Paco de Lucía murió hace diez años. El mejor guitarrista flamenco de todos los tiempos, de madre portuguesa, vivió temporadas en Durango, en la casa Eche-Zuría de su primera esposa, Casilda Varela Ampuero, hija del general golpista veterano de las campañas de África y que llegaría a ser condecorado dos veces con la Cruz Laureada de San Fernando, siendo de los pocos militares en tener tal distinción. Implicado en las conspiraciones contra la legítima Segunda República, se unió a las fuerzas sublevadas y llegaría a mandar varias unidades militares, jugando un papel relevante durante la contienda.
Tras la instauración de la dictadura franquista, Varela, que alcanzó el generalato, fue nombrado ministro del Ejército. Mantuvo este puesto hasta la llamada crisis de agosto de 1942, que supuso su salida del gobierno, si bien posteriormente Franco le nombró alto comisario de España en Marruecos, cargo que desempeñaría hasta su fallecimiento en 1951. Se le otorgaría de manera póstuma el título nobiliario de marqués de Varela de San Fernando, título que fue suprimido tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática.
Políticamente artista y suegro estaban en el polo opuesto. Para ejemplo lo acontecido un día en el que Paco de Lucía caminaba por la Gran Vía de la capital española. Miembros de un grupo de ultraderecha le tiraron al suelo y le pisaron aquello que era su herramienta física de trabajo: sus dedos. Al parecer, los fascistas respondieron con este ataque a unas declaraciones que el flamenco difundió por televisión y en las que había afirmado que “la mano izquierda es la que busca, la inteligente; y la derecha, la que ejecuta”.
Memoria y también democrática tienen en Durango quienes aún recuerdan con más agrado la presencia por el callejero de la villa de la leyenda de la guitarra, Paco de Lucía, quien realmente se llamaba Francisco Sánchez Gómez. El gitano antifascista se había casado con la paya de la alta burguesía Casildita –para diferenciar con su madre, de mismo nombre– Varela Ampuero, dos apellidos conocidos.
En el municipio se recuerda al compositor de Entre dos aguas con humildad y también cierta épica. Hay quien asegura que era el único que en aquellos tiempos de navidades y veranos vestía una capa negra en el pueblo. Sin embargo, quienes hablaron con él no conservan ese recuerdo. El propio director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, evoca a DEIA aquellos días en los que “siendo unos chavales solíamos verle en Pinondo” y no conserva recuerdo de que su padre Leopoldo Zugaza hubiera hablado del gaditano.
La familia que abrió la tienda de fotografía Arentza de Durango en 1972, decana en la actualidad, comunica que las hijas de aquel matrimonio –primero del guitarrista– hicieron la comunión en la villa. “Se llevaban un año, pero hicieron la comunión juntas y además en la capilla que tienen en la casa Eche Zuría. Y vinieron a hacerles las fotos. La madre entró con las niñas al estudio y él se quedó sentado en la silla de al lado del mostrador y los clientes que entraban se sorprendían al verle”. A continuación, la familia permitió al comercio exhibir ampliadas las fotos de las hijas en el escaparate entonces en Ermodo kalea y hoy en Urribarri.
Paco de Lucía era un hombre “muy educado, como su mujer”, coinciden todos los interlocutores consultados. Laly Rubio acababa de cumplir la mayoría de edad y se lo encontró junto al histórico árbol gingko biloba que aún relumbra frente a la entrada de la casa de los Ampuero, aneja a la que fue Corte general de Don Carlos. “Al reconocerle, que para mí su música era algo muy importante, me acerqué a darle la mano. Y me preguntó por mi nombre y el de mi amiga. Me sorprendió lo suave y sereno que era en su hablar andaluz. Me pareció una oportunidad única poder hablarle. Lo recordaré siempre”, sonríe.
Esther García lo ubica en la plaza de abastos de Durango, donde De Lucía solía hacer sus compras. “Nosotras solíamos estar entrenando con el club de baloncesto Tabirako y se solía quedar a ver los partidos o entrenamientos”, aporta. El historiador del arte Jabi Soto, conservador de fotografía del Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz, agrega una anécdota más: “Me contó mi tío ya fallecido, Pedro Madrazo, que en una ocasión entró un hombre a la tienda de moda Urcelay en la que trabajaba. Vio al hombre desaliñado tanto en su forma de vestir como en pelo y le dijo a su compañera que le diera unas monedas. La mujer le respondió: ‘pero si es Paco de Lucía’. A mi tío, le sorprendió ver al guitarrista tan poco arreglado”.
Patxi Uriarte suma un recuerdo más. “Sé que le gustaba jugar a pelota en el frontón que tienen los Ampuero dentro de la casa. Y que invitó a gente famosa como Manolo Sanlúcar y McLaughlin. Solían venir a ensayar porque aquí no les molestaba nadie, pasaban más desapercibidos y, además, solían decir que aquí engordaban, por lo bien que se come”, agrega.

El guitarrista nacido el 21 de diciembre de 1947 en Algeciras se casó en 1977 con la duranguesa Casilda Varela Ampuero, cuya familia poseía diferentes propiedades en este pueblo y aún mantiene con vida la mansión Eche-Zuría, términos que traducidos del euskera al castellano significan casa blanca. La correcta grafía sería Etxe Zuria.
El palacete está ubicado en el antiguo arrabal de Pinondo, vía que primeros del siglo XX pintó el famoso Darío de Regoyos. El músico internacional que murió en México a causa de un infarto también visitaba a menudo los municipios de Izurtza y Elorrio. Su corazón payo de alma gitana se detuvo a los 66 años.
La pareja formada por el músico y la burguesa provenía de mundos muy diferentes. Paco de Lucía se llamaba Francisco Sánchez Gómez y era una estrella del arte de las seis cuerdas. El considerado mejor del flamenco. El sobrenombre se lo pusieron en el barrio de La Bajadilla por ser “Paco, el de la Lúzia”, de madre portuguesa.

Casildita Varela Ampuero nació en Bilbao en 1945. Era hija de uno de los militares fascistas que dieron el golpe de Estado contra la Segunda República en julio de 1936, lo que provocó la última guerra civil. Es decir, su padre fue el General Varela (San Fernando, Cádiz), famoso por ser quien culminó la toma de Madrid por los a la postre franquistas. Fue ministro del Ejército durante el régimen totalitario de Franco. Fue imputado por la Audiencia Nacional en el sumario de Baltasar Garzón por delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos durante la Guerra Civil y en los primeros años del régimen. No fue procesado porque falleció.
El abuelo materno de la primera mujer de Paco de Lucía –el guitarrista se casó en segundas nupcias con Gabriela Carrasco– fue un “ilustre” carlista sensibilizado con la lengua vasca y sus tradiciones. Las enciclopedias recuerdan al vascoparlante y escritor en euskera José María Ampuero Jáuregui. Falleció en su hogar, Eche-Zuría, en 1917. Las crónicas de la época narran que Ampuero presidió las “solemnes” Fiestas Eúscaras (‘Jaialdi Euskeraskuak’) de 1885 de Durango. Ocupó cargos en el gobierno foral del señorío de Bizkaia. “Fue también alcalde foral de Durango y diputado provincial a Cortes por el mismo distrito y más tarde senador por Gipuzkoa en varias legislaturas. A su iniciativa se deben las Fiestas Eúscaras celebradas en Durango en 1885″, ilustra Carmen Castells. Un siglo después, la familia organizó en el mismo inmueble una comida en el que se sirvió el mismo menú de aquellos fastos históricos.
Ese solar fue lugar de ocio de Paco de Lucía junto a su mujer y los tres hijos que tuvieron en común: Casilda (1978), Lucía (1979) y Curro (1983). El músico no llegó a actuar en Durango. No obstante, sí tocó la guitarra en sobremesas en el txoko Kili Kolo. Sí hubo un intento de organización de un concierto en la villa que no llegó a fraguar. El fraile Nicolás Alzola Bitaño (Izurtza, 1922) ofreció a Gerediaga Elkartea la posibilidad de que el virtuoso actuara con motivo de una edición de la Euskal Liburu eta Disko Azoka. Su buena relación de amistad con la familia Ampuero lo propiciaba. Sin embargo, los representantes de la sociedad de amigos decidieron que en aquellos tiempos no era conveniente.
Otro vecino de la villa recuerda cómo la boda de Paco de Lucía con Casilda Varela Ampuero en Holanda fue causa de enfrentamiento entre las familias, tras ocho años de noviazgo. “Imagina al ministro franquista viendo cómo se casa su hija, rica, con el artista Paco de Lucía”, valora. El andaluz, además, un año antes de la boda sufrió un ataque fascista. Ocurrió en Madrid meses después de que muriera el dictador Franco, amigo personal del que iba a ser su inminente suegro.