Oier Luengo (Amorebieta, 11 de noviembre de 1997) vuelve a casa. El hoy jugador del Oviedo, en el que se ha ganado la titularidad, regresa para enfrentarse al Amorebieta, el equipo de su pueblo y con el que debutó en Segunda División dos campañas atrás después de cerrar su ciclo en el Bilbao Athletic, al que llegó desde Urritxe. Vuelve como un jugador más hecho, que cree haber dado el nivel para competir en esta categoría y dice que “nunca cierro la puerta a un hipotético regreso al Athletic”.

Las cosas le van bien tanto a nivel colectivo como personal.

—Sí, es verdad que este año estoy contando más y estoy contento a nivel personal. El arranque del equipo no fue el que queríamos, pero poco a poco estamos sacando resultados y encima con buenas sensaciones, que es muy importante.

¿Se nota la mano de Luis Carrión como nuevo entrenador?

—Al final él me ha hecho competir con otra idea de juego, que nos está viniendo bien, tanto futbolísticamente como a nivel personal de los jugadores. Estamos contentos. El año pasado no pude contar con tantos minutos y este, por circunstancias, estoy contando y además estos últimos partidos de lateral.

Es central y viendo su físico... ¿Le cuesta más jugar de lateral?

—En mi primer año en el Amorebieta, hace unos cuantos años, jugué unos cuantos partidos de lateral, pero en lo que es en el fútbol profesional tampoco es que había jugado mucho. En los primeros partidos me notaba un poco más desubicado, pero ahora no. Estoy muy cómodo, cada vez mejor y me está gustando.

Llegan a Lezama lanzados, con cuatro jornadas consecutivas sin perder, todo lo contrario que el Amorebieta, muy tocado después del 6-0 que ha encajado en Leganés. ¿Las dinámicas dicen mucho?

—Las dinámicas son importantes, pero en Segunda División a un partido todo el mundo te puede ganar. El Amorebieta compite muy bien, pero es verdad que el Leganés en su casa es muy fuerte y no le salió el mejor de los partidos. Es un equipo muy difícil, sobre todo en Lezama, donde nos va a costar mucho si queremos ganar.

¿Qué partido espera?

—Un partido complicado, físico, como son todos los de la Amorebieta en Lezama, en el iremos a proponer nuestro juego, nuestras ideas.

Si vuelve a jugar titular el sábado igual tiene que marcar a Morcillo, excompañero suyo y vecino del pueblo. ¿Le va a dar cera?

—(Risas) Si surge. Soy jugador de contacto, pero al final es fútbol. Tengo muy buena relación con Morci, ya le conocía del Athletic, del pueblo, y si se da la circunstancia, habrá que darle cera, pero siempre desde el buen rollo que tenemos.

Es un partido especial para usted, se enfrenta a su exequipo, el equipo de su pueblo, vuelve a Lezama y se reencontrará con muchos amigos y excompañeros. ¿Le han machacado en el buen sentido la palabra a lo largo de estos días?

—Sí es especial y para mi gente también, todo el mundo lo ve diferente y sí que tengo más mensajes, hablo con más gente, los amigos me dicen que es un partido que si el Oviedo no gana, tampoco les importará. Al final son del Amorebieta.

Su caso es un poco atípico, recala en el Athletic desde el Amorebieta sin haber estado antes en Lezama. ¿Cómo se gestó?

—Tuve un año bueno en el segundo año con el Amorebieta y tuve muchas ofertas, hasta que al final llegó la del Athletic, la que más me ilusionaba. Estoy muy orgulloso de esas temporadas en Lezama.

¿Le costó adaptarse a la marca Athletic?

—Más que a la marca Athletic, no estaba acostumbrado a estar en una cantera en que todo lo que se aprende, todos los mecanismos que adquieres… porque en el Amorebieta se trabaja de diferentes maneras. Y sí, me costó al principio adaptarme y de ahí mi vuelta a mitad de temporada al Amorebieta. Me vino bien, me dio fuerzas para el siguiente año estar más afianzado en el Bilbao Athletic.

Volvió a Lezama y le cogió la pandemia, jugar sin público, parando la competición…

—Nunca llevo mal la presión, de hecho me suele gustar bastante cuando hay ambiente y la cosa está más agitada. A mí es lo que me gusta. También era más mayor, entendía mejor las cosas, estaba más tranquilo, fue un cúmulo de todo.

Completó dos temporadas, pero no renovó. ¿Se llevó un chasco?

—La experiencia fue increíble, pero llegó el momento en que creía que podía crecer más fuera, yéndome al Amorebieta a competir en Segunda y estoy contento de cómo me van las cosas después de aquello.

Defínase como futbolista, para que no le conozcan.

—Creo que la gente no espera que pueda hacer cosas como las que estoy consiguiendo. Me explico. Yo vengo del Amorebieta, y se puede pensar que soy un jugador guerrero, seguro, de casta. Pero estoy demostrando año tras año que soy más que eso, me puedo amoldar a lo que me pidan, sin negociar nunca el trabajo, que eso viene de serie.

También se va a reencontrar con Álvaro Núñez, con el que coincidió en el Bilbao Athletic, al igual que con Vivian, Nico Williams, Arrizabalaga, Imanol, Prados, Paredes, Guruzeta… que siguen en el Athletic. ¿Mantiene abierta la puerta a un hipotético regreso?

—Soy del Athletic desde pequeño y evidentemente yo no soy el que va a cerrar la puerta en la vida. Si se da en algún momento, seré muy feliz. No solo yo, sino toda mi familia, mis amigos. Es el club de mi vida, como quien dice, pero ahora mismo estoy muy centrado en el Oviedo, donde queremos conseguir bonitas cosas.