Una alimentación equilibrada es fundamental para rendir al máximo en nuestra rutina diaria y preservar nuestra salud. Sin embargo, son muchos los mitos relacionados con los alimentos que debemos desterrar de nuestro acervo cultural, ya que muchos son totalmente erróneos. ¿Es verdad que el plátano engorda? ¿O que comer melón por la noche es malo para el estómago? ¿Y qué hay de tomar agua con limón nada más levantarnos para detoxificar nuestro cuerpo?

El nutricionista Luis A. Zamora y el periodista Alberto Herrera, autores del libro Comer bien es fácil si sabes cómo, echan por tierra éstas y otras creencias populares y nos advierten de que “ninguna de las múltiples afirmaciones milagrosas de tomar agua con limón en ayunas ha sido demostrada científicamente ni avalada por ninguna autoridad sanitaria”. De hecho, destacan, nuestro cuerpo ya se encarga de eliminar los tóxicos a través del hígado, los pulmones, el intestino y los riñones. Es más, en caso de intoxicarnos con algún alimento, debemos ir al hospital, no beber ninguna pócima.

Por otro lado, alertan, si lo convertimos en un hábito diario, erosionará nuestro esmalte dental y puede aumentar el riesgo de que suframos acidez de estómago o acentuar una úlcera gástrica ya existente.

Con respecto a la mala fama de los plátanos, que siempre se retiran en todas las recetas para perder peso, estamos de enhorabuena, pues podemos incluirlo en nuestra alimentación sin tener cargo de conciencia. “Aunque ha sido demonizado durante años, lo cierto es que la cantidad de calorías y de grasas que aporta el plátano es equivalente al de otras frutas, como las manzanas o las naranjas”, garantizan Zamora y Herrera, que destacan además su alto contenido en potasio, fibra y vitamina B6.

También hemos escuchado muchas veces que comer fruta de postre engorda o que comer melón después de la cena es malo para la digestión, ¿verdad? Pues no, también se trata de una creencia falsa. “La fruta no fermenta en nuestro estómago”, señalan estos expertos. “Ni las frutas, ni ningún otro alimento -añaden- engordan más ni sientan peor a las personas sanas por comerlos en un momento concreto del día”. En su opinión, han podido ser las dietas milagro las responsables de extender “este bulo”.

Otra moda que cuestionan estos expertos es la de beber batidos verdes elaborados a base de frutas y verduras. Y es que cuando reunimos en un vaso todos estos alimentamos, concentramos todo lo bueno, pero también todo lo malo. De esta forma, un Smoothie Detox tiene una alta presencia de oxalatos, azúcares libres y ácido fítico, que, en grandes cantidades pueden resultar perjudiciales para nuestra salud, puesto que pueden favorecer la aparición de cáculos renales, provocar caries, diabetes u obesidad, así como anemia y descalcificación, alertan.

Además, aprenderemos a hacer la compra leyendo el etiquetado trasero y descubriendo qué llevan productos básicos como los yogures, el pan, la leche o el jamón york.

Así, a lo largo de las páginas de este libro descubriremos todos los hábitos que creemos saludables pero que en realidad no lo son ni de lejos o no tanto como creíamos. Una de las primeras cosas que debemos retirar de nuestra vista es la báscula, y no obsesionarnos con ella, pues nuestro objetivo no debe ser perder peso, sino comer sano. “Estar sano no es sinónimo de estar delgado”, advierten Zamora y Herrera. “Perder peso será una consecuencia del proceso de comer bien”, explican, aunque si perdemos grasa pero al mismo tiempo ganamos masa muscular no debemos asustarnos si incluso los números de la báscula tienden a subir en vez de a bajar. Además alertan de que si tu único objetivo es adelgazar, “lo más frecuente es que acabes buscando atajos y comiendo mal”.

Otro de los errores que cometemos es entender que comer de todo implica comer todo tipo de alimentos para llevar una dieta equilibrada, cuando en realidad lo que los nutricionistas nos aconsejan es que ingiramos todo tipo de nutrientes. De esta forma, debemos seguir una dieta que contenga proteínas, vitaminas y minerales, fibra, hidratos de carbono y lípidos. Es decir, nuestra pirámide alimentaria debe contener todo tipo de nutrientes, pero ojo, no en la misma cantidad. Dicha cantidad vendrá determinada por nuestra edad, si eres hombre o mujer y la actividad física que realices. Además, será distinta en situaciones especiales como el embarazo o la lactancia. Una forma fácil de asimilar qué cantidad de cada nutriente debemos comer es dividir el círculo de nuestro plato en cuatro cuartos. Dos de ellos deberemos reservar para las verduras y hortalizas; el tercero para los alimentos ricos en proteínas y el último lo completaremos con hidratos de carbono.

Y para los que están todo el día con la calculadora en mano sumando y sumando las kilocalorías que lleva cada plato, Zamora y Hererra les ponen sobreaviso: “tan importante es el número de calorías como el alimento del que provengan. Por muy sano que creamos que es un alimento, un exceso de éste supone un exceso de calorías y tendrá el mismo efecto que un alimento menos saludable”.

el tiempo, un aliado

En definitiva, si nuestro objetivo es comer de forma saludable debemos reparender a comer y seleccionar con mimo los alimentos que echamos en nuestra cesta. Aprender a leer las etiquetas, planificar nuestro menú semanal y hacer una lista de la compra evitarán que deambulemos sin rumbo por los pasillos del supermercado tratando de esquivar la tentación de dejarnos llevar por los productos procesados o con altas dosis de azúcares.

Un consejo de Zamora y Herrera es el de “imitar a nuestros abuelos”, es decir, no comprar algo que ellos no comprarían. También nos animan a frecuentar más los mercados tradicionales y menos las grandes superficies, apostar por los productos frescos y de temporada y evitar los alimentos de baja calidad nutricional.

Bizcocho de plátano

ingredientes

  • 4 plátanos maduros
  • 3 huevos
  • 3 claras de huevos
  • 200 g de azúcar
  • 350 g de harina de trigo
  • 20 g de levadura líquida
  • 100 ml de aceite de oliva

elaboración

Machacamos todos los plátanos maduros con una maza, un tenedor o con lo que tengamos por casa pero sin complicarnos la vida. El objetivo es machacar los plátanos hasta hacer un puré. Una vez hecho, lo apartamos y los tapamos con papel transparente si queremos. A continuación, mezclamos los 3 huevos junto con las otras 3 claras y los 200 gramos de azúcar, hasta que la mezcla doble su volumen. Este punto es muy importante si queremos que salga bien el bizcocho de plátano. Luego añadimos el aceite de oliva virgen extra y seguimos batiendo hasta que la mezcla sea homogénea. Seguido, echamos el puré que hemos apartado, más la harina y la levadura, y mezclamos todo bien. Lo vertemos en un molde al que barnizaremos con aceite para que no se nos pegue. Lo introducimos al horno precalentado a 180 grados y esperaremos 45 minutos. Lo sacamos, dejamos enfriar bien y, ¡a comer!

Pencas rellenas de jamón serrano y queso

ingredientes

  • 350-400 g de pencas de acelga, el ingrediente principal
  • Jamón serrano al gusto, cuanto mejor sea el jamón mejor sabrá
  • Queso Edam o cualquiera que pudiera servir para fundir
  • 1 huevo y, en caso de necesitar más, tener otro reservado, por si acaso
  • Harina

elaboración

Escurrir las pencas para que no empapen la harina. Este paso es muy importante para que salga bien y que a la hora de rellenar las pencas éstas no se desparramen. A continuación, cortamos las pencas, si son grandes, y las partimos en dos. Así será más fácil introducir el relleno. Las juntamos de dos en dos, teniendo en cuenta que tengan un tamaño similar, y las rellenamos con un poco de queso y jamón serrano. Para terminar, las pasamos por harina -al gusto del consumidor, pero ojo, no echéis todo el paquete, ya que consiste en hacer una fritura, no un bizcocho-, huevo y un poco de sal, al gusto. Freímos todas y a servir. On egin denori!