La oposición a Donald Trump en el seno del partido republicano estadounidense tiene nombre de mujer, el de la congresista Liz Cheney, que con su derrota en las primarias de este martes para las legislativas de noviembre pagó el precio político de desafiar al expresidente Trump.

Cheney perdió en Wyoming contra Harriet Hageman por un amplio margen, un resultado anticipado por las encuestas y por los antecedentes electorales de ese estado, donde Trump se impuso en las presidenciales de 2020 con el apoyo de siete de cada diez ciudadanos y 43 puntos porcentuales de ventaja respecto al demócrata Joe Biden.

De los diez congresistas republicanos que votaron a favor del juicio político a Trump en el Senado por incitar a la insurrección en el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio, del que fue absuelto, solo dos se han impuesto en sus respectivas primarias: Dan Newhouse (Washington) y David Valadao (California).

Hubo cuatro que ni siquiera intentaron renovar mandato, concretamente fueron Fred Upton (Michigan), John Katko (Nueva York), Adam Kinzinger (Illinois) y Anthony González (Ohio). Asimismo, tres no pasaron el corte: Peter Meijer (Michigan), Tom Rice (Carolina del Sur) y Jaime Herrera Beutler (Washington).

La última superviviente

Cheney, de 56 años, era la última de ese grupo de “proscritos” en someterse al escrutinio interno.

“Está en un estado muy republicano con muchos seguidores de Trump, ya había sido censurada por el partido y encabeza (como vicepresidenta) el comité de investigación del 6 de enero. Es una revancha de los partidarios de Trump”, explicó Elaine Kamarck, directora del Centro para una Gestión Pública Efectiva en la Institución Brookings.

La abogada y política estadounidense logró el escaño por primera vez en 2016 y llegó a ser la número tres de los republicanos en la Cámara de Representantes, pero ese liderazgo se resquebrajó en mayo de 2021, año en el que el partido la apartó por distanciarse de la postura oficial sobre los anteriores comicios presidenciales. Cheney refutó las denuncias infundadas de Trump de que hubo fraude en las presidenciales de noviembre de 2020.

Su inclusión en el comité legislativo que investiga el ataque al Capitolio, junto con Kinzinger, acabó de ahondar la brecha con una postura de la que ella no renegaba pese a las amenazas de muerte recibidas. Prefiere servir a los intereses del país que a los de su partido, dijo.

“América no puede permanecer libre si abandonamos la verdad. La mentira de que la elección de 2020 fue robada es insidiosa. Es una puerta que Trump abrió para manipular a los estadounidenses para que dejaran de lado sus principios. Ese es su legado, pero no puede ser nuestro futuro”, dijo Cheney.

Esa oposición pública ha acapara do prácticamente todo su historial político. “Todo el mundo la admira por su valentía. A la gente le gustan los políticos que asumen grandes riesgos y que siente que están haciendo lo correcto aunque les cueste la reelección”, sostuvo Kamarck.

DINASTÍA POLÍTICA

La congresista no era una recién llegada a la escena política. Su padre, Dick Cheney, fue jefe de gabinete de Gerald Ford (1975-1977), secretario de Defensa (1989-1993) bajo el mandato de George H. W. Bush y vicepresidente (2001-2009) en la Administración de George W. Bush hijo.

Ella, madre de cinco hijos, trabajó en el Departamento de Estado antes de su elección en el Congreso y ejerció la abogacía.

Cheney colaboró también como analista en la cadena Fox News y escribió junto a su padre el libro “Exceptional: why the world needs a powerful America”.

Ganar este martes hubiera sido “un terremoto”, según Kamarck, pero su derrota no implica su muerte política, de hecho, la congresista planea hacer oposición a Trump desde una plataforma política. Su actual mandato finaliza en enero de 2023, el comité del 6 de enero de 2021 retomará los interrogatorios en septiembre y ella no ha descartado presentarse a las presidenciales de 2024.

“No creo que haya demócratas que se lancen a votar por ella, pero claramente muchos independientes lo harían si consiguiera ganar las primarias republicanas, algo que sería difícil pero no imposible”, concluyó la analista.

NUEVA PLATAFORMA

La congresista republicana planea canalizar su abierta oposición al expresidente Trump desde una plataforma política. Así lo avanzó ayer el portavoz de Cheney, Jeremy Adler, después de que la congresista perdiera en las primarias de Wyoming.

Adler indicó que Cheney lanzará en las próximas semanas “una organización para educar a la población estadounidense sobre la continua amenaza” que supone Trump para el país y para unificar los esfuerzos contra toda eventual nueva campaña electoral del exmandatario.

Este nuevo grupo, según esa fuente, todavía no tiene nombre pero podría posicionarse como el principal trampolín político de la todavía congresista, que no descartó presentarse a la Casa Blanca en 2024.

Su actual cargo de congresista expira en 2023 y mientras se perfila su siguiente etapa política, ejerce como vicepresidenta del comité legislativo que investiga el asalto al Capitolio, que tuvo lugar mientras se certificaba la victoria de Biden y que esa comisión considera instigada por Trump. – Efe

En corto

Fin de una era

Wyoming. Desde que hace 45 años Dick Cheney se presentó al cargo de miembro de la Cámara de Representantes por ese Estado, nunca hasta ahora un miembro de la saga familiar había perdido unas elecciones.

La ganadora

Harriet Hageman. Fue respaldada por Trump para reemplazar a Cheney. Hageman fue muy crítica con el papel de Liz Cheney como vicepresidenta del comité que investiga el asalto al Capitolio. En un debate en junio elogió la figura del magnate asegurando que había sido un “excelente presidente”.