La transformación de monovolumen en SUV no ha mermado el talante familiar de este modelo medio (4,47 metros), versátil y acogedor. La metamorfosis experimentada en el último salto generacional fue acompañada de un radical cambio en el método de propulsión, que desde ese momento es únicamente eléctrico. Esa modificación ha determinado que también varíe la clientela del modelo. El Scenic propone motorizaciones de 170 y 220 CV, vinculadas a baterías de 60 y 87 kWh, que deparan autonomías oficiales de 429 y 625 km.  

A partir de ahora, las versiones equipadas con frenado regenerativo con levas en el volante disponen de función One Pedal, útil en conducción urbana. Este nivel adicional de regeneración recupera más energía y permite dosificar la aceleración y la frenada empleando el pedal derecho: la retención al levantar el pie es tan intensa que el coche se detiene casi de inmediato. El sistema de carga bidireccional adoptado por el Scenic propicia que su batería pueda suministrar energía a otros aparatos externos (una lámpara, una bicicleta, un ordenador…); aporta el equivalente a un enchufe de 220 V, con una potencia máxima de 3,7 kW.

Renault incrementa las dotaciones de las definiciones superiores. Si el conductor ha creado con antelación un perfil propio de usuario, el sistema de reconocimiento facial detecta su presencia a bordo y acciona los reglajes específicos del puesto de conducción (posición de asiento y retrovisores), las aplicaciones seleccionadas previamente y hasta la música predilecta. El sistema sirve asimismo para detectar posibles síntomas de fatiga al volante. 

El Scenic también disfruta de mejoras en el ámbito de la conectividad. Está disponible con un desembolso mínimo de 35.955 €, sin contar subvenciones públicas; la versión con más potencia y alcance parte de 42.255 €.