La ambiciosa renovación de la entrega contemporánea del Corsa depara importantes novedades en el ámbito motriz. El modelo diversifica su catálogo al contemplar dos propuestas térmicas convencionales, con potencias de 75 y 100 CV, y dos a batería, que rinden 136 y 156 CV. Antes de que termine el año, Opel prevé ampliar ese menú incorporando otras dos variantes con electrificación parcial tipo mild hybrid a 48 voltios, una de 100 caballos y otra con 136.

La elección de la interpretación adecuada es más sencilla de lo que puede parecer. La oferta inicial del Corsa discrimina perfectamente a los destinatarios en función de las posibilidades económicas y logísticas de los mismos. La pura lógica evidencia lo obvio: las versiones eléctricas solamente tienen sentido cuando está plenamente garantizado el libre acceso a un punto de reabastecimiento o cuando se dispone de mucho tiempo libre para peregrinar en busca de una estación de carga operativa.

Si se da cualquiera de esas condiciones, cabe optar entre la interpretación a batería conocida, con 136 CV, o la nueva de 156. El principal factor que diferencia a ambas no es tanto el rendimiento como la autonomía oficial. La última en llegar mejora los 357 km de la primera acreditando un alcance ideal de 405 km. Ese incremento, porcentualmente muy significativo, apenas resulta determinante a la hora de circular. La interpretación más solvente simplemente permitirá recargar un poco después.

La nueva variante de 156 CV, que reclama 3.400 euros adicionales, brinda un poquito más de chispa (tarda 8,1 segundos en vez de 8,7 en progresar de 0 a 100 km/h), pero idéntica velocidad punta (150 km/h). Homologa un consumo eléctrico de 14,2 kW/h a los cien en el mejor de los casos, frente a los 15,7 de la otra. Los tiempos de recarga son similares en ambas: tres horas y diez minutos conectadas a una toma trifásica de corriente alterna a 11 kW, y casi media hora enchufadas a una estación de 100 kW para reponer el 80% del contenido de la batería.

Quienes piensan en el Corsa, pero desestiman la opción eléctrica, encuentran por ahora dos alternativas a gasolina claramente diferentes. La más asequible y modesta entrega 75 CV, potencia suficiente para deambular con relativa soltura por escenarios urbanos, aunque justita a la hora de salir a carretera. Los 100 caballos de la segunda ejecución, la 1.2 turboalimentada, se agradecen siempre, en especial en vías rápidas y largos desplazamientos. Además de deparar mayor velocidad y superior poder de aceleración, esta mecánica es algo más eficiente y austera (promete 5,1 litros en vez de 5,3 a los cien). Eso sí, requiere apoquinar 1.400 euros más.