Se acabó. Con el día de Reyes se acaban las fiestas de Navidad y el tradicional roscón de Reyes hace a las veces de dulce espuela gastronómica. Pero muchos son, somos, los que llegan a este jornada un tanto ahítos por lo que corre el riesgo de no ser aprovechado como merece. Con el agravante de que no puede guardarse como si fuera un mazapán, un polvorón o una tableta de turrón sin abrir. Si nadie da un paso adelante, esa porción de roscón se va a la basura.

Pero no tiene que ser así. Ni siquiera hace falta intentar hacer el esfuerzo de comer un poco más para que sobre menos. Desde la empresa de pastelería tradicional Viena Capellanes ofrecen una serie de recetas de aprovechamiento.

Un roscón de reyes en el centro de la mesa lista para su degustación. Freepik

Congelarlo para disfrutar del roscón como recién comprado o utilizarlo como ingrediente principal para hacer otras recetas son algunas de las ideas que propone la empresa.

Cómo conservarlo congelado

Congelar el roscón, o lo que quede de él es la mejor opción. Eso sí, los roscones secos o vacíos lo que no tienen relleno son los indicados. El relleno debe tener algún estabilizante para que pase por este proceso sin estropearse, especialmente si es nata. Se puede congelar entero, pero mejor por raciones individuales para comer solo lo justo cada vez. Cada trozo se envuelve en papel film, o se pomne en una bolsa zip o un túper.

Para descongelarlo y comerlo como si estuviera recién hecho, se puede dejar a temperatura ambiente un rato y cuando ya este casi listo se le puede dar un último toque con el microondas a poca potencia o en la freidora de aire como si se fuera a tostar o calentar el pan. Se puede acelerar el proceso en el horno a 180º entre 2 y 10 minutos, dependiendo del tamaño y la cantidad.

Si queda reseco después de descongelarse, se puede recuperar su esponjosidad humedeciendo los trozos más duros con un pulverizador de agua o envolviendolo con una tela húmeda. Después calentarlo un poco en el microondas a baja potencia durante 20 ó 30 segundos, en el horno convencional con el calor residual o en una sartén con tapa.

Las recetas de aprovechamiento

Aunque se pueda disfrutar así del roscón de Reyes como si estuviera recién hecho, hay otras posibilidad para darle una nueva vida o probar otras posibilidades que nos harán verlo con nuevos ojos.

Bikini-roscón de jamón y queso

El siempre gustoso contraste dulce-salado. Cortado en rebanadas o abierto por la mitad, se rellena con jamón de york y queso, para luego tostarlo en la sartén o en la planchas. Se pueden probar otro relllenos salados.

Biscotes de roscón

El roscón puede transformarse en doradas y crujientes tostas al cortarlo en tajadas de no más de un centímetro y pasarlas por el horno o el grill para darles color y secarlas. Guardadas en un recipiente hermético, se pueden ir sacando para tomar con un café o un chocolate.

Batido de roscón

Otra alternativa es preparar un batido con las sobras del roscón. Basta con desmenuzar los trozos y mezclarlos en una licuadora con leche fría, una bola de helado de vainilla y un poco de canela. Se puede servir con nata montada y ralladura de naranja.

Croquetas de roscón

Un sorprendente postre con forma de tradicional croqueta. Se desmenuzan los trozos de roscón y se mezclan con una bechamel espesa aromatizada con canela y ralladura de limón. Una vez fría la masa, se moldean las croquetas, se rebozan con huevo y pan rallado, y se fríen hasta dorarlas.

Torrijas de roscón

Si el roscón congelado llega a Semana Santa se pueden preparar con él unas torrijas muy especiales. Se corta en rebanadas que luego hay que empapar en una mezcla de leche, huevos, azúcar y canela o vainilla. Solo queda freírlas con mantequilla (aunque en aceite también quedan buenas). Para desayunar o merendar cubiertas de azúcar y canela.

‘Mousse’ de roscón

para terminar, una opción cremosa y delicada, una mousse. Hay que remojar las porciones del roscón en leche caliente hasta que ya no absorban más líquido. Es conveniente ir vertiendo la leche poco a poco para que no escurran. Después, se trituran hasta formar una pasta y se mezclan gradualmente con nata montada creando un postre suave y sabroso. Una vez bien mezclado, al frigorífico unas horas.