Muchas veces pensamos que el detergente no funciona bien o que el tejido es de mala calidad, pero la realidad es que esas manchas grises en la ropa recién lavada suelen indicar que la lavadora necesita una limpieza a fondo. Con el uso diario, en el cajetín se acumulan restos de jabón, en la goma del tambor se instala el moho, y en el filtro se concentran suciedades que terminan en el agua del lavado. Todo ello provoca que la colada salga con aspecto descuidado y hasta con mal olor.

El método de La Ordenatriz

La experta en limpieza y orden conocida como La Ordenatriz, Begoña Pérez, se ha convertido en la gran referente de la organización doméstica. Su propuesta para recuperar una lavadora sucia comienza por el cajetín del detergente, un compartimento pequeño pero decisivo en la higiene de la ropa. Allí se acumulan restos de jabón líquido, suavizante y, con el tiempo, una capa oscura de moho que contamina cada ciclo de lavado. El consejo es extraer la pieza con ayuda de la pestaña interior, enjuagarla bajo el grifo con agua caliente y frotar con un cepillo las ranuras, especialmente la parte trasera. Una limpieza a fondo de esta zona evita que la ropa salga con manchas pegajosas o con olor rancio.

Los 3 errores más comunes que se cometen al poner la lavadora Freepik

El segundo paso se centra en la goma del tambor, uno de los lugares más problemáticos y a la vez más descuidados. En las arrugas de esta junta se depositan pelusas, restos de suciedad e incluso agua estancada que favorece la aparición de hongos. Para eliminar esa contaminación, La Ordenatriz propone impregnar varios trapos en lejía, colocarlos dentro de la goma y dejarlos actuar durante al menos doce horas. La acción prolongada del producto desinfecta y arrastra la suciedad incrustada. Al retirar los paños, la diferencia es inmediata: la goma recupera su color original y se elimina la fuente principal de malos olores en la colada.

El tercer paso es abrir el filtro de la lavadora, una zona que la mayoría desconoce o nunca ha revisado. Allí se acumulan pequeños objetos olvidados en los bolsillos junto con fibras textiles y jabón solidificado. Todo ello no solo ensucia el agua de cada ciclo, sino que puede obstruir el sistema de desagüe y provocar averías. Limpiarlo periódicamente es una forma sencilla de evitar reparaciones costosas y asegurar que el agua circule limpia durante el lavado. Basta con colocarse unos guantes, abrir la tapa situada en la parte inferior y extraer los restos para notar la mejora.

Finalmente, el cuarto paso es una limpieza profunda del tambor. La Ordenatriz recomienda verter unos 200 mililitros de lejía directamente en el interior y seleccionar un programa largo a 60 grados. El calor y la duración del ciclo permiten que el desinfectante llegue a cada rincón de la lavadora y elimine bacterias y grasa acumulada. Para completar el proceso, se aconseja realizar un ciclo corto en vacío, sin ropa, que retire cualquier resto de lejía y deje la lavadora lista para el siguiente uso.

Beneficios de una lavadora limpia

Seguir estas rutinas no solo evita las manchas grises en la ropa, sino que mejora el rendimiento del aparato, reduce averías y alarga su vida útil. Una lavadora limpia trabaja con mayor eficiencia, lo que significa que necesita menos detergente para lograr un resultado impecable y que consume menos energía en cada ciclo. Además, los tejidos se conservan mejor, sin residuos ni malos olores, y la colada recupera la frescura que debería tener siempre.

Chica pone la lavadora y utiliza un detergente en pastilla. Freepik

El resultado de este mantenimiento es ropa más cuidada, un electrodoméstico más duradero y la tranquilidad de que cada lavado es realmente higiénico.