Pocos objetos usamos tanto cada día y, sin embargo, tan fácilmente olvidamos revisar o renovar. El cepillo de dientes es uno de los pilares de la higiene personal, pero muchas personas lo mantienen más tiempo del recomendable o lo usan con una técnica poco eficaz. Saber cuándo cambiarlo y qué tipo de cepillo conviene según el caso puede marcar la diferencia entre una boca sana o una con problemas de encías, caries o sensibilidad.

¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar el cepillo de dientes?

Según el Consejo General de Dentistas y la Organización Mundial de la Salud, se recomienda cambiar el cepillo de dientes cada tres meses. Este plazo puede reducirse si las cerdas están visiblemente abiertas, deformadas o desgastadas, ya que eso indica que han perdido eficacia para eliminar la placa bacteriana.

Además del desgaste, hay otros motivos para renovar el cepillo antes de tiempo. Por ejemplo, si has pasado una infección en la boca o garganta (como una faringitis o una gripe), conviene cambiarlo para evitar una reinfección. También se aconseja revisar el cepillo si ha estado expuesto a humedad constante o ha caído al suelo sin protección.

¿Es mejor un cepillo manual o uno eléctrico?

Ambos tipos de cepillo pueden ser eficaces si se usan correctamente y durante el tiempo adecuado (al menos dos minutos). Sin embargo, los estudios clínicos señalan que los cepillos eléctricos, especialmente los de cabezal rotatorio u oscilante, suelen ofrecer mejor rendimiento en la eliminación de placa y en la reducción de gingivitis en comparación con los manuales.

Los cepillos eléctricos también son más recomendables para personas con movilidad reducida, niños pequeños o quienes tienen una técnica de cepillado deficiente, ya que automatizan parte del movimiento y ejercen una presión más uniforme.

Aun así, un cepillo manual de buena calidad, con cerdas suaves y bien conservado, es perfectamente válido si se usa de forma constante y con una técnica adecuada.

¿Que cerdas elegir?

La mayoría de odontólogos recomiendan el uso de cepillos de cerdas suaves, ya que permiten una limpieza eficaz sin dañar el esmalte ni irritar las encías. Las cerdas duras pueden parecer más “limpiadoras”, pero pueden desgastar el diente o provocar retracción gingival si se ejerce demasiada presión.

Mojar el cepillo de dientes antes de utilizarlo, ¿sí o no? Freepik

Los cepillos eléctricos también suelen venir con cabezales suaves por defecto, y algunos modelos ofrecen sensores de presión para evitar cepillados agresivos.

Otros factores que sí importan

Más allá del tipo de cepillo, lo que realmente importa es cepillarse los dientes al menos dos veces al día, usar una pasta fluorada, dedicar el tiempo suficiente y complementar la higiene con hilo dental o cepillos interdentales. También conviene guardar el cepillo en posición vertical, al aire libre y sin taparlo, para evitar la proliferación de bacterias en la humedad.

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El hilo dental es necesario para llevar a cabo una limpieza total de los dientes Freepik

En conclusión, no hay un cepillo perfecto para todo el mundo, pero sí hay prácticas básicas que todos deberíamos seguir: cambiar el cepillo cada tres meses, usar cerdas suaves, y optar por cepillos eléctricos si eso ayuda a mejorar la técnica o la constancia. Lo importante no es solo el cepillo, sino cómo lo usas, cuánto tiempo lo mantienes y qué rutina de higiene lo acompaña.