AMOREBIETA: Campos; Álvaro Núñez, Hernando, Garreta, Seguín; Dorrio (Min. 88, Carbonell), Morán, Sibo, Avilés (Min. 75, Da Graca); Eraso (Min. 64, Gayá) y Edwards (Min. 64, Morcillo).

HUESCA: Álvaro Fernández; Valentín (Min. 75, Kortajarena), Nieto (Min. 81, Vallejo), Rubén Pulido (Min. 17, Blasco), Jorge Pulido, Loureiro; Javi Martínez, Hashimoto, Javi Mier (Min. 75, Vilarrasa); Muñoz (Min. 82, Martos) y Obeng.

Gol: 0-1: Min. 60; Obeng, de penalti. 

Árbitro: De la Funte Ramos (Comité Castellanoleonés). Expulsó con roja directa al local Seguín (Min.59). Amonestó a Avilés, Dorrio y Gayá, por el Amorebieta; y a Obeng y Valentín, por el Huesca.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la décima cuarta jornada de LaLiga Hypermotion disputado en Lezama ante 1.137 espectadores. 

El Amorebieta continúa una jornada más su caída cuesta abajo y sin frenos. Son ya ocho los encuentros consecutivos que acumula sin conocer la victoria y son cuatro los que suma sin hacer gol después de sucumbir en Lezama ante el Huesca, un rival directo y que adelanta a los vizcainos en la clasificación. Un nuevo revés que se gestó a la hora de juego cuando Iker Seguín cometió penalti por manos en la línea de gol, con la correspondiente expulsión, y que sentenció Samu Obeng desde los once metros para decidir un partido nefasto en sus primeros 45 minutos y aseado en la reanudación. Fue, sin más, el enésimo ejercicio de impotencia de un Amorebieta que no acreditó disparo alguno entre los tres palos de la portería defendida por un Álvaro Fernández que solo se esforzó en los balones aéreos que le llegaron. Y, claro, con tan escaso bagaje ofensivo es prácticamente imposible ganar, con lo que los problemas se le acumula al equipo azul y a su entrenador, que no da con la tecla en el objetivo de firmar un triunfo que se le resiste desde el pasado 17 de septiembre.

El partido se entendía como una especie de final, por aquello de enfrentarse dos equipos situados en la zona baja, necesitados de puntos y conocedores de que el éxito cotizaba muy alto. Haritz Mujika fue de nuevo fiel a sus continuos cambios en el plan inicial, en este caso se elevaron a tres. Dio la titularidad a Iker Seguín, el capitán y resignado hasta la fecha a asumir un rol menos protagonista que en cursos anteriores, en detrimento de Dani Lasure. El eibartarra se erigió a la postre en triste protagonista al cometer penalti por manos y sufrir la expulsión en una acción determinante. Mujika, además, apostó en ataque, conocida la baja de Eneko Jauregi, por la pareja formada por Javi Eraso y Ryan Edwards, ninguno de ellos, curiosamente, un nueve a la usanza, si bien han demostrado en citas anteriores tener olfato de gol pero este domingo no fue el día de ambos, muy grises. No se daba tampoco el reencuentro de los hermanos gemelos Mier, ya que Jorge, lateral del Amorebieta y en el dique seco durante un mes por una lesión muscular, no llegó a tiempo para participar en un partido tan emotivo, mientras que Javier, centrocampista del Huesca, sí ejerció como una de las tres novedades en el equipo de Antonio Hidalgo, el conjunto menos goleador de la categoría. Jorge, para mas inri, deberá pagar a su hermano la comida que se apostaron durante la entrevista concedida a este periódico.

Dicen que el miedo es libre, pero cuando este se apropia del fútbol es sinónimo de sopor. Porque el primer acto fue un brindis al aburrimiento y a un juego insípido, sin apenas nada que meritar, con mucho físico y con muy poco talento que llevarse a la boca. Como muestra, un botón. Ninguno de los dos conjuntos fue capaz de dirigir un lanzamiento entre los tres palos de la meta rival, un dato demoledor que retrata el pobre fútbol desplegado. El único golpeo, además, que entró en el fondo de la red fue anulado por el colegiado al considerar una falta previa al tanto de Obeng, fruto de un rebote, cometida por el propio delantero ghanés sobre Morán. Se convirtió esta acción en un oasis, en una pizca de salsa picante, ya que hasta ese momento el Amorebieta no encontró la vía para superar a la poblada defensa aragonesa, pese a los retoques tácticos que ordenó Mujika sobre la marcha. Eraso y Edwards no tuvieron presencia en el área visitante, Morán quiso poner algo de sentido sin impacto, las bandas se explotaron poco y solo un disparo lejano de Avilés se quedó como argumentario ofensivo de los azules, que tampoco se vieron demasiados exigidos por el Huesca, salvo en un buen centro de Valentín que Muñoz cabeceó alto.

El paso por vestuarios debía servir, evidentemente, para encontrar soluciones para recobrar credibilidad y optar a la victoria. El técnico pasaitarra no movió piezas, pero sí inculcó a su equipo más vocación ofensiva, volcada en el ala derecha, en la que se asociaron Álvaro Núñez y Josué Dorrio, con dos llegadas peligrosas de este último, a las que se sumó un disparo de Avilés que no encontró puerta. Se trataron de los mejores minutos, escasos a la postre, de un Amorebieta que se autolastimó al cuarto de hora, después de que el Huesca avisara por medio de Obeng y Javi Martínez. Seguín metió la mano para evitar un posible gol de Obeng. Penalti y expulsión, una acción que fue el principio del fin del colectivo zornotzarra, que ya en inferioridad numérica con media hora por delante se vio abocado a un sobreesfuerzo inútil y sostenido por el meta Pablo Campos que sacó dos grandes intervenciones ante Mier y Valentín para impedir el 0-2. Una derrota que acentúa el mal momento de un Amorebieta al que se lo complica un poco más su futuro.