"ESTE Barça tiene mucho futuro esté yo o no de entrenador", sentenció Xavi Hernández después de la derrota frente al Athletic (4-2) en los cuartos de final de la Copa, cuando acababa de perder la segunda oportunidad en apenas diez días, tras caer también en la final de la Supercopa ante el Real Madrid (4-1), de alzar un título esta temporada como entrenador del Barcelona. Esas palabras cobran ahora especial sentido, porque una vez vista la sucesión de los acontecimientos pueden interpretarse como un avance de la intención que tenía el técnico de Terrassa: abandonar el club. Porque según confesó tras la derrota sufrida el sábado contra el Villarreal (3-5), en la que anunció que dejaría el banquillo catalán el próximo 30 de junio pese a gozar de contrato hasta 2025, “hace días que tengo tomada la decisión, no quiero ser un lastre para el club”.

Un Xavi curtido en mil batallas y acostumbrado a lidiar con la presión del fútbol de máximo nivel, admitió sin embargo que la mala racha del equipo está afectando a su salud mental. “Ser entrenador del Barcelona es cruel, desagradable, sientes que te faltan al respeto”, dijo, recurrente en los últimos tiempos a acusar a la prensa de ser parte responsable de la dinámica negativa del club. Justificadamente o no, su discurso cada vez estaba más plagado de victimismo, lo que a su vez era mayor aliento para el sector crítico. Era gasolina para un fuego cada vez más intenso.

“Lo que dice la prensa afecta al juego del equipo, porque se generan escenarios negativos que no son reales”, denunció días atrás. “Nos estáis haciendo vivir una irrealidad. Está todo en juego. Esta es mi realidad, la que vivo yo. Veo que fuera es otra…”, subrayó anteriormente, cuando pese a las sensaciones negativas aún disfrutaba de la oportunidad de conquistar cuatro títulos (Supercopa, Copa, Liga y Champions). Una confrontación con los medios de comunicación en la que también ha solido manifestar su malestar por el trato recibido en las ruedas de prensa a diferencia de otros entrenadores. Estos duelos y los malos resultados han hecho aflorar la procesión que viajaba dentro de Xavi. “Es un desgaste terrible a nivel de salud mental, de estado de ánimo... Hasta el punto de que dices que no tiene sentido continuar”. Es la rendición. La presión ha vencido.

Así, el técnico del equipo vigente campeón de liga no continuará en el club que le vio ganarlo todo como jugador. ¿Qué ha cambiado en este Barcelona en relación al del curso pasado? Tras caer en San Mamés, Pedri ofreció su impresión. “Hay que hacer autocrítica y mejorar defensivamente. El año pasado es lo que nos dio ganar la Liga. No solo la línea defensiva, todos tenemos que dar un paso adelante y eso marcará la diferencia”. El jugador franquicia apuntó a la fragilidad como principal argumento del cambio. La solidez defensiva sostuvo al equipo, escaso por otro lado de producción goleadora.

El Barcelona ha encajado 29 goles en las 21 jornadas disputadas hasta la fecha, siendo el decimotercer equipo que más tantos recibe de la liga. En ese número de partidos, la pasada temporada solo había sufrido siete goles. Un contraste radical. Xavi manifestó recientemente que el Barça es un equipo en construcción. Pero desde que llegó al banquillo la tendencia de goles encajados ha ido a peor. El Barça es el equipo de las cinco grandes ligas europeas que más goles ha encajado en 2024: 18 en 8 partidos; solo en los tres últimos compromisos ha recibido 13, una losa insalvable.

Un comportamiento que, según admitió Xavi, se escapa de su entendimiento, lo que es una condena para alguien que debe reconducir el rumbo partiendo de la detección de los errores y las debilidades. “Siento que hago lo correcto, de actuar con sentido común, la dinámica es muy negativa y muchas veces no encuentro explicación”, declaró al anunciar su salida, mostrándose desbordado en el aspecto anímico pero también en la búsqueda de soluciones tácticas para encontrar el necesitado cambio.

El comunicado de su marcha, al ser realizado a estas alturas, pretende ser una liberación para todas las partes implicadas en la marcha del club. Si bien, resulta fundamental que el vestuario lo interprete como tal, ya que el Barça tiene por delante dos competiciones imprescindibles para el futuro del club. La Champions ofrece ilusión deportiva pero incluso más relevante es el hecho de ser un bálsamo económico para una entidad inmersa en números rojos. El Barça aguarda para medirse al Nápoles en los octavos de final, adonde ha llegado tras dos años cayendo eliminado en la fase de grupos. Xavi tendrá hasta el 21 de febrero, cuando se jugará el partido de ida, para transformar al equipo y generar ilusión. Aunque ni lograr el título le haría cambiar de opinión.

La Liga se antoja crucial para repetir concurso en la máxima competición continental y también para estar en la próxima edición de la Supercopa de España, para lo que el Barça debería terminar al menos en segunda posición. Con el Girona a 11 puntos de distancia y el Real Madrid a 10 (con un partido menos disputado), esta última tarea no parece sencilla. Además, el Athletic y el Atlético de Madrid figuran como ardua competencia en la lucha por una plaza para la Champions que tampoco se antoja simple para el conjunto culé. Si el equipo no levanta cabeza pronto, no sería descabellado pensar que Xavi podría ser cesado antes del 30 de junio.