Cuando la soga rodeaba el cuello de Christophe Galtier y se avecinaba una fuerte tormenta en el PSG, entre Kylian Mbappé, creador de una obra de arte, y Lionel Messi, con un tanto de falta en el minuto 94, derrotaron 4-3 al Lille y salvaron el pellejo a su entrenador, que vivió en el abismo durante buena parte del segundo acto.

El Parque de los Príncipes vivió una jornada digna de estudio. Pasó de la más absoluta decepción al jolgorio más extravagante con la figura de su asesor deportivo, Luis Campos, como principal protagonista. Con todo perdido, con un 2-3 en contra en el marcador tras el tanto de Jonathan Bamba en el minuto 69, Campos bajó del palco a la tribuna a gesticular con desdén y mal gusto contra su equipo. Envuelto en varios fregados con algunos jugadores en las dos últimas semanas, parecía frotarse las manos ante una más que probable destitución de Galtier.

Sin embargo, de los gritos y los gestos poco edificantes pasó al éxtasis con el tanto de Messi, que de falta dio la vuelta a la tortilla para acabar con una racha de tres derrotas consecutivas de su equipo. Campos, como un aficionado de bar, saltó al césped en los últimos compases del choque y hasta se permitió el lujo de dar órdenes.

Seguro que el asesor del PSG esperaba una reacción contundente de su equipo, envuelto en una dinámica peligrosa y rodeado de polémicas. La última, la protagonizó esta semana Neymar, que tras la caída en la ida de los octavos de final ante el Bayern (0-1), se marchó a jugar al póker y a comer hamburguesas. Neymar, además, abandonó el césped en camilla y con claros gestos de dolor tras la torcedura de su tobillo.