Ideas para la reforma integral de un ático
Un cambio de distribución dará lugar a una vivienda nueva
Los áticos son viviendas con muchas posibilidades. Con el plus que les aporta su luminosidad por estar situados en la última planta del edificio, admiten muchas alternativas en función del uso que se les quiera dar. Es decir, según se trate del lugar donde se vive o de una segunda residencia utilizada sobre todo en verano.
En el primer caso estaremos más limitados por los usos que sean precisos, bien solo para vivir y descansar o también con una zona de trabajo o estudio, por ejemplo.
En cualquier caso, una reforma integral le dará vida nueva y si nos decidimos incluso a cambiar la distribución por completo, el piso se transformará radicalmente. Todo con el objetivo final de conseguir una vivienda cómoda y moderna, además de luminosa.
El cambio será más espectacular cuanto más necesitada se encuentra la casa, ya sea porque no se ha hecho un mantenimiento desde hace años, porque haya estado cerrada largo tiempo o porque sea necesario darle nuevos usos.
Como eje de la reforma debe prevalecer el aprovechamiento de la luz natural, que suele entrar a raudales en estos pisos. De hecho, la luminosidad da mayor sensación de amplitud y supone un interesante ahorro en la factura de la luz.
Hoy en día se llevan los espacios amplios, que permitan moverse con comodidad, por lo que cuando no se trata de una superficie extensa es preferible levantar solo los tabiques imprescindibles. Ello va a depender de la intimidad que precisan algunos espacios, como el cuarto de baño o el dormitorio si conviven varias personas.
En algunos áticos, los techos pueden tener cierta caída, que destila un encanto nada desdeñable y da personalidad a la vivienda, siempre que permitan al usuario moverse con comodidad. En caso contrario, la zona más baja conviene aprovecharla para hacer un armario a la medida que potencie la capacidad de almacenamiento al máximo. De todos modos, el efecto abuhardillado es un recurso al que sacarle máximo partido en cuestiones de estilo decorativo. De la mano de un diseñador de interiores se puede lograr el mejor resultado estético.
Sacar partido a cada espacio
Para poder hacer la cocina más grande y abrirla, la fórmula del éxito es derribar tabiques para eliminar, por ejemplo, una habitación contigua que hacía de almacén o la propia despensa. Lo mismo se aconseja si existe un pequeño comedor adosado, que ahora se puede unir a la cocina, aunque sea visualmente para poder separar la zona de cocinado con una puerta corredera de cristal, por ejemplo. De esta manera, la cocina quedará abierta a la entrada y al pasillo que lleva al salón, al estilo americano.
La distribución de la cocina en U resulta muy efectista, porque en uno de los lados se puede instalar una barra para desayunos y cenas rápidas. Por su parte, la encimera y frontal han de elegirse de un material que aporte luminosidad y elegancia.
Si el distribuidor es grande suele ser un acierto robarle algo de espacio en beneficio del baño. Incluso a veces cabe la posibilidad de aprovechar mejor el espacio simplemente cambiando la ubicación de las puertas de las habitaciones.
En el aseo de cortesía, la ducha primará sobre la bañera. Y si está pegado a la despensa y esta no ha sido absorbida por la cocina, puede ser buen momento de utilizarla para ampliar este baño pequeño. A cambio, en la cocina se estudiará más al detalle la capacidad de almacenamiento, de modo que no se eche de menos la despensa antigua.
Las líneas de la grifería y los perfiles de la mampara también juegan en favor de la sensación de amplitud. Al igual que no excederse en colocar muebles voluminosos. Mejor los de diseño sencillo.
En ocasiones, en el pasillo o la entrada, por ejemplo, queda un hueco entre columnas que puede ser perfecto para crear allí un armario gavanero o un zapatero, en el caso de que esté cerca de la entrada, o sencillamente, un armario de obra que sirva como una pequeña zona de almacenaje de utensilios de uso cotidiano.
Potenciar la sensación de amplitud
A la hora de pintar las paredes, un consejo es dar protagonismo a un único color, claro como el blanco en todas sus gamas (del blanco roto al nata) o un gris suave, por ejemplo, huyendo de emplear colores fuertes y diferentes en cada habitación, lo que suele hacer que el piso parezca más pequeño.
En el suelo, el parqué en un tono claro o el gres porcelánico, que resiste el agua para la limpieza o la humedad en el baño, unificarán toda la superficie.
La reforma integral implicará también cambiar toda la carpintería interior y exterior de la vivienda. La exterior deberá ir acorde con la de la fachada del edificio de que se trate, si bien en el interior se puede optar por un tono blanco en aluminio lacado, PVC o madera satinada, por ejemplo, una solución muy a tener en cuenta.
Potenciar la luminosidad de estos espacios con grandes cristaleras o ventanales siempre es un acierto.
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