Ducati está convirtiendo MotoGP en un campeonato monomarca. La organización no está exenta de críticas por ello, por el dominio que está imponiendo la fábrica de Borgo Panigale. Pero, pensarán los implicados, ¿cuál es el problema cuando una marca está trabajando mejor el resto? ¿Acaso no se trata de eso, de ser mejor que los demás? El secreto –que no es tal porque el director general de Ducati, Gigi Dall’Igna, lo pronuncia a los cuatro vientos– está en construir sin prisa pero sin pausa, asentando cada paso de la evolución antes de dar el siguiente, introduciendo ideas y conceptos revolucionarios y poner numerosas motos en pista para recopilar la máxima información posible. Esta estrategia ha transformado a la marca italiana en referente de la parrilla, el modelo a seguir.

No es para menos. Al fin y al cabo, Ducati acapara la mayoría del éxito de la presente temporada. En 2022 se adjudicó la triple corona de la categoría reina: el Campeonato de Constructores por tercer año consecutivo, el de Equipos por segundo y el de Pilotos con Francesco Bagnaia. La resaca está siendo incluso más dulce que la fiesta del año anterior. En 2023 ha logrado cinco de las seis victorias en las carreras dominicales y cuatro de seis en las pruebas al esprint. El dato de podios es abrumador: se ha apoderado de 25 de los 36. La clasificación general también refleja la superioridad de Ducati, que ocupa el Top 3 con Pecco Bagnaia (131 puntos), Marc Bezzecchi (110) y Jorge Martín (107).

En el Gran Premio de Italia se dio una nueva muestra del abusivo comportamiento de la Ducati, que por primera vez en la historia de la marca logró colocar a cuatro pilotos en las cuatro primeras posiciones de una carrera: Bagnaia, Jorge Martín, Johann Zarco y Luca Marini. Si bien, tampoco debe sorprender demasiado este festín, dado que además del potencial de la marca, Mugello es un escenario en el que ha conquistado cinco de las seis últimas citas.

Del impulso de la Ducati se beneficiaron todos ellos, pero especialmente Bagnaia, que prosigue su fulgurante escalada hacia la cúspide de los pilotos ducatistas. Ya es el segundo con más victorias, junto a Andrea Dovizioso (14), y solo superado por las 23 de Casey Stoner.

La actuación de Bagnaia a lo largo del fin de semana fue majestuosa. Por segunda vez esta temporada se adjudicó todos los puntos posibles (37). El viernes registró el mejor tiempo en los segundos entrenamientos libres con el crono más bajo del día; el sábado firmó la pole, el triunfo en la carrera al esprint y un nuevo récord absoluto del circuito italiano; el domingo se dio un respiro en el warm up para catapultarse a lo más alto del podio en la carrera. Tremendo botín. 

Entrando además en los detalles, la actuación de Bagnaia fue primorosa. Lideró de inicio a fin, sin oposición desde las primeros metros. Un cohete. Cuando aún no se había agotado la primera vuelta rodaba con cuatro décimas de ventaja. Fue la diferencia mínima que mantuvo en todo momento con Martín, que trató de dar caza a Bagnaia pero fue incapaz de cerrar la brecha abierta por el italiano en los compases inaugurales. De algún modo, Pecco pareció jugar con el madrileño, poniéndole la zanahoria ante sí para seguido alejarla.

“Cuando me quedaban 12 vueltas, el momento en el que más me he acercado a Pecco, es cuando se me ha acabado la goma. Ya era aguantar, supervivencia”, repasó Jorge Martín, que celebra haber abrazado la regularidad. Por este camino, quizás incluso pueda disputar la corona. 

El excesivo desgaste de los neumáticos fue una alusión de los tres pilotos que subieron al podio. “Pensaba que el medio era más constante; en las últimas vueltas lo llevaba destruido”, confesó Bagnaia sobre el calzo trasero. Si bien, admitió estar “muy contento”. “Ha sido un fin de semana perfecto. Es uno de los mejores de mi vida”, expresó el campeón.

Zarco completó el podio con cierta fortuna, puesto que no tuvo que presentar batalla a Álex Márquez. El catalán sufrió una caída cuando pilotaba en tercera posición y despejó el camino para el francés. 

Honda y Yamaha, en caída libre

La contraposición del presente de Ducati son Yamaha y Honda, las dos fábricas más destacadas de las últimas décadas. Yamaha logró la décima y la undécima posición, con Franco Morbidelli y Fabio Quartararo, respectivamente. El francés tiene 54 puntos y el italiano, 46. Luchar por el título se antoja harto complicado para ellos. 

Más agudo si cabe es el caso de Honda, la marca más laureada de la historia. Este fin de semana ha sido una gran expresión del desastre que está viviendo de nuevo esta campaña. El sábado, Álex Rins se fracturó la tibia y el peroné y Joan Mir se lesionó un dedo meñique. Ambos causaron baja para la carrera dominical, en la que Marc Márquez sufrió una caída cuando luchaba por la tercera plaza. 

El de Cervera es, junto al lesionado Pol Espargaró, el único piloto que no ha puntuado en ninguna de las seis carreras de domingo. A estas alturas, solo figuran 15 puntos en su casillero, todos obtenidos en sábado. El título es una quimera. “Insistir, persistir y nunca desistir”, escribió en Twitter. La máquina no funciona y todo ser humano tiene sus límites de paciencia. “Mi compromiso es máximo, pero cuando ves que pilotos como Rins y Mir, que eran de los más fiables en la parrilla, se caen... Dicen: ‘Márquez se cae mucho’. No, todos los pilotos Honda nos caemos mucho. Eso es lo realmente preocupante”, manifestó Marc, que comienza a ofrecer síntomas de agotamiento.