BARCELONA: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc (Min. 86, Sergi Roberto), Messi y Neymar (Min. 80, Alexis)
MANCHESTER CITY: Hart; Zabaleta, Lescott, Kompany, Kolarov; Touré, Fernandinho; Milner, Silva (Min. 73, Negredo), Nasri (Min. 75, Navas); y Agüero (Min. 45, Dzeko)
Goles: 1-0: Min. 67; Messi. 1-1: Min. 89; Kompany. 2-1: Min. 91, Alves.
Árbitro: Stephane Lannoy (Francia). Expulsó a Zabaleta por doble amonestación (min. 78). Amonestó a Fernandinho, Kolarov (min.23), Cesc y Kompany.
Incidencias: Unos 86.000 espectadores en el Camp Nou, en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones.
bilbao - La imagen fue otra. Rotundo. Una especia de mutación. Un retorno al pasado, a ese punto en el que hacía incisión el Tata Martino nada más aterrizar en Barcelona, a ese recuperar la presión a la que tanto motivó Guardiola, independientemente del corte ofensivo de la plantilla, como único remedio para las carencias defensivas propiciadas, entre otras cosas, por la corta estatura del elenco culé, que tampoco está como para conceder centros al área. El Barça se recicló tras la humillante derrota liguera frente al Valladolid y saltó al Camp Nou en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones como si el 0-2 de la ida nunca hubiera existido.
La regenerada tropa culé imantó la ambición, la intensidad y el trabajo colectivo. Fe de ello dio Messi, que en los minutos iniciales recuperaba un balón en su área. No fue anécdota, pues el equipo bregó al unísono, como unidad, compacto.
El Manchester City corría tras la pelota buscando su lugar en el campo, persiguiendo sombras y endureciendo el juego en cada contacto físico con balón dividido; Iniesta fue como un saco de boxeo. Fruto de la intensidad local, durante prácticamente el primer cuarto de hora Messi sufrió un penalti no pitado y el Barça materializó un gol legal anulado por supuesto fuera de juego. El vuelco a las sensaciones estaba dado con actitud, carisma, velocidad en el desplazamiento del esférico, generando espacios y sin concesiones.
Solo el paso de los minutos trajo ocasiones para el City, que apenas manejó la iniciativa diez minutos durante la segunda mitad. Fue en el minuto 16 cuando contó su primer disparo, y luego vinieron otros dos, uno de Silva y otro de Nasri, dos peligrosas acciones para el equipo más goleador de Europa; el Barcelona también enumeró tres disparos, uno de ellos, obra de Neymar, sacado bajo palos por Fernandinho.
El segundo acto arrancó como cadeneta del primero. Y Messi, lamentando sus ocasiones desperdiciadas con el brío de un juvenil, estrelló en el 50 la pelota en la base del poste. Fue el prólogo del mejor lapso de un City manejado desde la grada por el sancionado Pellegrini.
En el 51, Valdés sacó con una impecable estirada un testarazo de Dzeko, que saltó al campo buscando explotar el juego aéreo en detrimento de un Agüero desaparecido en combate. La acción impregnó de motivación al bloque inglés, que dio continuidad a sus opciones con una ocasión de Zabaleta.
Pero cuando el Camp Nou suspiraba, apareció el genio. Messi, en el 67, hizo su octavo gol en los cinco partido disputados. Sin tembleque, picó la pelota por encima de Hart.
Aprovechando la resaca del gol, Xavi pudo lograr el segundo, cuando parecía que el City había claudicado. La persiana, sin embargo, no estaba echada, pues el equipo inglés marcaría por mediación de Kompany (min. 89), si bien, antes, tras un penalti no pitado realizado por Piqué sobre Dzeko, un desquiciado Zabaleta resultó expulsado por sus protestas.
El Barça, sin embargo, dio la puntilla en el 91, cuando Alves propició la victoria a pase de un amoratado Iniesta, certificando que si la actitud del Barcelona es como la de ayer, seguirá aspirando a todo.