Bilbao - La fiabilidad de Alemania cada vez está más conectada a la técnica y menos a la contundencia física. Puede que esta evolución, fomentada lenta e imparablemente por Joaquim Low en la última década, haya rebajado algo esa fortaleza de espíritu que por encima de todas las cosas le hacía temible para sus rivales, pero con el trofeo del último Mundial en sus vitrinas y unas perspectivas al alza en la presente Eurocopa, no parece que sea importante. Lo que Alemania ha perdido en empuje, solidez y constancia lo compensa con grandes dosis de ingenio y habilidad, recursos que comparten la mayoría de sus integrantes, no solo aquellos que ocupan las demarcaciones más adelantadas.
Hummels o Kimmich son exponentes de futbolistas con funciones defensivas dotados de un estupendo manejo y una visión de juego envidiable, a la altura de Lahm, voluntariamente retirado de la selección, y un peldaño por encima de Boateng, Hector o Can, que también saben qué hacer con el balón. Por no hablar del privilegiado toque de Neuer y Ter Stegen, los porteros. Pero es a partir del círculo central que la actual Alemania reúne personal muy cualificado para crear fútbol, gente encantada de asumir el reto de abrir vías hacia el gol entre líneas, terreno donde la precisión es esencial para que la acción prospere. A partir de la posesión se sienten muy cómodos Kross, Ozil, Draxler y Gotze, secundados por tipos como, Muller, Khedira o Schweinsteiger, que sin ser unos virgueros hacen gala de fundamentos notables para el control y el pase. Esto mismo se espera de los veinteañeros Sané y Weigl, que aguardan el momento de estrenarse a estos niveles competitivos.
En el último compromiso, frente a Eslovaquia, Draxler resultó elegido el hombre del partido. No hubo mucho debate tras el recital de desmarques, fintas, pases y la autoría de un gol que brindó el espigado atacante del Wolfsburgo, a quien en Inglaterra insisten en colocar en la Premier. Al aficionado del Athletic quizá no le sonará debido a que solo jugó un rato en la ida de los cuartos de la Europa League con el Schalke 04 del año en que los rojiblancos llegaron a la final. Y fue en el partido celebrado en el Veltins Arena, en San Mamés causó baja por lesión, la cruz que arrastra este proyecto de estrella y que a punto estuvo de dejarle fuera de la Eurocopa, como le ocurrió a Marco Reus, otro atacante genial, quizá el más parecido a Draxler por compartir el vicio de la conducción y el regate, así como un extenso historial médico.
Sin Reus, con Podolski en la cuesta abajo y Schurrle en el papel de revulsivo que tan bien interpreta, Draxler es el favorito de Low para cubrir el costado izquierdo. Gotze, que no termina de explotar y a quien el gol de la final de Brasil 2014 empieza a quedarle muy lejos, también ha cedido ante su pujanza. El seleccionador, muy pendiente de cuanta propuesta salga de la mente de Pep Guardiola, ha querido aprovechar a Gotze a modo de falso ariete, pero ha sido en vano y dado que tampoco Muller parece convencerle como referencia en el área, Mario Gómez ha desempolvado su camiseta y añadido un par de golitos a su cuenta, seca desde ni se sabe cuándo.
asistentes No será por no probar suerte, pero el gol no es la especialidad de Kroos y Ozil. Ellos, los diseñadores del estilo de Alemania, están más para servirlo al compañero. Funcionan escalonados, el primero iniciando y el segundo moviéndose con libertad por todo el frente. Se buscan mutuamente y todos se asocian con esta pareja que dota a la iniciativa de fluidez y criterio, así como de veneno a la contra. Draxler, al que no le importa intercambiar posición con quien sea, atesora las virtudes idóneas para convertirse en el tercer vértice de un triángulo exquisito, hoy motor de la vigente campeona del mundo.
Kroos asume con su país una responsabilidad que en su club o no le conceden o no reclama. Toca más que nadie, con una limpieza y eficacia insuperables, garantiza una distribución compensada, establece la cadencia del juego y ofrece una solución sencilla como receptor o emisor. En esto último no le va a la zaga Ozil, acaso el enlace más inteligente que existe porque nunca quita ojo de la zona de remate para poner la pelota definitiva. No se agobia sin espacios, de forma que habiéndolos resulta imparable. Y si encima puede relacionarse con Draxler...