SOMOS una pequeña nación. Pero por nuestra pasión parecemos todo un continente”. Este es el lema que guía a Gales bajo el mandato de Chris Coleman (Swansea, 1-VI-1970), que ha hecho del orgullo, el esfuerzo y el compromiso los motores de una selección que ha vuelto al primer plano y que añadirá a partir de la Eurocopa la ambición a sus señas de identidad. 58 años después de jugar los cuartos de final del Mundial de Suecia ante Brasil y de caer por un gol de Pelé, el extécnico de la Real ha hecho resurgir al equipo del dragón. Y eso que lo cogió en unas circunstancias trágicas.
En noviembre de 2011, Gary Speed, excompañero y uno de los mejores amigos de Coleman, fue encontrado ahorcado, en lo que apuntó a ser un suicidio. El fallecido era por entonces el seleccionador de Gales y Chris Coleman, que ya había vestido 32 veces la camiseta roja como jugador, el designado como sustituto. Le costó aceptar el puesto y, además, los comienzos no fueron fáciles. Su primer partido fue en enero de 2012, curiosamente contra Bélgica, el mismo rival de hoy, en la fase de clasificación para el Mundial de 2014. Perdió. En su segundo partido al frente del equipo, Gales fue goleado (6-1) por Serbia. Ese día Coleman pensó en abandonar, pero siguió en el cargo incluso cuando acumuló tres derrotas más para ser el primer seleccionador que perdía sus cinco primeros partidos.
Con la clasificación imposible, Coleman se dedicó a ir sembrando la semilla que ahora está dando frutos. Continuó la labor de rejuvenecimiento del equipo que habían iniciado John Toshack y el propio Speed, dotó al grupo de un sentido colectivo gracias a la continuidad de los jugadores en las convocatorias, empezando por el mismo Gareth Bale, y menos de cuatro años después de plantearse dimitir logró meter a su selección en la Eurocopa como segundo de un grupo de clasificación en el que, de nuevo, estaba Bélgica.
La labor de Chris Coleman ha recibido todos los halagos que recompensan a un tipo que tuvo que dejar el fútbol por una grave lesión de rodilla sufrida en un accidente de coche y que en su etapa en los banquillos ha vivido muchos altibajos. En mayo de 2003, con solo 33 años, se convirtió en el técnico más joven de la Premier League cuando sustituyó en el Fulham a Jean Tigana, que había sido su último entrenador. En el modesto club londinense, hizo una buena labor y eso hizo que la Real Sociedad, por recomendación de John Toshack, le contratara en verano de 2007 cuando bajó a Segunda. El galés llegó a Donostia con un proyecto a medio plazo, que contemplaba regresar a Primera y también dar salida a la cantera. Pero solo duró seis meses por sus diferencias con Iñaki Badiola, presidente que accedió en plena crisis del club. Coleman dejó la Real con solo 21 partidos después de una buena racha de resultados, a un solo punto de los puestos de ascenso, con un notable trabajo con los jóvenes y alguna anécdota curiosa en Zubieta como aquella rueda de prensa a la que se presentó con retraso por un problema doméstico que luego resultó ser, como tuvo que confesar, una noche de juerga donostiarra. En todo caso, dejó imagen de buen tipo, más aún cuando renunció a cobrar los dos años de contrato que le quedaban y siempre se puso del lado de los jugadores en los momentos más críticos.
Tras salir de la Real, la carrera de Coleman como técnico en el Coventry o el Larissa griego no volvió a despuntar hasta que fue llamado por Gales. “En un mundo ideal yo no debería estar aquí”, admitió el día de su presentación. El recuerdo de Gary Speed estaba presente. “Gales lo estaría haciendo bien y uno de mis mejores amigos estaría con nosotros, pero no es el caso. Estoy aquí por un montón de buenas razones y por un montón de malas razones. No es algo que me satisfaga, pero me siento orgulloso de representar a mi país”, confesó aquel día en que sus sentimientos eran agridulces. Ahora todo es alegría, Coleman está en su momento de mayor disfrute como entrenador y antes de empezar la Eurocopa renovó su contrato hasta el Mundial de 2018. Grandes leyendas del fútbol galés como Ian Rush, Mark Hugues y Ryan Giggs han defendido su trabajo. “Creemos que no hay nadie más cualificado que Chris para llevar a Gales a su primera Copa del Mundo en 60 años”, asumió la Asociación de Fútbol de Gales. “Tenemos que seguir construyendo sobre lo logrado”, prometió Chris Coleman, que sacó a su selección de la depresión y la ha devuelto a sus más altas cotas.