar que al personaje le ocurra algo, o que esconda algo, o que tenga un motor muy potente para hacer lo que hace, ya sea en bondad, generosidad, amor o en algo terrible. Que me emocione, que me conmueva su personalidad. Porque creo que con Romeo, que es un personaje terriblemente villano, te puedes conmover. Y luego para mí es muy importante los compañeros, con qué compañeros voy a trabajar. Siempre lo pregunto. Tengo que admirar un poquito a la gente. Compartir es importante. 

Ha llegado a ser incluso chico Almodóvar en Dolor y gloria, y estuvo bastante bien acompañado por Antonio Banderas.

Antonio es un caballero como la copa de un pino. Muy generoso, muy cerca de mí, cuidándome continuamente, que sabe mucho del oficio. Sabe perfectamente cómo llegar a los lugares y es muy buen compañero con todo el equipo. Al contrario de lo que se piensa, la gente que más tiempo lleva en esto es la más humilde. La gente que lleva toda la vida es la gente que al final es más generosa. Yo por lo menos lo he comprobado así siempre. 

Antes mencionaba que el papel tiene que trasladarle algo. Para el recuerdo quedará el monólogo que pronunció, precisamente, en la película Dolor y gloria.

Era precioso, era muy bonito. Cuando lo leí me sentí también muy identificado. Hice como siete u ocho pruebas con ese monólogo, que lo cambiaba continuamente, pero cambiara lo que cambiara Pedro, estaba tan bien escrito y me sentía tan identificado que me emocionaba muchísimo. Lo entendía perfectamente y quería hacerlo, porque era casi una batalla mía personal poder hablar de esto. Además, que el personaje fuera un actor que quiere volver a los escenarios, y que gracias a ese monólogo hace que se vuelvan a encontrar dos personas es lo que más me conmueve. Porque creo que precisamente esa es la labor de los actores, cerrar heridas, juntar gente, cambiar personalidades y formas de ver, conmover... Es en lo que creo.

Tanto la de músico como la de actor son profesiones que obligan a viajar bastante. ¿Echa algo de menos de casa?

Bueno, intento ir a Bilbao mucho. Necesito bastante el norte, continuamente. Es cierto que estoy de gira, de hotel en hotel, y eso supone mucha soledad y mucho cansancio. Es a lo que me dedico.

Sarna con gusto...

Claro, es lo que hago. No puede ser todo maravilla. Todo el trabajo tiene una parte oscura con la que hay que lidiar, pero no hay nada igual como lo que te da esta profesión. 

¿Le gusta hacer algo especial cuando vuelve?

Estar con mi perra, cocinar... Me encanta cocinar. Me quita el estrés. Limpiar mi casa. Me encanta limpiar, ordenar, organizarme y luego tumbarme a ver una buena peli o descansar. Dar de comer a mis amigos es algo que me encanta. “Venga, que voy a hacer un marmitako”, que me sale estupendamente, por cierto.

Esa es la esencia vasca.

Yo lo llevo a mi terreno. Mi marmitako es fuerte, potente de cojones, pero está muy bueno.

Estos últimos años, inmersos en pandemia, ¿están siendo buenos en lo profesional para usted?

Diferentes. Están siendo diferentes. Me cambia un poco cómo veo la vida, pero no me puedo quejar. Me llegan personajes interesantes, y con muchísimo esfuerzo, porque siempre hay mucho esfuerzo detrás, puedo seguir haciendo mi música, aunque es lo que más difícil ponen en este país. Es muy difícil dedicarse a la música y poder tener éxito de verdad. Conlleva muchísimo trabajo. Pero soy un afortunado. Me dedico a la profesión más maravillosa del mundo, y que mi propia creatividad me dé para comer y que la pueda compartir con los demás es la hostia. Pensar que una canción que has escrito tú la escuche una persona que está deprimida, o un corazón roto en mitad de la noche, es lo que más me conmueve del mundo. En ese sentido, soy un afortunado. 

¿Qué deseo le pediría a este 2023?

Salud para los que me rodean, porque creo que la salud es muy importante para los que nos rodean, para tener una buena vida alrededor, y para que la gente no se me vaya. Salud y honestidad.

La honestidad es también la esencia de un actor, ¿no?

Yo creo que sí. Bueno, se puede trasladar a cualquier persona. Ser honesto contigo mismo te hace darte golpes duros pero también tomar decisiones importantes. También ser honesto con los demás y contigo mismo. Para ser actor tienes que ser honesto de cojones, porque tienes una cámara en frente y se te ve todo. ¿Mentir? El público no es tonto. 

PERSONAL


Fecha de nacimiento: 27 de junio de 1975.


Lugar de nacimiento: Bilbao.


Filmografía: Entre las películas y series en las que ha participado se encuentran Upa Dance (2002-2005), Ma ma (2015), Dolor y gloria (2019), Sky Rojo (desde 2021) y Érase una vez pero ya no (2022).


Sky Rojo: Esta serie que consta de tres temporadas cuenta los acontecimientos que se dan tras una serie de fatídicos incidentes en un burdel, que obliga a tres mujeres perseguidas por su pasado (interpretadas en la ficción por Verónica Sánchez, Lali Espósito y Yany Prado) a emprender una huida para escapar de su proxeneta (Asier Etxeandia) y sus secuaces. 


Discografía: Mastodonte.