La sidra es uno de los sellos de identidad de Euskadi. No obstante, las decenas de sidrerías vascas atraen cada año a miles de personas. Y más allá de las propias sidrerías, una de las últimas revoluciones que está triunfando es el primer sagarbar del planeta.
Ubicado en Astigarraga, en Malum Rex hay gran cantidad de grifos de sidra: hay hasta 12 variedades. Asimismo, también tienen otras bebidas elaboradas con sidra. Para acompañar la bebida, ofrecen numerosos platos para todos los gustos, también para veganos. Raciones o hamburguesas son solo alguna de las delicias del local, donde se trabaja con ingredientes de primera calidad.
Cultura y gastronomía
Las sidrerías son un símbolo de la cultura y la gastronomía vasca, un lugar donde tradición y sabor se unen para ofrecer una experiencia única. En pueblos como Astigarraga o Hernani, se concentra un gran número de estas sidrerías, conocidas por su sidra natural y por sus menús auténticos y sencillos, pero llenos de sabor.
El ambiente en una sidrería es especial: largas mesas compartidas, grandes barricas de madera y una atmósfera festiva que invita a la conversación y al disfrute.
Txotx
El ritual de la sidra, conocido como el "txotx", es uno de los aspectos más característicos de la visita. Durante el txotx, los visitantes se acercan a las barricas para probar la sidra directamente, que fluye desde un pequeño grifo y se sirve en el vaso desde una altura considerable para oxigenarla y resaltar sus sabores y aromas.
El menú en estas sidrerías suele ser fijo y tradicional, centrado en productos locales de alta calidad. El plato estrella es la chuleta a la parrilla, acompañada de tortilla de bacalao, bacalao frito con pimientos verdes y, de postre, queso Idiazábal, membrillo y nueces. Este menú sencillo pero sustancioso resalta los sabores auténticos y acompaña perfectamente la sidra, de sabor fresco y ligeramente ácido.
Las sidrerías vascas son mucho más que un lugar para comer y beber; son espacios de encuentro y de preservación de una tradición ancestral. Durante la temporada de sidra, reciben a miles de visitantes, tanto locales como turistas, que se acercan para disfrutar de una experiencia que conecta con la historia y el corazón de Euskadi.