Aitor Calle (Bilbao, 28 de junio de 1976) es un hombre feliz por haber cumplido con su objetivo. Su Sestao River ha sellado la permanencia en Primera RFEF tras vencer en la última jornada en el Reino León a la Cultural y llega el momento de cerrar su futuro, ya que su contrato expira el 30 de junio. Completar una cuarta campaña al frente del conjunto verdinegro sería “una buena opción”, dice, pero también apunta que entendería si el club pensara lo contrario. Se queda, con todo, en la confianza depositada en su persona en el que ha sido su mayor reto como entrenador.

Menuda temporada y menudo final con la consecución de la permanencia. ¿Cómo valora el éxito ya con la cabeza fría?

—Va a tener que pasar un tiempo para que le demos valor a lo conseguido, todavía estamos en momento de euforia. Cuando consigues algo así no eres consciente y hemos estado tan metidos en el día a día que, como digo, no tienes quizás esa perspectiva, pero creo que con el tiempo, cuando lo asimilemos realmente y seamos conscientes de lo que hemos conseguido, le vamos a dar el valor que tiene.

Dicen que la fe mueve montañas.

—Hubo cosas que no hicimos bien en verano y nos pasaron factura. Pero la realidad es esa, que el equipo, pese a todos los palos y las dificultades, ha estado espectacular. Esa fe y esa constancia nos han llevado a conseguirlo.

¿A qué le sabe el éxito, a un título?

—Es difícil. No se puede comparar, pero en cuanto a dificultad, en cuanto a la exigencia que teníamos este año, por lo menos en lo personal, nunca había estado a un nivel tan exigente como este año. Siendo también el equipo con menor presupuesto en la categoría, para nosotros era todo un reto. No es lo mismo una cosa que otra, quizás esto haya tenido más dificultad que el ascenso del año pasado.

¿Como entrenador se ha tratado de su mayor reto?

—Me ha cambiado mucho la vida. Después de las diez primeras jornadas en las que no habíamos ganado ningún partido, las dudas son para todos. Yo no le puedo estar más agradecido a Ángel Castro (presidente del Sestao River) y a toda su directiva por haber confiado en mí en esos momentos, porque hasta a uno mismo le aparecen las dudas. Nos costó siete partidos poder marcar un gol, once jornadas poder conseguir la primera victoria, hubo momentos de zozobra, de preguntarme si estaré por encima de mis posibilidades, si valdré para esto.

¿Temió ser destituido?

—Es que era entendible. Hoy en día funcionan las cosas así. Por supuesto que lo hubiese entendido y por supuesto que tenía ese miedo. Pero, a la vez, tenía esa confianza que mostraban en mí, quería devolvérsela en el campo con los resultados. Todas esas dudas que hubo han tenido un final feliz. He aprendido un montón. He crecido mucho de la mano de los jugadores y del club. Y por supuesto que ha sido el mayor reto.

Una paciencia del presidente y del director deportivo que no suelen ser habitual. ¿Qué le transmitieron para mantener esa confianza? ¿En realidad no recibió ningún ultimátum?

—No llegó a darse esa conversación en ningún momento. Todo lo contrario. Que confiaban en mí, en el trabajo que estábamos haciendo y en que le podíamos dar la vuelta a la situación. Y entendían que, dado el presupuesto que teníamos, quizás era parte del proceso también. Espero que sirva también de ejemplo, porque se ha demostrado que quizás si tienes esa confianza y dejas trabajar y crees que es la persona adecuada, es más fácil poder sacar una mejor versión de uno mismo.

¿Siente que ha dado un paso adelante como entrenador?

—Un paso tremendo. He crecido muchísimo a todos los niveles.

¿Ha llegado a perder el sueño?

—Me cuesta mucho dormir. El pasado fin de semana fue muy largo y descansé muy poco. De hecho, creo que acertamos no viajando el día anterior, fuimos en el día, le dimos prioridad a que todos descansáramos en nuestra cama, con nuestros entornos, y tuvo una consecuencia positiva.

¿Fueron los noventa minutos más largos de su carrera?

—No. Ha habido momentos mucho peores. Les intenté hacer ver que lo importante era centrarnos en nosotros. Les pedí, por favor, que nadie tuviera un móvil a mano, que todo el mundo dejara los móviles en el vestuario, que nadie mirara otros resultados. Que disfrutáramos del partido, que estábamos en el mejor escenario posible y el equipo lo entendió perfectamente, perfectamente, se vació, hizo un ejercicio de resiliencia como ha hecho durante todo el año.

¿Cómo explica la metamorfosis de esta segunda vuelta del equipo cuando han doblado los puntos respecto a la primera vuelta y han triplicado incluso las victorias?

—La segunda vuelta es de play-off, son 29 puntos, pero si lo analizas desde la décimo primera jornada, con esa primera victoria, te quedas muy sorprendido. No estábamos haciendo las cosas tan mal como parecía, pero faltaba ese puntito de confianza y de refuerzo en el resultado. Es muy importante el resultado en el proceso, porque generó muchas dudas, a los propios jugadores también.

¿Su contrato recoge la opción de renovar tras lograr la salvación?

—No. A mí me gusta ir de año a año y no estar atado por contrato. Prefiero sentarme a final de temporada.

¿Se ha dirigido ya a usted el club?

—Tras el partido en León sí que hablé con el presidente y quedamos en que esta semana nos íbamos a sentar. Hay una conexión entre ambas partes total, hay una predisposición muy buena; si se decide por ambas partes que tenemos que continuar, para mí será un placer seguir en el River. Yo soy un riverzale más, vivo muchísimo este club y estoy encantado. También llevo ya tres años y…

¿Que se puede cerrar ya una etapa?

—Si se cree que sea así, lo aceptaré perfectamente, lo entenderé. Y será parte también del proceso. Yo entiendo que ambas partes hemos conseguido objetivos y el primer planteamiento entiendo que será la posibilidad de continuar. Si desde la directiva se me dice: ‘Mira, has cumplido, creemos que necesitamos una nueva etapa, hay que ir a un nuevo ciclo’; seré el primero en entenderlo y me voy a ir feliz. Mi primer objetivo fue ascender con el River, lo conseguí. Y este año era mantener la categoría, y también lo he conseguido.

¿Aitor Calle quiere seguir una cuarta temporada?

—Es una buena opción para mí. Lo que sí me gustaría es seguir trabajando. Yo vivo de esto y me gustaría seguir en Primera RFEF, porque para mí ha sido un máster, un aprendizaje brutal. Ahora que muchas cosas las gestionas de otra manera, tienes más conocimiento de la categoría. El año pasado cuando subimos teníamos un desconocimiento total y eso nos condicionó muchísimo en verano a la hora de tomar ciertas decisiones. Ahora ya sabes dónde estás, lo que hay.

¿Te dolería que el club prescindiera de usted?

—No, para nada. Es que solo puedo estar agradecido a este club. Se venía de una situación muy complicada y ellos apostaron por mí. Me han dado la oportunidad de poder entrenar en Primera RFEF, dirigir a un equipo con opciones de ascender, como fue el año pasado, y el anterior, en primera temporada en el banquillo del River, cuando alcanzamos el play-off ante el Eldense. Lo entendería perfectamente, y lo que sí me gustaría es que lo hablemos, que por ambas partes seamos sinceros y que cada uno planteemos nuestro escenario.

La decisión, se entiende, tiene que ser rápida porque estamos ya a las puertas de junio.

—Más que resolver ya la figura de entrenador, quizá sea más importante la renovación de ciertos jugadores, porque han sido los pilares del equipo y no nos puede pasar lo que nos ocurrió el año pasado, ahí es donde se tiene que mover rápido el club y así se lo he dicho al presidente.