Lezama se viste de gala esta tarde. Y lo hace por varios motivos. El Amorebieta vuelve a la que fue su casa durante las dos históricas temporadas que ejerció en LaLiga Hypermotion, la más reciente el curso pasado, pero comparecerá en esta ocasión como visitante y en un momento muy delicado para la entidad zornotzarra, que podría sufrir su segundo descenso consecutivo con esa dosis de angustia que genera tras haber tocado el fútbol profesional hasta hace cuatro días. El conjunto que dirige Natxo González asume que tiene complicado lograr la permanencia en Primera RFEF cuando solo restan siete jornadas y la salvación dista a ocho puntos, pero avisa de que apurará sus pocas opciones, que pasan primero por vencer en el derbi de esta tarde (18.00 horas) frente a un Bilbao Athletic que tiene enfocado su objetivo en asuntos más ambiciosos, como es colarse en el play-off de ascenso. De ahí, la urgencia que apremia a los dos conjuntos vizcainos, que se conocen perfectamente, pero que viven sensaciones dispares, más alarmantes en el caso de los azules y más serenas en el lado del filial rojiblanco, que ya venció en la cita de la primera vuela en Urritxe (0-2), gracias a los tantos de Ekain Azkune e Ibai Sanz, este último agraciado por un momento dulce de forma que le convierte en una pieza clave para los cachorros.

“Soy de los que se agarra a un clavo ardiendo y mientras haya una mínima opción hay que pelearla”

NATXO GONZÁLEZ - Entrenador del Amorebieta

El derbi, por tanto, intuye un duelo a cara de perro. Suele ser habitual en este tipo de enfrentamientos de cercanía, pero cuya intensidad se acentúa en situaciones casi definitivas. No es una final, pero sí marcará mucho. De manera especial para un Amorebieta que encadena cinco jornadas sin oler el triunfo, una tacada en la que únicamente ha sumado tres puntos, datos que explican su larga estancia en la UCI y sin apenas mostrar síntomas de mejoría. La máxima dice que mientras haya vida, hay esperanza, aunque para que se prolongue esa creencia el colectivo azul debe romper una estadística fatal para sus intereses y firmar su primera victoria como visitante, una vez que no ha sido capaz de ganar partido alguno en sus 15 desplazamientos anteriores, una realidad deprimente puertas adentro y que tanto le ha penalizado desde que arrancara la competición. Un Amorebieta, además, que afronta el derbi con las ausencias por sanción del central Jon Ander Amilibia, que en la jornada frente a la Real Sociedad vio la quinta amarilla del ciclo, y del delantero Álvaro Marín, curiosamente jugador cedido por el Bilbao Athletic y castigado con dos partidos de sanción por la roja directa que recibió en el choque ante el filial realista por culpa de sus protestas hacia una decisión arbitral cuando ya estaba en el banquillo tras haber sido sustituido.

Natxo González, técnico del Amorebieta, tira de una realidad incuestionable. La situación de su equipo “es muy complicada” y reconoce que el vestuario “está asumiendo un gran desgaste emocional, llevamos jugando finales desde que yo vine”. “Desde mi posición trató de trasmitirle en qué momento estoy yo, en qué pienso yo. Soy de los que se agarra a un clavo ardiendo y mientras haya una mínima hay que pelearla. El equipo va a seguir compitiendo, nunca se sabe si encadenas dos victorias consecutivas y vuelves a estar ahí, lo que puede deparar el futuro”, subrayó ayer el gasteiztarra, que insistió en que “matemáticamente hay posibilidades, porque , si sumas ahora seis puntos, estás a partido y medio o a un partido a falta de cinco jornadas”, momento en que se refirió al derbi: “Hay que correr mucho, (el Bilbao Athletic) juega muy bien, nos va a exigir mucho, pero nosotros también a intentar imponer lo que hemos trabajado para hacerles daño”.