La descarbonización, como la cumbre de una alta montaña, es un objetivo que se puede abordar por varias vías. La directa no suele ser la más rápida, fácil y asequible para todo el mundo. En Mercedes-Benz son conscientes de que mientras unos están dispuestos a afrontar la empinada cuesta arriba de la impulsión 100% eléctrica otros se plantean progresar con rodeos y sin agobios, pero ir llegando a la movilidad sostenible. Por eso, además de ofrecer estupendas propuestas a batería de todo tipo, mantiene en catálogo unas eficientes opciones de combustión que el público aprecia. El Clase A y el Clase GLA atienden esa demanda compartiendo motorizaciones de esta índole, modernos bloques diésel y gasolina, muchos de estos últimos beneficiados por una microhibridación que permite presumir de etiqueta ‘Eco’.

El turismo de cinco puertas y 4,42 metros (el programa contempla también una variante sedán 13 cm más larga) y su alter ego con atuendo crossover son los modelos de acceso a la estrella alemana. Tienden la pasarela por la que buena parte de sus compradores progresa desde marcas generalistas al segmento premium. También son el recurso perfecto para fieles de la casa que, por edad o situación vital (el típico ‘síndrome del nido vacío’ que se produce cuando los hijos vuelan del hogar familiar), ya no necesitan una berlina señorial o un aparatoso SUV, sino un vehículo de calidad y prestigio más práctico y manejable.

Se podría decir que el Clase A y el GLA no destacan rotundamente sobre sus rivales en ningún aspecto concreto, pero alcanzan en todos una buena valoración. Y esa nota media tan elevada que consiguen los convierte en coches especiales y es garantía de acierto para quien los elige.

A generar esas buenas sensaciones contribuye decisivamente el abanico motriz disponible. El Clase A propone tres posibilidades diésel escalonadas, A 180d, A 200d y A 220d, con potencias de 116, 150 y 190 CV. Acreditan niveles de consumo ajustados -5,1, 4,9 y 5 litros- y comedidas emisiones de CO2 (133, 129 y 131 g/km). Mercedes-Benz las oferta desde 43.013 a 47.956 €.

La otra vertiente del catálogo presenta propulsores de gasolina provistos de hibridación ligera a 48V. El sistema apoya con un bloque eléctrico de 14 CV a distintas unidades térmicas. El A 180 monta un motor de 136 CV, el del A 200 rinde 163, 224 el del A 250 y 306 CV el del A 35 AMG. Son soluciones relativamente frugales y limpias. Sus niveles de consumo ascienden en paralelo al rendimiento -de 5,8 a 8,3 litros-, como lo hacen las emanaciones de dióxido de carbono (de 131 a 188 gramos); no obstante, todos exhiben etiqueta ‘Eco’. La tarifa también escala, desde los 38.939 de la versión de entrada a los 65.973 del A 35.

La carta de motores contiene también una superdotada candidatura gasolina, la del A 45 AMG con 421 CV (89.375 €), y otra híbrida enchufable, la A 250e con 218 CV (50.950 €). Todos los Clase A cuentan con transmisión automática; los más potentes cambian la tracción delantera por integral 4Matic.

La configuración se repite en el GLA, que prescinde de los motores bajos, el diésel de 116 CV y el gasolina con 136. Brinda variantes a gasóleo de 150 y 190 CV (51.323 y 52.735 €) y gasolina mild hybrid entre 163 y 306 CV (de 47.163 a 71.827 €). Oferta también las variantes PHEV y 45 AMG. La corpulencia y el peso algo mayores hacen que los registros de consumo y emisiones de escape del GLA superen ligeramente las homologadas por las versiones paralelas del Clase A.