Gorka Garai (Mungia, 2 de enero de 1997) es una referencia de este Sestao River que el sábado espera consumar la gran fiesta en las Llanas con el ascenso matemático a Primera RFEF, para el que solo necesita sumar un punto en las cuatro jornadas que restan. Este graduado en Administración y Dirección de Empresas y que paradójicamente cursa una beca dentro del programa Investigo de la Unión Europea en el área administrativa de Lezama, donde jugó en las categorías inferiores del Athletic durante una década, ha competido en 29 de los 30 partidos de liga recorridos y antes de recalar en el conjunto verdinegro había militado en el Basconia, en el Leioa en dos etapas y en el filial de Las Palmas, isla en las que realizó un máster. Garai es un fino centrocampista, un director de juego, y al que no le gustan las etiquetas, “tanto si son muy positivas como si son muy negativas, porque no ayudan a definir a un jugador”.

¿Se nota ya el gusanillo en el estómago por el partido del sábado?

—Es un partido especial. Tenemos muchas ganas de poder vivirlo, porque las circunstancias son muy optimas, jugamos en casa, ante mucha gente... Sí que tengo muchas ganas de que llegue ese día.

Como dice, son el día y el escenario soñados. ¿Le obsesiona el momento? ¿Va a dormir en las noches previas al encuentro?

—Creo que hay que tomarlo como partido único, pero la semana la tenemos que llevar con normalidad en todo lo posible. Y luego disfrutar de lo especial que va a ser el ambiente en el campo y en la localidad.

Porque no es ajeno a lo que ya se está viviendo en el pueblo, ¿no?

—Es una pasada. Al final nos ha tocado vivir un año muy bonito. El partido de Copa contra el Racing de Ferrol, después el partido de Copa contra el Athletic, que muchos de nosotros que estamos en el vestuario no lo habíamos vivido antes. Y es una gozada poder celebrar un ascenso con ellos, por todo lo que simbolizamos en el equipo.

No valen tópicos como fruto del trabajo, somos una piña... ¿Qué ha hecho este Sestao para tener el ascenso en su mano a falta de cuatro jornadas? ¿Qué le ha hecho diferente al resto de los equipos?

—Hemos sido un equipo muy, muy sólido defensivamente. También llevamos trabajando desde el año pasado y después en el último momento tenemos talento. Ese talento de los jugadores, de los atacantes, es lo que decide partidos. Y ello, unido a todo el trabajo acumulado unos años atrás, hace que estemos en la posición que merecemos estar.

¿Le sorprende que no hayan tenido más competencia de los equipos que supuestamente eran directos en la lucha por el ascenso directo?

—Parece que no hemos tenido competencia, pero hay que estar jornadas sin perder, jornadas consecutivas ganando, hay que estar todo el año dentro del vestuario para saber que realmente sí que ha sido muy, muy duro, y muy competido. Igual desde fuera no da la sensación. Y luego en cuanto a los puntos, el año pasado sí que Osasuna Promesas nos hizo llegar hasta el final peleando con ellos. Al final nuestra temporada y la pasada en cuanto a puntuación van a ser parejas.

Suma más de 60 encuentros oficiales en estas dos temporadas en el Sestao River y en este curso es el tercer jugador del equipo con más minutos. Son números llamativos de ser una referencia. ¿Se consideras así, un líder?

—Estoy encantado de haber podido participar tanto, sobre todo por la competencia que hubo ya el año pasado y en este se ha incrementado esa competencia. Se ha notado en el grupo porque prácticamente cualquiera podía jugar. Este curso para mí ha supuesto dar un salto de calidad porque había mucha más competencia interna. Eso nos ha venido muy bien a todos. Porque siempre tienes que entrenar al máximo cuando juegas para no salir, cuando no juegas para poder entrar. Y eso nos hace mejores jugadores.

¿En qué ha crecido como futbolista desde que ejerce en el River?

—Sobre todo en los duelos físicos, en los que he dado un paso adelante en estos dos años.

¿Qué le pide Aitor Calle?

—Me pide sobre todo en cuanto al posicionamiento que esté ordenado, que esté equilibrado para que el equipo pueda salir bien. Y luego ser muy intenso en los duelos y cuando tengo el balón, ser vertical.

Se formó durante once campañas en Lezama, en el Athletic. ¿Qué huella le ha dejado?

—Al final el Athletic y Lezama es donde todos queremos estar, donde todos hemos soñado con ser jugadores. No pudo ser, pero ahora que ha pasado tiempo estoy orgulloso de mi paso por el Athletic. Cuando sales de Lezama, lo valoras y lo disfrutas también. Lo que has aprendido, lo que has vivido, la gente que has conocido. Estar 11 años en Lezama me ha dado mucho, como persona y como jugador.

¿Qué le faltó para no haber dado el salto al Bilbao Athletic?

—No lo sé, la verdad. Al final el fútbol son decisiones y las personas que deberían tomar las decisiones se inclinaron por otras más futuribles o más válidas. El fútbol es así, no hay que darle más vueltas. Yo lo di todo y estoy orgulloso de mi paso por el Athletic.

¿Gusto por la posesión del balón o por el patadón y tentetieso?

—Hay momentos para todo. Yo soy más de interpretar qué necesita cada momento. Hay momentos en los que tendrás que tener el balón para hacer daño, hay momentos en los que tendrás que jugar más largo y a través de caídas. Adaptarse a las situaciones es lo más importante.

¿El fútbol es cuestión de cabeza?

—Sí, en todas las posiciones es importante comprender el juego y entender, es importante estar muy concentrado y pensar mucho dónde tienes que colocar, dónde ayudas al equipo.

¿El fútbol tiene grises?

—Sí. Las etiquetas no son positivas, porque los jugadores pueden evolucionar o mejorar en otros aspectos, y las etiquetas, tanto si son muy positivas como si son muy negativas, no ayudan a definir a un jugador.

¿A los 26 años en qué tiene que mejorar? ¿Sigue soñando con llegar a la élite?

—Soy consciente de que es algo muy complicado, pero sigue siendo un sueño, una ambición y una ilusión. Es necesario tener esa ilusión y esa ambición que te hace tener hambre, que te hace entrenar todos los días al máximo nivel. Lo que me falta es tener más incidencia en cuanto a acciones ofensivas, de pase de gol, me gustaría mejorar mi juego aéreo, incluso tener más personalidad con el balón en los pies.

¿El gol es, entonces, su asignatura pendiente?

—Una de las muchas.

O sea, que es autocrítico.

—Sí, me considero autocrítico y muy autoexigente. También valoro las cosas positivas que estoy haciendo, pero si me quedo en ello, no voy a seguir mejorando.

¿Competir en Primera RFEF es fútbol profesional?

—Creo que sí, o por lo menos está cerca. En cuanto a los estadios en que juegas, a los equipos que te enfrentas y a los jugadores que hay es muy atractiva. Sí considero que hay un salto importante de Segunda a Primera RFEF.