En uno de sus útiles videos, La Ordenatriz responde a una de las preguntas que según ella son más frecuentes entre sus seguidores: cómo quitar las manchas y el amarillo de los platos de ducha, especialmente los de resina mineral. Su solución no requiere ni lejía ni productos químicos potentes, sino algo mucho más simple y natural: piedra blanca y un estropajo suave.
“Solo necesitas piedra blanca y un estropajo suave. Frotamos y dejamos actuar 10 minutos”, explica en su vídeo. El resultado, asegura, es un plato “como nuevo”. Este método funciona especialmente bien en superficies rugosas, donde la suciedad se acumula en pequeñas hendiduras.
La experta también aclara una duda muy común: el color amarillento no se debe a la falta de limpieza, sino al uso continuado de lejía y productos con pH inadecuado. Estos componentes pueden alterar el color y el brillo de la superficie con el paso del tiempo.
Por eso, La Ordenatriz recomienda evitar su uso en el día a día. “Soy poco partidaria de la lejía en el baño, salvo casos excepcionales, como una enfermedad o baños públicos donde se necesita desinfección profunda”, explica. En la limpieza habitual, basta con un producto con pH neutro: “Una buena higienización es suficiente”.
La piedra blanca, un básico
La piedra blanca se ha convertido en uno de los productos estrella de limpieza doméstica. Se trata de una arcilla natural y ecológica con múltiples aplicaciones: desde limpiar acero inoxidable hasta abrillantar fregaderos o eliminar restos de cal.
Sin embargo, La Ordenatriz advierte que no todas las piedras blancas son iguales. Algunas incluyen componentes abrasivos que pueden rayar superficies delicadas, como la madera lacada o el acero. Por eso, recomienda hacer siempre una prueba en una zona poco visible antes de aplicarla por completo.
En el caso del plato de ducha, el procedimiento es simple: aplicar la piedra blanca con un estropajo azul "de los que no rayan", dejar actuar unos 10 minutos y aclarar con agua. Si es necesario, se puede repetir el proceso sin riesgo para la superficie.
Aunque el consejo se dirige sobre todo a los platos blancos, el método también funciona con los modelos negros o de tonos oscuros. El acabado final devuelve la textura y el color original, eliminando tanto las manchas como los restos de cal o jabón que suelen acumularse con el tiempo.
Otros métodos
Además de la piedra blanca, existen otros métodos efectivos para limpiar el plato de ducha sin dañarlo. Uno de los más populares es la mezcla de vinagre blanco y bicarbonato de sodio, una combinación natural que ayuda a eliminar restos de jabón, cal y suciedad incrustada. Basta con aplicar el vinagre, espolvorear bicarbonato, dejar actuar unos minutos y frotar suavemente con una esponja no abrasiva antes de aclarar. También se puede usar agua oxigenada diluida para eliminar manchas amarillentas sin blanquear en exceso.
En el caso de los platos de resina o pizarra, los especialistas recomiendan jabones neutros o limpiadores específicos que respeten el acabado antideslizante y eviten la decoloración.
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