Detenido por portar el féretro del lehendakari
El histórico jeltzale Patxi de Lezea fue arrestado por la policía franquista tras asistir al funeral de Aguirre en 1960
Solicitó que no se publicaran esquelas de su fallecimiento. Que solo se comunicara su pérdida a familiares y amistades próximas. Sin embargo, dejó huella por su constante lucha abertzale antifranquista. Francisco Martínez de Lezea –más recordado como Patxi Lezea– fue un gasteiztarra muy próximo al lehendakari Aguirre. El alavés fue uno de los hombres que portaron el féretro del presidente vasco tras su repentino fallecimiento por un ataque cardíaco en París el 22 de marzo de 1960. Este hecho le pasó factura al regreso a su hogar. La policía franquista lo detuvo al llegar a su vivienda porque contaba con fotos en su poder del entierro de Aguirre en el municipio labortano de Donibane Lohizune, así como de la jura de Leizaola como nuevo lehendakari poco después.
La vida y obra de Lezea son más que interesantes. Hijo de un conocido industrial pirotécnico de Vitoria-Gasteiz, labró su carrera de ingeniero industrial en Bilbao y Barcelona. Se distinguió a partir del año 1932, dentro de las actividades deportivas de Euzko Gaztedi Kiroltzalea, especialmente en pro de la natación y del ciclismo que eran sus aficiones favoritas. Hizo muchas amistades solidarias dentro de Euzko Gaztedi. Tras estallar la guerra militar de 1936, ser comandante del cuerpo de Ingenieros, y acabar detenido, cuando salió de la cárcel, con otros amigos impulsó y constituyó la Federación Vasca de Natación, en contra de la opinión de otras personas.
No obstante, merece la pena conocer los detalles más llamativos de su paso por el Ejército de Euzkadi. Así, el día del golpe de Estado militar español del 18 de julio de 1936, como miembro destacado que era del PNV, cuando iban a detenerle las fuerzas franquistas un amigo le avisó de que iban a por él. Aquella noche y por el monte, se escapó de la capital gasteiztarra llegando hasta Arrasate, desde donde partió a Donostia y llegó a presentarse en casa de un amigo también afiliado a EAJ-PNV.
Durante esa jornada el Euzkadiko Buru Batzar de estas siglas se reunió de urgencia en la casa del matrimonio compuesto por los históricos jeltzales Luis Arregi y la emakume Gloria Zubia para decidir con qué bando se alineaban. «Se decidió apoyar a la legítima República en nuestra casa», trasmitió el propio Arregi al periodista Iñigo Camino en la publicación Alderdi. Según rememora otro jeltzale como es el exsenador Iñaki Anasagasti, “al día siguiente, Lezea se puso a disposición del partido para ir donde hiciera falta”.
Al reorganizarse las fuerzas vascas en Bilbao, tras la creación en Gernika del Gobierno vasco, fue nombrado comandante de gudaris del Cuerpo de Ingenieros. El lehendakari Aguirre le hizo entonces un encargo importante en uno de los momentos cumbre de la guerra en territorio vasco. De la siguiente manera lo relataba otro gudari, Bibiano Larramendi, conocido médico tolosarra de la época. “Cuando el militar traidor Alejandro Goicoechea, de Elorrio, que luego en el franquismo diseñó el tren Talgo, se pasó a las fuerzas franquistas con los planos del Cinturón de Hierro, el lehendakari José Antonio Aguirre, le encomendó con otros arreglar lo que el otro había dejado”, dejaba escrito de forma literal en la edición bonaerense de Euzko Deya.
Condenado a muerte
Al llegar la ocupación de las tropas franquistas a Bizkaia fue hecho prisionero y “juzgado injustamente” en Santoña, siendo condenado a muerte y sufriendo la realidad del penal de El Dueso, del que salió en 1942 en libertad provisional. Después, y siempre dentro de las filas del PNV, trabajó en la clandestinidad a las órdenes de Juan de Ajuriaguerra, y al morir Aguirre, con quien le unía una gran amistad, participó en su despedida en Donibane Lohizune. Larramendi mantenía que “tuvo el honor de ser uno de los que llevó el féretro del lehendakari a su última morada”.
A su retorno a Gasteiz, fue detenido por ser reconocido en las fotos que llegaron a Euskadi sur desde Iparralde. Por aquella jornada y por haber asistido a la jura de Leizaola como nuevo lehendakari en 1960. Martínez de Lezea fue conocido, además, por su apoyo y vinculación con el ámbito deportivo, de forma especial por la natación. Y, por si fuera poco, también como ingeniero, llevó a cabo numerosas obras en esta disciplina.
Lleva su firma la primera piscina que se construyó en la capital alavesa, que fue la de Judizmendi, donde fundó el club del mismo nombre que aún existe, aunque la vieja piscina ya ha desaparecido. “Colaboró técnicamente en la construcción del velódromo de Anoeta donostiarra, construyó las piscinas de Igarondo en Tolosa, la de Bergara, la del Goierri y otras más. Asimismo, tenía presentado un proyecto deportivo muy importante para la ciudad de Irun”, evocan quienes lo conocieron.
Patxi Lezea contrajo matrimonio con Juli García, campeona de natación y tuvo tres hijos que también fueron nadadores. Su hermana Paz, viuda de Bibiano Larramendi, fue quien dio la noticia de su fallecimiento argumentando que no se habían puesto esquelas por deseo expreso del finado. “No quería publicidad, y, pasado el tiempo, conviene recordarle como un arabarra de pro, al que honramos su memoria de gran amigo y gran gudari a la vez que luchó por Euzkadi”, publicaban en Euzko Deya y concluían: “Murió como vivió, trabajando por su gran causa vasca en silencio, sin alardes y sin esperar nada a cambio. Por esa razón es bueno traerle al recuerdo”.