La prepotencia de Sylvan Adams, propietario del Israel, amigo íntimo de Netanyahu, sionista confeso, proclive al genocidio que Israel está perpetrando sobre Gaza, ha encogido a medida que la presión internacional ha ido señalando y denunciado la barbarie sionista sobre Palestina.

Adams, el patrón del equipo, se paseaba ufano y provocador durante la pasada Vuelta a España, menospreciando las protestas que recaían sobre su equipo, que servía como escaparate para blanquear a Israel.

De origen canadiense, Adams, impulsó el Israel para articular y vehicular la propaganda del Estado de Israel a través del ciclismo.

Durante la Vuelta, las voces en contra del equipo israelí fueron creciendo. Se activó la mecha en la crono de Figueres, cuando unos activistas en favor de la causa palestina y, sobre todo, en contra de la masacre perpetrada por Israel, irrumpieron en la carretera en la crono por equipos.

Allí se inició la onda expansiva, que fue tomando una fuerza inusitada hasta desembocar en Bilbao. El tsunami popular en contra de los postulados de Israel tomó por la pechera la carrera y la zarandeó. Fue el punto de inflexión de lo que después vino.

Neutralización en Bilbao

La etapa se neutralizó y no hubo vencedor en la capital vizcaina. La presión no decreció. Al contrario.

Cada vez más personas gritaban en contra del Israel, de su participación en la Vuelta, que avanzó a trompicones entre banderas de Palestina que se solidarizaban con un pueblo hostigado y masacrado.

Después del episodio bilbaino, en Galicia, la Vuelta también se vio obligada a dar por concluida la jornada en Mos antes de alcanzar la meta porque la carrera estaba cortada por cientos de manifestantes.

La organización de la Vuelta, que no tenía la potestad de expulsar al Israel, determinación que solo podría adoptar la UCI, fue testigo de cómo varios equipos estaban dispuestos a abandonar la carrera si el Israel continuaba.

Era necesaria una mayoría cualificada y la propuesta no prosperó. El Israel eliminó el nombre del equipo para pasar más desapercibido, pero la medida se antojaba insuficiente. Nadie les creyó.

Prepotencia israelí

Adams, siempre provocador y prepotente, dijo que su formación, en ningún caso, se retiraría de la carrera. Agarró la bandera del abuso y la agitó con desdén, minusvalorando e insultando a los que protestaban.

La tensión fue creciendo hasta que en Madrid, el desafío del Israel se encontró de frente contra el muro de la dignidad de miles de manifestantes, que frenaron la carrera antes de que se diera por concluida.

La organización tuvo que neutralizar el final de la competición, en la que no hubo ni ceremonia de podio. Nada había que celebrar. Miles de personas mostraron su indignación y desactivaron el remate de la carrera.

La imagen de la Vuelta, con un final precipitado, sin festejos, fue portada en todo el mundo. Sirvió como un poderoso altavoz para una corriente interna que cada vez tenía más adhesiones. La presión internacional fue achicando el orgullo israelí. La posición de Adams era cada vez más débil.

Sobre todo cuando Factor, la marca que suministraba bicis y patrocina al equipo, advirtió que no seguirían su colaboración si no cambiaban de identidad y se desprendían de Israel. “Ya le dije al equipo: sin un cambio de nombre, sin un cambio de bandera, no continuaremos”, reveló Rob Gitelis, fundador de Factor, el patrocinador de bicicletas del Israel Premier Tech, a Cyclingnews.

“Ya no se trata de si está bien o mal. Nuestra marca se ha vuelto demasiado controvertida, y mi responsabilidad con mis empleados y accionistas es brindarles el máximo margen para que esta empresa crezca y sea rentable. Añadir un nivel adicional de conflicto o complejidad es algo que ya no podemos aceptar”, explicó Gitelis, decidido a retirar el apoyo financiero al equipo si el Israel no renuncia a su nombre y bandera.

Después de ese episodio, el ayuntamiento de Bologna (Italia) instó a la organización del Giro dell’Emilia, clásica que se disputa el sábado, a no invitar al Israel. En Canadá, semanas antes, el equipo de Sylvan Adams anuló el nombre del maillot.

La postura del Israel se antojaba cada vez más incómoda y difícil de sostener ante la opinión pública en un mundo que no deja de manifestarse contra el genocidio de Gaza.

Comunicado del Israel

Ante esta situación, el Israel, aislado y señalado, ha emitido un comunicado para salvarse de la quema y respirar en el futuro. Para ello, dejará la identidad y la bandera de Israel.

“Con un firme compromiso con nuestros corredores, personal y valiosos socios, se ha tomado la decisión de cambiar el nombre y la marca del equipo, alejándose de su actual identidad israelí. En el deporte, el progreso exige a menudo sacrificios, y este paso es esencial para asegurar el futuro del equipo", expresó el comunicado del equipo.

Sylvan Adams también abandonará la estructura y centrará sus esfuerzos en su cruzada en favor del sionismo como presidente del Consejo Judío Mundial. En 2026, el Israel, doblegado por la presión social, no existirá. Israel, el equipo non grato.