La cita tiene lugar en el exterior del Teatro Arriaga la tarde del pasado domingo, una vez finalizados sus respectivos partidos del fin de semana y cuando el japonés Atsushi Okazaki, segundo entrenador del Deusto de Tercera RFEF y que ejerce de maestro de ceremonias en el reportaje, logró reunir a ocho de sus compatriotas que, ya sean jugadores o técnicos, militan en diferentes clubes vizcainos. Faltó Daiki Niwa, central internacional del Sestao River, que no pudo acudir a un encuentro que tuvo como epílogo una cena en una pizzería. “No siempre va a ser sushi”, dice uno de ellos. Seis futbolistas, uno de ellos chica, y tres entrenadores naturales de Japón que han decidido probar a más de 10.000 kilómetros de sus casas en un fútbol del que sienten admiración. El más veterano lleva 12 años en Bilbao, el recién llegado, solo dos semanas. Estas son sus pequeñas historias.

Tomoharu Sugiyama

Técnico del Cadete del Barakaldo

“Aquí la gente se emociona con el fútbol, en Japón, no”

Se le conoce como Tomo, “es más fácil de entender para vosotros, los vascos”, dice Tomoharu Sugiyama, que suma ya siete años residiendo en Bizkaia, de ahí que su castellano sea bastante fluido, lo que sirve para que pueda ejercer de traductor durante el desarrollo de algunas conversaciones con sus compatriotas más jóvenes que llevan poco tiempo por estos lares. “Vine sobre todo para aprender el fútbol de Euskadi y me gustaría vivir de esto”, apunta este entrenador de 29 años que dirige a un cadete del Barakaldo, también entrena a equipos inferiores de Askartza, en Leioa, el año pasado entrenó en el Portugalete y con anterioridad permaneció tres cursos en el Astrabudua. “Aparte del fútbol, me acabo de hacer autónomo, ya que he montado una empresa, además de trabajar como traductor. Me estoy formando en varias áreas”, comenta Tomo, al que lo que más me le ha sorprendido desde su aterrizaje en Bizkaia “ha sido, sobre todo, la gente cómo se emociona con el fútbol y cómo lo vive, la mucha pasión que expresa, aunque sea en categorías inferiores. Esas cosas no las veía en Japón”, declara este formador, que tiene como referencia en los banquillos a José Luis Mendilibar, “porque me da muchas cosas”. “Estuvo allí, en el Eibar, un japonés (Takashi Inui, dos etapas en el Eibar entre 2015 y 2021, la campaña 2018-19 en el Betis y en 2019 en el Alavés media temporada), vi sus entrenamientos, sus partidos”, desvela Tomo, que, de momento, no tiene pensado regresar a su país.

Hiroki Shibafuchu

Jugador del Astrabudua

“Mi sueño era jugar otro fútbol, diferente al de Japón”

Hiroki Shibafuchu se presenta en el exterior del Teatro Arriaga con la bolsa de deporte a cuestas, ya que una hora antes había jugado con su equipo, el Astrabudua, el partido de liga, en el grupo I de Primera Territorial, frente al Retuerto en el campo de San Lorenzo, duelo saldado con tablas (1-1) y que deja al conjunto erandioatarra en una meritoria tercera plaza. Hiroki, mediapunta al que le gusta enredar en las inmediaciones del área rival, disputó 62 minutos. “Contento con el resultado”, dice en castellano este joven de 20 años que recaló en Bizkaia en 2021. “Mi sueño era jugar otro fútbol, diferente al de Japón. Aquí el fútbol tiene mucha intensidad, mucho ritmo y mucha contundencia defensiva”, declara este futbolista, tímido, pero más descarado dentro de un campo de fútbol, deporte del que le gustaría “vivir profesionalmente, ya que vine con esa intención, de probar tres o cuatro años”. ¿Lo que más le cuesta?: “Comunicarme con los compañeros por la barrera del idioma, que lo estoy estudiando, aunque lleva su proceso”, sentencia Hiroki, que comparte piso en Bilbao.

Shunsuke Asano

Jugador del Sestao River B

“Me llama la atención la cultura de fútbol que hay en Euskadi”

Shunsuke Asano, de 21 años de edad, milita en el filial del Sestao River, el segundo equipo en el que ejerce desde que recalara en Bilbao quince meses atrás. Este lateral izquierdo de largo recorrido jugó el curso pasado en el Derio, en División Honor, volvió a Japón y regresó a Bizkaia la semana pasada, por lo que ansía ya volver a jugar con el segundo equipo verdinegro, que compite en el grupo I de Primera Territorial. Paradójicamente, es rival de su compatriota Hiroki, “el del Astrabu”, con el que se verá las caras en la última jornada de la primera vuelta, allá por el 22 de enero de 2023 en San Lorenzo. “Me tocará defenderle y espero que no me vuelva loco”, sonríe Shunsuke, que por las mañanas estudia castellano, “aunque mi deseo es llegar a vivir del fútbol”. Afirma que le llama la atención “la cultura de fútbol que hay en Euskadi, y la sociedad tiene mucho interés en el fútbol respecto a la que existe en Japón” y recuerda que “con 15 años intenté venir por primera vez, pero he tenido que esperar”. Se queda con “el contacto entre la gente, que es más cercano, más comunicación, con más conversaciones que las que tenemos en Japón” y, sobre el fútbol vasco, destaca “el manejo del balón, la técnica y mayor intensidad”.

Koa Yamaguchi

Jugador del Juvenil A del Deusto

“No soy de dar patadas, soy un lateral con recorrido”

Koa Yamaguchi es el más joven de esta delegación japonesa. Tiene solo 18 años de edad, por lo que compite en categoría juvenil, en concreto en las filas del Deusto, en Liga Vasca. El pasado sábado fue titular en el partido que su equipo perdió por 0-2 ante el Oiartzun en Etxezuri, duelo en el que recibió una amarilla por una zancadilla sobre un rival. “No soy de dar patadas”, se defiende este lateral izquierdo, que también suele jugar de extremo por la misma banda. “Tengo muchas ganas de aprender en un fútbol donde hay mucha tensión. Soy un lateral con mucha llegada”, se define Koa, que decidió venir a Bizkaia por “la cultural futbolística que hay en el País Vasco, ya que seguía en Japón a los cuatro equipos vascos (no mete entre ellos a Osasuna) de la máxima categoría y tenía buenas referencias del fútbol vasco. Aquí hay mucho fútbol, también en los clubes pequeños y no hay más que ver todos los equipos que juegan en los campos de Mallona”, expresa este futbolista juvenil, que vive con una familia en Deusto.

Jugadores y entrenadores que ejercen en clubes vizcainos posan en el exterior del Teatro Arriaga de Bilbao. Oskar González

Saki Okabayashi

Jugadora del Leioa femenino

“Soy muy tímida… aquí se juega fuerte”

Saki Okabayashi es la única chica de esta embajada futbolística de Japón. Tiene 20 años y su rostro asoma alguna huella de cansancio, porque por la mañana había jugado con su equipo, el Leioako Emakumeak, en Gasteiz, donde se impuso al Hauskaitz por 0-1 dentro de la octava jornada de la Liga Vasca femenina. Saki, que puede ejercer tanto de lateral como de interior zurda, estaba satisfecha por su rendimiento y por el triunfo. “Es que aquí se juega con mucha intensidad”, dice lacónicamente, porque precisamente no se caracteriza por ser una persona abierta. “Soy muy tímida”, reconoce. Tanto que se piensa sus respuestas durante una buena tacada de segundos y estas se reducen a un puñado de palabras, casi monosílabos. “Es que lo quiero decir en castellano y…”, suelta. Necesita traducción. Llegó a Bilbao, donde comparte piso, hace quince meses, “porque yo lo que quería era salir de Japón para conocer otros sitios” y le surgió la opción de venir a Bizkaia. En su país también jugaba al fútbol, pero allí “no hay el nivel que el de aquí”. Otro silencio largo. “Me cuesta comunicarme con la gente, aunque la de aquí es muy cercana”, afirma Saki, que se extiende un poco más cuando habla de fútbol: “Aquí se juega fuerte, con mucho contacto, con más ritmo”, añade, para después sacar una sonrisa vergonzosa.

Taiyo Koike

Analista del Deusto

“Me sorprende el nivel en Tercera RFEF”

Es el último en llegar desde Japón, tanto que solo lleva dos semanas en Bizkaia. Por eso se le nota un poco despistado. Taiyo Koike no es futbolista pese a tener solo 20 años de edad. Lo suyo es entrenar, sacarse el título. El pasado domingo se estrenó como analista del Deusto en Tercera RFEF. Grabó el partido que disputó el equipo tomatero en La Florida ante el Portugalete, que venció por 1-0 y de penalti. “Fue una pena la ocasión que desperdiciamos”, recuerda Taiyo, que necesita asesoramiento de Atsushi Okazaki. “Quiero aprender el fútbol del País Vasco, ver partidos, quiero ser entrenador y vengo con esa ilusión”, subraya el joven, que se ha quedado sorprendido del nivel que detecta en Tercera RFEF, “una quinta categoría, ya que no me lo esperaba”. Poco más puede decir. Es un recién llegado. Eso sí, su entrenador referencia es Pep Guardiola.

Kai Nakagawa

Jugador del Zamudio

“Dicen que tengo un buen toque y gol”

También es un recién llegado. Kai Nakagawa, de 23 años, se ha comprometido con el Zamudio, que milita en División Honor, pero aún no ha podido debutar con el conjunto tecnológico por culpa de la burocracia, ya que no le ha llegado el tránsfer, según desvela su traductor, que define a Kai como un “mediapunta de calidad que domina el golpeo con las dos piernas”. El aludido sonríe, más por rubor que por el halago. “Dicen que tengo buen toque y gol”, apunta el futbolista, quien tiene ansiedad por jugar un partido oficial. Su deseo es ser un futbolista profesional “para lo que hay que empezar desde abajo”. Reconoce que es difícil para un jugador de su país jugar en LaLiga Santander, y solo trae al caso el nombre de Take Kubo, uno de los fichajes de la Real Sociedad para esta campaña. “En Japón me informé de que en el País Vasco se juega un fútbol muy físico, tenso, y también me informé de la ciudad de Bilbao, y aquí estoy”, expresa Kai, que alaba la filosofía del Athletic y que se declara fan de Iker Muniain como futbolista.

Kanji Aiva

Técnico del Juvenil B del Deusto

“Echo a los chavales alguna bronca que otra”

Este es su quinto año en Bizkaia, por lo que Kanji Aiva, entrenador del Juvenil B del Deusto y analista del primer equipo tomatero, se defiende en castellano. Tiene el título de entrenador homologado con el que se sacó en su país y a sus 36 años de edad quiere hacer carrera en los banquillos, después de que en Japón hiciera sus pinitos como futbolista. “Jugaba de central y en ocasiones de pivote”, subraya Kanji, que supera con creces los 180 centímetros de altura, por encima de la media de sus compatriotas. “En mi país trabajaba como profesor de Educación Física en un colegio y entrenaba a un equipo, pero faltaba la idea de juego, por lo que decidí salir y venir aquí”, relata este entrenador que se declara ofensivo, porque “me gusta jugar hacia arriba, con agresividad, con balón y no me gusta el balonazo”. Es admirador de Marcelo Bielsa y sí reconoce que echa alguna bronca que otra a sus chavales, que los cree vacilones en ciertas situaciones “cuando en Japón somos muy educados”. También le gusta la comida vasca, va a ver al Athletic cuando puede y avisa que quiere quedarse algunos años más, “aunque no tengo novia”, bromea.