Alex Valiño: “Sé que me van a comparar con Maroan, pero también es un reto para mí”
Debutó el pasado viernes en el Barakaldo, al que llega como recambio de Maroan Sannadi, fichado por el Athletic y que se estrenó como león ante el Girona
Alex Valiño (Jaca, 25 de abril de 1997) asume el reto tras la oportunidad que le ha dado el Barakaldo de volver a casa. Valiño –que nació en la localidad oscense por deseo de su madre, oriunda de la misma, pero que siempre ha vivido en Bilbao, “yo me considero vasco”, subraya– llega a Lasesarre procedente del Atlético Sanluqueño, del grupo II de Primera RFEF y donde era un fijo en el mes de enero; se formó en el Indautxu y en el Santutxu, antes de recalar en Lezama, donde militó en los dos juveniles y en el Basconia. En el verano de 2017 dejó la cantera del Athletic para jugar en el Sodupe, Tenerife B, Haro, Coruxo, Gernika y Arenas, además del mencionado conjunto gaditano.
El pasado viernes jugó sus primeros minutos con el Barakaldo y además con victoria. ¿Qué sensaciones tuvo?
Me sentí superfeliz, tenía un montón de ganas de debutar y lo hice encima en un campazo como El Toralín ante la Ponferradina, fue un partidazo en el que nos llevamos los tres puntos, así que todo redondo.
¿Le ha venido todo muy rápido? Hace cuatro días estaba en el Atlético Sanluqueño, la urgencia de su fichaje, lo que se ha levantado…
Sí, sí, ha sido todo un poco rápido, pero, bueno, al final el mundo del fútbol es así.
El sábado podría debutar en Lasesarre ante el Andorra. ¿Qué Alex Valiño va a ver el público?
Un Alex Valiño que ha venido aquí a ayudar en todo lo que pueda al equipo, a los compañeros, al míster... que como mínimo se va a dejar todo en el campo para ayudar.
¿Cómo se define?
Como un jugador fuerte, rápido, peleón, un jugador de equipo.
En su etapa en el Gernika sufrió una grave lesión de tobillo que le tuvo un año sin jugar. ¿Qué sucedió exactamente?
Recibí una patada por detrás, que fue sin querer, yo pisé mal y la cosa se complicó un poco, me rompí los ligamentos y estuve un año sin jugar.
¿Pensó en dejar el fútbol?
Sí, claro que lo pensé. Hubo momentos superdifíciles, hay médicos que te dicen una cosa, otros que te dicen otra y al final es muy complicado, pero gracias a toda la gente que tengo cerca y del mundo del fútbol que me ayudaron un montón, pudimos sacarlo hacia delante.
Sí, porque se rehabilitó después en el Arenas, como una apuesta de Toño Vadillo, ¿no?
El Arenas se portó genial, porque cuando vas de frente, las cosas se solucionan. La lesión la sufrí a inicios de enero (2022) y terminaba contrato esa temporada en el Gernika, yo no renuevo y el Arenas me ofrece firmar allí y firmo. ¿Qué pasa? Que yo pensaba que iba a estar recuperado para entonces, pero las cosas no iban bien y tenía que ir de frente. Le llamé a Toño y le dije, mira, pasa esto, que yo pensaba que iba a estar de otra forma, no estoy recuperado. Hablando nos entendimos y me dijo: ‘Vamos a rescindir y luego a ver cómo estás en navidades y si ya estás bien, pues nosotros te damos la oportunidad’.
¿Empezó de cero?
La verdad es que sí. Te entran tantas dudas en momentos muy, muy, difíciles, pero no hay mal que por bien no venga, te haces más fuerte y aprendes mucho de la situación. En mi caso mi mejor amigo, Philip que es sueco y es como mi hermano, me ayudó muchísimo y fue una pieza fundamental. Estuvo conmigo a pico y pala, me decía que lo vamos a sacar, que vamos a recuperarnos y encontramos la solución.
Tanto que el año pasado marcó 14 goles en el Arenas y fue clave para sellar la permanencia.
A nivel personal fue un año bonito y en lo colectivo fue un año duro porque teníamos otras expectativas al principio de temporada y la cosa se empezó a complicar. El contexto de la temporada te pone en otro lugar y, por suerte, logramos sacarlo.
Se formó en Lezama, donde recaló desde el Santutxu, para cumplir dos temporadas en el juvenil y dos más en el Basconia. ¿Qué le faltó para haber tenido más recorrido?
Me voy a mojar un poco. Fue debido al aspecto psicológico y ciertas situaciones me quedaron un poco grandes. Jugaba en el Santutxu con mis amigos, no me había planteado que me iba a llamar el Athletic y de repente te llama, estás ahí, ves que todo es mucho más profesional y yo tampoco oriente las cosas... Igual esa presión que uno se mete a sí mismo no supe manejarla bien. Ahora lo manejo bastante mejor.
Llega al Barakaldo como un fichaje de urgencia, como recambio de Maroan Sannadi y evidentemente van a surgir las comparaciones con Maroan. ¿Lo tiene asumido?
Sí, pero para mí también es un reto. Sé que Maroan ha dejado el listón superalto, yo ya le conocía y sé que es un jugadorazo increíble. También me sirve para fijarme en él y ver que soñando y trabajando las cosas se pueden lograr. Tampoco tienen porque ser comparaciones malas, ojalá pueda hacer lo que ha hecho él.
¿Pero se parece a Maroan como futbolista?
Podemos ser de un perfil parecido, lo cierto es que me siento bastante identificado con su juego y Maroan es un modelo a seguir.
El Barakaldo también ha pasado por caja para ficharle, ha pagado los 100.000 euros al Atlético Sanluqueño de su cláusula de rescisión. ¿Eso le puede pesar, porque se le va a observar con lupa?
No tengo ni idea de lo que se ha pagado ni de lo que se ha dejado de pagar. Quiero mantenerme un poco al margen. Sé que la gente hablará o no hablará, pero esas cosas no las puedo controlar. Lo único que puedo controlar es que la gente esté contenta conmigo. Han apostado fuerte por mí, que es de agradecer muchísimo, y como mínimo me voy a dejar la vida cada día, cada entrenamiento y cada partido.
¿Qué le pide Imanol de la Sota?
Imanol me conoce perfectamente y me pide que trabaje. Sabe lo que le puedo dar. Y me exige que compita a muerte todos los días.
¿Coincidió con él en Lezama?
Sí, estuve con él en juveniles y ya nos conocíamos. Y la verdad es que Imanol ha sido clave. Es una persona a la que yo admiro un montón, porque me siento bastante identificado con él. Imanol es un tío al que nadie le ha regalado nada, está aquí porque le ha echado dos huevos. Y él se lo ha ganado con la gente que le rodea, que también trabaja muy bien. Le respeto muchísimo y todo lo que me diga…
Le está haciendo la pelota.
(Risas) No, no. Imanol lo sabe perfectamente. No soy una persona pelota, le admiro mucho. Ahora es mi entrenador y tenemos una relación de jugador-entrenador. Estoy para aprender lo máximo, para ayudar en todo lo que pueda.