bilbao - La policía griega emitió ayer una orden de detención contra Ivan Savvidis, presidente del PAOK de Salónica, y cuatro de sus fornidos guardaespaldas por invadir de forma intimidatoria el terreno de juego del estadio Tumba durante el partido contra el AEK de Atenas. Savvidis, nacido hace 58 años en la Georgia soviética, montó en cólera en cuanto el árbitro Georgios Kominis anuló un gol al caboverdiano Fernando Varela en el tiempo añadido. Se quitó la chaqueta para dejar claro que llevaba pistola, aunque tampoco la necesitaba para atemorizar al colegiado dado el tamaño y miradas de sus acompañantes. Si Kominis le hubiera concedido el tanto, lo cual hizo dos horas después refugiado en el vestuario y probablemente bastante acongojado, el PAOK se habría metido de lleno en la lucha por el título liguero y la Superliga griega habría asumido un escándalo más sin mayores estridencias.

Porque antes del inicio del choque ya se habían producido varios altercados en las proximidades del estadio Tumba y la policía tuvo que intervenir ante la actitud de los seguidores radicales de Salónica, que lanzaron objetos de todo tipo a los miembros de la seguridad.

A todo esto, el Comité de Apelaciones de la Federación Griega de Fútbol (EPO) días antes había decidido devolver al PAOK los tres puntos que le fueron retirados tras el ataque por parte de un aficionado al entrenador del Olympiacos, Óscar García Junyent, el 25 de febrero. El exfutbolista azulgrana fue alcanzado por un rollo de papel de los que se usan para las cajas registradoras. La EPO, además, retiró la sanción al PAOK de jugar dos partidos a puerta cerrada.

pistola ‘legal’ El equipo de prensa del magnate, que tiene nacionalidades rusa y griega, acudió al diario deportivo Russia Sport Express para defenderse, negando que lo ocurrido pudiera calificarse como delito, ya que Savvidis portaba la pistola porque tiene licencia y “está permitido en Grecia”. Además, añade el comunicado, la llevaba en la cintura y “no amenazó a nadie con ella”. Tampoco hacía falta.

Pero el ministro del Interior griego, Panos Skurletis, tiene una visión distinta de la jugada: “Lo que vimos es un ataque al honor del fútbol griego. Que alguien entre al campo con una pistola en la mano es una provocación inadmisible, independientemente de lo que haya ocurrido”, afirmó a la agencia de noticias griega AMNA.

Ivan Ignatyevich Savvidis compró hace seis años el PAOK como culminación a su desembarco en Salónica, de cuyo importante puerto también es el dueño. Su fortuna la amasó en la década de los 80 en empresas relacionadas con la industria tabacalera, cárnica y agrícola de Rusia, donde fue miembro de la Duma (Parlamento) y además presidente de varios clubes, entre ellos el Rostov. Doctor en Ciencias Económicas, su riqueza y su pasado militar también le convirtieron en un hombre muy próximo al presidente ruso, Vladimir Putin.

Lo curioso del caso es que Savvidis es un hombre que va de muy religioso y filántropo. Y en Salónica están encantados con el siniestro personaje. Sobre todo desde que compró el PAOK, pagó sus deudas y le ha devuelto su esplendor perdido. Allí, además, manda. Tiene una industria pesquera, dos hoteles, empresas de agua mineral y es propietario de varios periódicos y canales de televisión.