La gastronomía es uno de los aspectos de Euskadi que conquista a todos. Cada rincón ofrece una variedad de platos que reflejan la rica herencia cultural de la zona. Sin embargo, dentro de esta diversidad, hay un dulce que brilla con luz propia en Bilbao: el bollo de mantequilla.

Este manjar ha conquistado no solo a los bilbainos, sino también a visitantes de otras ciudades, convirtiéndose en un símbolo de la repostería local. Su historia, su peculiaridad y su expansión más allá de las fronteras de la capital vizcaina son aspectos que lo hacen aún más interesante.

El dulce típico de Bilbao: el bollo de mantequilla

El bollo de mantequilla es un panecillo suave y esponjoso, que destaca por su relleno de crema de mantequilla batida con azúcar. Su origen se remonta a finales del siglo XIX, cuando dos primos suizos, Bernardo Pedro Franconi y Francesco Matossi, abrieron una pastelería en la calle Correo, en el corazón del Casco Viejo de Bilbao. Con el paso del tiempo, este dulce suizo se adaptó al paladar bilbaíno, transformándose en un icono local.

A lo largo de los años, el bollo de mantequilla se ha convertido en una tradición que se comparte en ocasiones especiales, como celebraciones familiares o meriendas en compañía de amigos. Este dulce ha logrado mantenerse a lo largo de los años, sin perder su esencia. Su textura ligera y su sabor suave hacen que sea un acompañamiento ideal para un café o una taza de chocolate caliente, lo que contribuye a su popularidad en la ciudad.

Dónde comer el mejor bollo de mantequilla

Si hay un lugar que se destaca en la elaboración de bollos de mantequilla, es sin duda la pastelería Martina de Zuricalday. Fundada en 1830, este establecimiento ha sido un referente en la ciudad y ha pasado de generación en generación, manteniendo viva la tradición de su receta original. La familia que regenta el negocio ha trabajado arduamente para conservar la calidad y el sabor de sus productos, convirtiendo el bollo de mantequilla en un símbolo del orgullo bilbaino.

En Martina de Zuricalday, los clientes pueden disfrutar de un bollo que, como afirman sus propietarios, es “más de Bilbao que el Athletic. La dedicación a los ingredientes de calidad y el respeto por la tradición hacen que sus bollos sean únicos en la región. A pesar de los intentos de replicar esta delicia en otras ciudades, ningún establecimiento ha logrado igualar la calidad de estos bollos, lo que les otorga un carácter distintivo y auténtico.

Otros dulces típicos de Euskadi

Ariane Hoyos es una joven de Santurtzi que reside actualmente en Madrid. Cuenta con 488.000 seguidores en Instagram y se ha popularizado en redes sociales por sus vídeos sobre las tradiciones y productos vascos que no son habituales en otros lugares del Estado.

En uno de esto vídeos, muestra cuáles son sus dulces preferidos de Euskadi, explica de qué ingredientes están compuestos cada uno de ellos, qué es lo que les hace tan especiales y cuáles son sus favoritos mientras los prueba. El primero de ellos es la carolina, un postre que nació de la imaginación de un pastelero bilbaíno que quiso crear un dulce para su hija Carolina, que adoraba el merengue. Esta pequeña obra de arte pastelera está compuesta por una base rellena de crema, cubierta por un generoso merengue decorado con yema de huevo y un toque de chocolate. "Es super delicadito y aesthetic", comenta Ariane mientras lo prueba en el vídeo.

Otro de los dulces que resalta es el bollo de mantequilla, su favorito personal. Este bollo es un símbolo de Euskadi, especialmente en Bilbao, tal y como hemos mencionado. Ariane lo describe como "el mejor bollo del mundo", rememorando su infancia, cuando su madre le llevaba uno al salir del colegio. Un sabor que pocos conocen fuera de la región, pero que todo vasco tiene grabado en su memoria.

Finalmente, la influencer menciona el pastel de arroz, que a pesar de su nombre, no lleva arroz. Este postre tiene una textura suave y cremosa, casi como una tarta de queso, y es uno de los más consumidos en Euskadi. Es sencillo, pero sabroso, algo que a Ariane le resulta curioso por su simplicidad.