madrid - El Real Madrid solucionó sin sobresaltos su billete para la final de Copa en el Vicente Calderón, donde sentenció en 16 minutos al Atlético, que se alejó él mismo de la eliminatoria con dos penaltis inocentes, transformados por Cristiano Ronaldo, el goleador de un triunfo plácido.
Del 3-0 de la ida al 0-2 de la vuelta. Ayer no hubo nada de emoción. Ni una sola sensación de que el Atlético pudiera lograr la remontada. Ni un atisbo de que al Real Madrid se le fuera la posibilidad de jugar su trigésimo novena final de esta competición. Porque el conjunto rojiblanco se fue del encuentro de forma imprudente dentro de su propio área sin apenas opción de competir.
Dos veces en quince minutos. En la primera, una pérdida de balón de Mario Suárez en el medio centro habilitó el contragolpe del Real Madrid. La tomó Cristiano Ronaldo, le arrolló por detrás Javi Manquillo. Penalti absurdo y gol del portugués, que repitió instantes después, cuando se cumplía el cuarto de hora.
No midió bien su entrada Insua en la carrera de Bale por un costado. Su entrada fue la segunda pena máxima. Y el 0-2, también de Cristiano, por el mismo lado que el anterior, al palo derecho de la meta del Atlético..
Entre medias, Raúl García, ayer la referencia ofensiva atlética por las bajas de Diego Costa y Villa, estrelló un derechazo en el poste de la portería de Casillas. Lo único relevante en ataque del conjunto local en un tramo nefasto para sus intereses, el que acabó con cualquier opción, si la había, de levantar la eliminatoria.
Por delante, un trámite de hora y cuarto para el Real Madrid.
Un aspecto llamativo para un equipo que en seis días ha recibido siete goles en contra y que enlaza tres derrotas seguidas. Es su peor racha desde que Simeone aterrizó en su banquillo hace ya más de dos años. El encuentro, con todo decidido, ganó en tensión por momentos, con alguna entrada brusca, y la caída brutal de Manquillo, evacuado con esguince cervical, tras ser desestabilizado por Cristiano Ronaldo en el salto.
Ronaldo volvió a ser protagonista al impactar en su cabeza un mechero lanzado desde la grada cuando se retiraba al vestuario en el descanso.