EL pasado día 7 Ángel María Villar anunció la convocatoria de elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para el próximo 22 de abril con la intención de ser elegido para un cargo en el que lleva 28 años. Desde que en 1988 tomara el relevo de José Luis Roca, el exjugador del Athletic ha sabido sacar un sustancial rédito al empleo. Además de controlar los entresijos del fútbol ibérico, Villar tuvo la suficiente pericia para proyectarse internacionalmente, hasta el punto de alcanzar una vicepresidencia de la FIFA y la vicepresidencia primera de la UEFA que ahora, con la baja administrativa de Michel Platini, le convierte en el jefe de facto del fútbol europeo.
Pero ahí, a un paso de convertirse en el amo, se acaba su grado de ambición. Nada de aspirar a la presidencia de la FIFA o de la UEFA. Debería dar la cara. Convocar ruedas de prensa. Aguantar, en definitiva, a los periodistas, eventualidad que en general le provoca sarpullidos. Se calcula que Villar se embolsa en torno a los 400.000 euros anuales por los cargos que ostenta. Para vivir de cine.
Sin embargo, el rechazo a los medios de comunicación le ha granjeado al presidente de la RFEF no pocos enemigos, y campañas en contra de un presidente que está visto como un señor feudal, pero con el consentimiento de los súbditos, que a cambio reciben la generosidad de una federación que gana dinero a espuertas a costa de los sustanciosos negocios que procuran los éxitos de la selección española de fútbol. Es la misma receta emplea Joseph Blatter con la FIFA.
La “familia” suele repetir el preboste suizo, caído en desgracia a causa de sus chanchullos. Lo mismo que Platini, el inhabilitado presidente de la UEFA. A Villar también le han buscado las vueltas, y tras una minuciosa investigación, tan solo fue multado con 23.000 euros por el Comité de Ética de la FIFA por atentar contra el decoro en un interrogatorio. Exactamente por decir: “Dios mío, tiene cojones”, “únicamente en una ocasión”.
Pero Villar, que a lo largo de 28 años en los despachos mandando una federación tan expuesta como la de fútbol ha salido indemne de varios procesos y acusaciones, está a punto de ser descabalgado del poder por una, digamos, fruslería. Son muchos los que le esperan. Además de la prensa, su enemistad con Miguel Cardenal o Javier Tebas, presidentes respectivos del Consejo Superior de Deportes (CSD) y de la LFP, le han llevado a una delicada situación.
alternativas Cualquier desliz le puede costar caro y, al parecer, lo ha cometido a tres meses vista de unas elecciones que prácticamente todo el mundo daba por hecho que ganaría, a pesar de tener dos contrincantes en la carrera, como es Jorge Pérez, su otrora fiel secretario general, caído en desgracia por enfrentarse al poderoso Juan Padrón, vicepresidente, cerebro en la sombra y encargado de repartir los dineros a las territoriales, y Miguel Galán, presidente de Cenafe Escuelas para entrenadores.
Galán anunció el pasado viernes que impugnará ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) el reglamento electoral por lesivo para los entrenadores al rebajar su cuota de representatividad. Y el CSD espera que mañana la RFEF le entregue la documentación y las oportunas alegaciones que puedan justificar las subvenciones, al parecer bajo cuerda (un favor que en otra coyuntura habría pasado inadvertido), que permitieron al Recreativo competir en la temporada 2014-15, en Segunda A, y la siguiente, en Segunda B; y al Marino en la 2012-13, en Segunda B. De lo contrario, el CSD iniciará la apertura de un expediente destinado a inhabilitar a Villar para ejercer su cargo por presunta administración desleal, malversación de fondos y perjuicios a terceros.
Prácticamente el mismo ardid utilizado para quitar de en medio a Platini y descabalgarle de la carrera para la presidencia de la FIFA.
La operación de acoso y derribo está a punto de conseguir el fin pretendido. Pero se trata de Villar...