Ochenta y seis años han pasado desde que una guerra civil injusta y cruel se llevó la vida de nuestro vecino de Zalla Cosme Bibanko Etxebarria. ¿Su delito? Luchar por sus ideales y valores. Sí, ideales y valores tan válidos como otros, que tras el golpe de Estado dado por los franquistas pasaron a ser contrarios al régimen, por lo que eran perseguidos y condenados con pena de muerte.

Cosme Bibanko y su mujer, Cándida Aristaran.

Cosme Bibanko y su mujer, Cándida Aristaran. Un reportaje de Jasone Acasuso Ariño

Era un vecino muy implicado en la vida social y política del pueblo. Era el pequeño de cuatro hermanos de una familia muy humilde cuyos padres, Eleuterio y Casimira, se esforzaron mucho por dar estudios a sus hijos. Trabajaba en la Papelera de Aranguren como ebanista, era vicepresidente de la Junta del PNV, había formado un grupo de ezpatadantzaris al que dedicaba mucho tiempo con pasión, y participaba en obras de teatro que se realizaban en el salón de actos del batzoki.

El año 1936 comenzó feliz al contraer matrimonio con Cándida Aristaran, pero el comienzo de la guerra meses después truncó todos los planes. Cosme pasaría a formar parte de la Junta de Defensa junto a su cuñado Jesús Ariño, siendo nombrado después comisario delegado de Orden Público. Encargado de evitar todo tipo de altercados en el pueblo, se afanó en luchar contra todos aquellos que intentaban cometer todo tipo de desmanes sin importar la ideología de los infractores. El párroco de la iglesia de Otxaran (Zalla), Nicolás Inchaurraga, declaró que Cosme le salvó de una muerte segura “cuando los rojos” fueron a buscarle a media noche, poniendo después guardia para salvaguardar los bienes y personas del barrio, interviniendo también junto a su cuñado Jesús en proteger al cura de Zalla, Felipe Ibarrondo.

Un fraile de la compañía de los Hermanos Maristas estaba siendo trasladado a Santander por la checa de Torrelavega con intención de acabar con su vida. Al tener conocimiento de estos hechos Cosme fue en su busca y, tras un duro enfrentamiento con ellos, consiguió la liberación del fraile. Las monjas del Colegio Irlandesas declararon que en muchas ocasiones prestó su ayuda contra cualquier atentado sufrido y que en una ocasión consiguió pasaporte para una de ellas cuando tuvo que trasladarse a Francia, acompañándola y protegiéndola hasta que embarcó.

El contexto

En octubre se aprueba el Estatuto Vasco y José Antonio Aguirre es proclamado lehendakari. Los batallones vascos empiezan a formarse y Cosme es nombrado capitán de la primera compañía del Batallón Muñatones con la que parte en dirección a Elgeta, donde permanecen unos quince días. A finales de marzo les destinan al frente de Villareal donde, unas semanas después, Cosme cae herido de bala en una pierna con orificio de entrada y salida. Es trasladado al hospital de Arriluce (Algorta) y allí permanece unos veinticinco días, tras los cuales vuelve a Zalla a terminar la recuperación.

Cosme, en el Batallón Muñatones, donde fue capitán de la primera compañía. Un reportaje de Jasone Acasuso Ariño

Entre tanta desgracia también tienen cabida las buenas noticias. Su mujer Cándida está embarazada y Cosme se siente tan feliz que se le han olvidado, por un momento, las penurias sufridas.

Pero la guerra continua. Comienza la ofensiva de Bizkaia y al tener conocimiento de ello, el alcalde de Zalla, Bernardo Lanzagorta, y el teniente alcalde presentan su dimisión. Jesús Ariño, cuñado de Cosme, asume el cargo de alcalde en funciones y apenas cuenta con la ayuda de dos concejales para hacerse cargo de todo, así que Cosme está dispuesto a ayudarle en todo lo que puede.

El frente de guerra sigue avanzando. La gente huye con sus pertenencias y el ganado en busca de un lugar más seguro. La carretera Bilbao-Balmaseda se colapsa, sufriendo durante el camino los ataques de los cazas sin otro fin que sembrar el terror. A Zalla llegan cientos de refugiados que van siendo realojados en viviendas vacías y caseríos de vecinos que pueden hacerse cargo de ellos. A casa de Cosme también llegan como refugiados, desde Tolosa, su hermano mayor, Casimiro, y su mujer, Nieves, y a los pocos días de llegar nace allí su primogénito.

Cándida Aristaran y su hijo Cosme.

Cándida Aristaran y su hijo Cosme. Un reportaje de Jasone Acasuso Ariño

A finales de mayo Cosme se reincorpora a filas y marcha con su batallón al frente de Miraballes donde permanecen unos quince días. A primeros de junio los franquistas asaltan el Cinturón de Hierro. Uno de los encargados de la construcción se ha pasado de bando y entregado los planos, dándoles con ello información detallada de los puntos débiles. El lehendakari abandona la capital vizcaina y se dirige hacia Turtzioz atravesando las Encartaciones sufriendo durante el trayecto tres ataques de la aviación enemiga. Ataques que también sufre Zalla durante el mes de junio.

El día 25 de junio, Sodupe cae en manos de las fuerzas enemigas que, con diecisiete tanques, avanzan hacia Zalla. El día 27, las fuerzas republicanas instaladas en los montes cercanos se ven obligadas a replegarse ante el avance franquista. Los batallones Abellaneda y Muñatones se retiran hasta el pueblo de Artzentales. Los dos batallones tienen que reorganizarse ante la falta de personal y se unen formando solo uno, nombrando a Cosme capitán de una de las compañías y cabo a su cuñado, que se ha incorporado a filas voluntariamente.

Batalla del Kolitza

El día 25 de julio vuelven al frente en el monte Kolitza y se enzarzan en una dura batalla intentando reconquistar la ermita pero todos los intentos son en vano. Los franquistas tienen mejor armamento y apoyo de la aviación. La aviación republicana bombardea las posiciones enemigas sin conseguir buenos resultados y, nada más retirarse, aparece la aviación alemana arrojando bombas y ametrallando sus posiciones. Se espera que vuelvan los aviones republicanos para reforzar, pero los que aparecen son otra vez los alemanes haciendo imposible el asalto a la ermita. Cosme cae herido en un brazo y se ordena la retirada de la compañía a una zona más protegida.

Pero un cañonazo por donde pasa provoca el desprendimiento de una piedra que le produce la fractura de una vértebra. Es trasladado al Hospital de Limpias (Santander) donde permanece unos veinte días. Después pasaría por varios centros hospitalarios, hasta acabar en el Hospital Central de Sama de Langreo, donde fue arrestado por las Fuerzas del Ejército Nacional el 27 de octubre de 1937.

Mientras, el 3 de octubre ha nacido su hijo. Su mujer Cándida se siente feliz e ilusionada, pero esa felicidad se ve ensombrecida por el futuro incierto de su marido.

En un intento desesperado por salvarle la vida, la familia manda informes positivos de las personas a las que Cosme ayudó, pero otros vecinos van a declarar en contra basándose en falsas denuncias, tomándose muchas molestias en conseguir su ejecución.

Hasta allí viajó en tren Cándida con el niño de apenas tres meses con la ilusión de que el padre lo conociese, pero le negaron la visita, volviendo a casa muy frustrada y afligida. Después de celebrar una farsa de juicio sumarísimo, Cosme fue fusilado el 15 de febrero de 1938 delante de la tapia del Hospital Provincial de Oviedo.

Poco tiempo después llegó a Zalla el sacerdote que había estado con Cosme en sus últimos momentos con la trágica noticia y una carta para su mujer: “Educa a nuestro hijo en el perdón de los causantes de mi muerte”.

Es duro convivir en el pueblo con los causantes de la muerte de un familiar. Un vecino preguntó a la madre de Cosme por su hijo a sabiendas de lo sucedido, ahondando aún más en el dolor ocasionado. Cándida paseaba con su hijo cuando uno de los causantes del fusilamiento de su marido miró al niño deseándole el mismo destino que a su padre y llegó a oídos de la familia que la mujer de este individuo saltó de alegría al enterarse de lo sucedido a Cosme. Su cuñado también estuvo condenado a muerte pero la suerte quiso que se salvase, y pasados tres años preso, regresó a casa.

Falta de respeto, intolerancia, crueldad, odio… ¿estos son los valores de las personas que les denunciaron? Respeto, tolerancia, bondad, humildad… estos son los valores que tenían Cosme y su cuñado, y que me ha inculcado esta familia que fue perseguida por ser contraria al “Glorioso movimiento”.

El dolor de una familia

Muerte, destrucción y dolor; mucho dolor es lo que provoca una guerra. El dolor de una madre que no entiende el motivo de ese odio hacia su hijo que lo único que hizo fue el bien por los demás. Una madre que durante el resto de su vida, cuando creía que nadie la escuchaba, seguía llorando y rezando por la muerte de ese hijo. Dolor de una esposa que vio truncada su felicidad a los pocos meses de casarse, dolor de un hijo al que le fue arrebatado el derecho a tener un padre al que adorar y querer, dolor… que siempre ha estado presente en la familia.

Cosme Bibanko Aristaran buscó durante muchos años información sobre el paradero de los restos de su aita sin resultado. Su ama no supo nunca dónde yacía su marido. Fue sobre el año 2000 cuando la familia tuvo conocimiento de que Cosme estaba enterrado en una fosa común del cementerio de Oviedo. Dicha fosa mide 250 metros cuadrados y contiene unos 1.129 cadáveres de personas fusiladas entre octubre de 1937 y octubre de 1952. Desde un primer momento, algunos de los familiares allí enterrados visitaban clandestinamente la fosa esquivando la presencia de la Guardia Civil que vigilaba su acceso. En el año 1967 unos familiares promovieron la construcción de un cercado de piedra con objeto de defender el lugar y perpetuar la memoria de los allí inhumados. El último homenaje a los asesinados se realizó en el año 2001, cuando se instalaron unas placas de mármol en los muros que rodean la fosa, donde aparecen los nombres y procedencia de todos los enterrados de los que se tiene conocimiento oficial.

En Zalla hay una calle con su nombre y en el barrio de Otxaran (Zalla) una escultura en su memoria que mandó construir su hijo con este encabezamiento: “Gudari en busca de la libertad”.