De tener que aguantar mofas y burlas por el apodo Neverkusen después de perder en solo 19 días la Bundesliga, la Copa alemana y la final de la Champions League ante el Real Madrid –la del voleón de Zinedine Zidane– a registrar comercialmente la marca Winnerkusen ante la conquista de la primera liga alemana de su palmarés y la posibilidad de añadirle una Europa League y una Copa en un curso en el que llega a estas dos finales invicto van 22 años. Se conectan así los dos momentos más radicalmente opuestos de la historia del Bayer Leverkusen, un club al que tradicionalmente le ha acompañado la etiqueta de perdedor y que ahora vive en una nube ante la posibilidad de ganar en un solo ejercicio más títulos que en sus anteriores 118 años de existencia –hasta el presente ejercicio en sus vitrinas solo figuraban la Copa de 1993 y la UEFA de 1988–.

Y todo ello con el tolosarra Xabi Alonso construyendo desde el banquillo una obra maestra futbolística, un colectivo que en la presente temporada no ha sentido aún en el paladar el amargo sabor de la derrota en ninguna de las tres competiciones que disputa. Se adjudicó su primera Bundesliga con cinco jornadas de antelación poniendo fin a una racha de once títulos seguidos del tiránico Bayern Múnich, esta noche disputa en el Aviva Stadium de Dublín la final de la Europa League ante el Atalanta italiano (21.00 horas) y el sábado buscará el título de la Copa germana ante el Kaiserslautern de Segunda. La posibilidad de firmar un triplete histórico y completar una campaña inmaculada está al alcance de la mano para un Xabi Alonso que a sus 42 años y en solo cinco cursos como entrenador, tres en la Real Sociedad B y dos en Leverkusen, donde llegó en octubre de 2022 con el equipo en puestos de descenso, se ha ganado importantes galones en los banquillos, siendo relacionado con clubes como Liverpool o Bayern Múnich antes de anunciar su decisión de mantenerse un ejercicio más en su actual puesto.

Su racha de 51 encuentros invicto (34 en Bundesliga, doce en Europa League y cinco en Copa), con 42 triunfos y nueve empates –143 goles a favor y solo 39 en contra–, es la mejor de la historia desde que existen las competiciones europeas, al tiempo que su capacidad para solucionar situaciones límite en los partidos ha sido extraordinariamente llamativa, con la friolera de 17 goles marcados en el tiempo añadido de sus partidos. Xabi Alonso ha apostado claramente por un fútbol ofensivo, por intentar que el balón esté el mayor tiempo posible en campo contrario, con una formación con tres centrales, dos carrileros de larguísimo recorrido como Alejandro Grimaldo y Jeremie Frimpong, el veterano Granit Xhaka repartiendo juego en la medular, el excelente Florian Wirtz como principal elemento de desequilibrio y Victor Boniface facturando goles.

En la final de hoy, la primera que disputa a nivel continental, el Atalanta intentará ser el primer equipo que emborrona la obra maestra de Xabi Alonso. Gian Piero Gasperini también presenta una propuesta ofensiva con Charles De Ketelaere y Gianluca Scamacca como referentes. El centrocampista Marten de Roon será su principal baja.