En un mundo ideal todo sucedería como lo ha resuelto Francesco Bagnaia. “He comenzado el año como quería”, expresó. No es para menos. En el estreno del Campeonato del Mundo de MotoGP, con el Gran Premio de Portugal como rampa de lanzamiento de la temporada más larga de la historia –21 carreras–, el vigente campeón italiano se embolsó todos los puntos posibles. Encima, algunos de los llamados a ser su competencia directa en la pugna por reeditar la corona de la categoría reina, terminaron con las manos en la cabeza, conscientes del pésimo comienzo y de que puede ser una campaña de penurias.

El sábado Pecco Bagnaia se impuso en la primera carrera al esprint de la historia partiendo desde la segunda plaza. El domingo, en la carrera oficial celebrada a 25 vueltas en lugar de las 12 de la jornada previa, el turinés de 26 años repitió triunfo desde la misma pintura para alzarse en la cúspide con 37 puntos. Pleno. Su superioridad, además, fue muy evidente. Pilota la Ducati, la máquina más completa, y lo hace como ninguno.

Prueba del rendimiento que brinda la moto italiana fue que la fábrica de Borgo Panigale alojó a cuatro de sus máquinas en el Top 5, donde solo Maverick Viñales quebrantó la jerarquía con un segundo puesto muy esperanzador para Aprilia.

El desastre de las motos japonesas

En cuanto a las máquinas japonesas, la preocupación debe ser la tónica estas semanas. La primera Yamaha fue la del subcampeón Fabio Quartararo, que terminó octavo. La primera Honda fue la de Joan Mir, undécimo. Corren malos tiempos en el desarrollo de las motos más poderosas de los años previos. Para la casa del ala dorada, las noticias no podían ser peores. Marc Márquez arrojó esperanzas con la pole, firmó un tercer puesto el sábado, pero en la carrera protagonizó un espeluznante accidente como síntoma de su calamitosa situación.

Marc Márquez, con una posible fractura en la mano

En la tercera vuelta Márquez entró colado en una curva, se tocó con Jorge Martín y salió disparado contra Miguel Oliveira para impactar con suma violencia. El ídolo local abandonó con contusiones, pero Marc lo hizo con una posible fractura del primer metacarpiano de su mano derecha y pendiente de cumplir una doble long lap penalty para la siguiente cita, Argentina, donde quizá no pueda correr en función de lo que determinen las pruebas médicas, que confirmen o no la rotura. La acción fue impropia de un octocampeón. Solo se entiende desde la frustración que atesora, incapaz de rodar rápido sin grandes dosis de riesgo. Actuó desbocado. Un kamikaze.

Quartararo, mientras, terminó haciendo movimientos de negación con la cabeza. Es solo el amanecer del curso y el francés ya vive desesperado. La decimocuarta posición de su compañero, Franco Morbidelli, subcampeón mundial de 2020 entonces a los mandos de una Yamaha satélite, es un signo irrefutable del discreto momento que atraviesa Yamaha. 

En cuanto a KTM, Oliveira irrumpió con fuerza pero tras su abandono finalmente fue Brad Binder el máximo exponente, con la sexta plaza, por delante de su compañero, Jack Miller.

Para Bagnaia todo esto son buenas noticias. El primer fin de semana de comparecencia ha visto que dos de los pilotos más relevantes del panorama están alejado de sus prestaciones a lomos de la Ducati. Además, Enea Bastianini, su compañero y llamado a ser rival, también causó baja en la carrera debido a una fractura en la escápula derecha. Jorge Martín, que amanecía como segundo clasificado tras pisar el segundo peldaño del podio el sábado, también se cayó.

Es ahora Viñales el único capaz de intimidar a Bagnaia con otra marca, una Aprilia que sigue de dulce con un piloto que, ahora sí, parece centrado en acaparar sus opciones.

El accidente de Márquez permitió a Bagnaia descolgarse de sus opositores en la cuarta vuelta, cuando alcanzó medio segundo de margen en cabeza. Viñales pudo anular la diferencia. Lo hizo en el sexto giro y ahí permaneció seis vueltas, a rebufo, a rueda del líder, quien ya en el decimotecer giro estableció la diferencia para abrir casi un segundo de ventaja que ya sería prácticamente insalvable para Viñales, que rodaba descolgado y con el segundo puesto en su sillín. “Es el inicio, estamos forjando un equipo”, sentenció ilusionado Maverick.

Por detrás, Marco Bezzecchi, otro piloto de la escuela de Valentino Rossi como lo es Bagnaia, selló un tercer lugar que le acredita como uno de los llamados a luchar por los podios.

“Ha sido una carrera muy larga. No estaba ya acostumbrado, pero estoy muy contento”, celebró Bagnaia. “He comenzado el año como quería y tenemos que continuar en esta línea”, deseó, postulado como gran rival a batir en pretemporada y ahora ratificado como tal después de un comienzo en el que todo se puso de su parte, a pedir de boca. Se puede decir que Bagnaia vive en un mundo ideal.