La espera se ha hecho larga. Es la sensación unánime que anida en el entorno del Sestao River, que el próximo domingo se reencontrará con su equipo en Las Llanas 113 días después del último partido oficial en la guarida verdinegra. El pasado 13 de mayo parece lejano en el tiempo, cuando el colectivo dirigido por Aitor Calle, quien afrontará su tercera temporada consecutiva en el banquillo, cerró su brillante e histórico curso en el grupo II de Segunda RFEF ante el Izarra como la guinda al ascenso a Primera RFEF que había consumado semanas atrás. Más de tres meses y medio después, Las Llanas volverá a disfrutar y dejarse oír con el estreno del River en la categoría de bronce como local, en un encuentro que le medirá a la Ponferradina, uno de los descendidos desde Segunda División y que parte también como uno de los gallitos a ocupar los puestos nobles del grupo I. La expectación en su masa social es alta y ya se pudo comprobar en el debut del pasado sábado en el Reina Sofía de Salamanca ante Unionistas, a donde se desplazaron varias decenas de seguidores fabriles que ayudaron a que su equipo sumara un valioso punto en un campo complicado.

Al nuevo Sestao, que se ha reinventado con la llegada de 17 futbolistas, le toca evocar a su idilio con Las Llanas, que, como se conoce, se convirtió en uno de sus principales baluartes para conseguir el éxito del ascenso. No en vano, el conjunto verdinegro hizo la temporada pasada de su feudo todo un fortín y los números no hacen más que acentuar tal fortaleza del River ante los suyos, ya que solo sufrió dos derrotas, en la liga frente al Brea (0-1) y la encajada ante el Athletic en la segunda eliminatoria de Copa. Esta última entraba en la lógica, mientras que el revés frente al conjunto maño fue un accidente inesperado y el único duelo en el que los sestaoarras no vieron puerta como anfitriones. En cuanto al resto de 16 partidos como locales, el conjunto de Aitor Calle, al margen del que derrotó en el estreno copero al Racing de Ferrol, sumó 14 triunfos, diez de ellos de manera consecutiva, y dos empates, ante el Alavés B y el Izarra, ambos saldados con el mismo resultado (1-1). Una excelente racha que también se tradujo en el ranking anotador, ya que el Sestao batió en 37 ocasiones la meta rival, en tanto que sus porteros solo encajaron siete, un balance que habla por sí solo.

El Sestao, por tanto, vuelve a comparecer en Las Llanas, aunque lo hace en una categoría mucho más exigente que la Segunda RFEF y lo hace ante la Ponferradina de Iñigo Vélez de Mendizabal, extécnico del Amorebieta y del Lugo, que derrotó en la jornada inaugural al filial del Celta. El conjunto verdinegro, con todo, no se arruga y quiere competir como lo hiciera en Salamanca, aunque el pasado sábado le tocara implicarse en el matiz defensivo en detrimento del ofensivo, ya que apenas inquietó, salvo en un duro disparo de Leandro Martínez que estuvo cerca de suponer el 0-1, la meta unionista, como lo reconoció el propio Aitor Calle. “El punto lo tenemos que valorar y mucho. Sabíamos adónde veníamos, poco justos de gente; y llevarnos un punto en el debut en Primera RFEF y en un campo como este tiene mucho valor. A nivel defensivo, el equipo se ha vaciado, ha sido muy generoso, con muchas ayudas. Sabíamos que íbamos a tener que sufrir. En la faceta ofensiva tenemos que crecer como equipo, el punto nos va a reforzar para crecer y mejorar en lo que nos falta”, reflexionó el técnico bilbaino, que desde hoy tendrá a su disposición al último fichaje, Álex Jiménez, un joven delantero procedente del Villareal en calidad de cedido.