VALLADOLID: Mariño, Rukavina, Valiente, Rueda, Peña, Rossi (Min. 92, Rama), Rubio, Víctor Pérez, Larsson (Min. 82, Manucho), Omar (Min, 75, Óscar) y Javi Guerra.
BETIS: Sara, Chica, Paulao, Amaya, Dídac, Verdú (Min. 75, Nono), Matilla (Min. 60, Salva Sevilla), Lolo Reyes, Juan Carlos, Castro (Min. 86, Chuli) y Jorge Molina
Árbitro: Carlos Velasco Carballo (Comité Madrileño). Amonestó a Rubio.
Incidencias: 14.178 espectadores en el Estadio Zorrilla.
valladolid. Valladolid y Betis, próximo rival del Athletic en los octavos de final de la Copa, empataron sin goles tras un partido tedioso que enfrentó a dos equipos sin profundidad, desganados y obtusos que no merecieron el premio de la victoria.
Sin embargo, el Valladolid, que tenía la baja por lesión de uno de sus hombres más importantes, Patrick Ebert, salió enchufado y acometedor ante un Betis que durante los primeros diez minutos no vio el balón, hasta el punto de que su primera ocasión fue a través de un remate de Valiente en propia meta que salvó Diego Mariño. La reaparición de Víctor Pérez como titular fue la innovación en el once del Valladolid ante un rival plagado de ausencias y sin profundidad en las bandas. Eder Vilarchao, Nosa Igiebor, Braian Rodríguez y Álvaro Vadillo, entre otros, faltaron en un equipo verdiblanco que inicialmente se mostró más cauteloso que audaz.
No obstante, al filo del minuto 20, Jorge Molina probó a Mariño con un potente disparo desde la frontal del área. El equipo sevillano no quería el balón pero, eso sí, era directo y vertical. De hecho, deparó noticias ofensivas, muy al contrario que un Valladolid dominador pero "inocuo" en ataque. Con Verdú al mando de las operaciones, el Betis empezó a gobernar el medio campo mediada la primera parte. El Valladolid no daba sensación de peligro y el público se desesperaba. Así, la primera mitad fue sosa, plana y de un letargo permanente y es que el terreno de juego, lleno de agua, hacía muy difícil el control y la conducción del balón.
A la reanudación continuó el sopor y muy pocas cosas cambiaron. Sara entraba en acción pero de forma cómoda y desahogada, al ver cómo disparos lejanos le iban dulcemente a las manos. Las carencias de unos y otros, palpables y manifiestas, daban cuenta de la mala clasificación de ambos equipos. En un mar de imprecisiones, el fútbol no apareció y el centrocampismo insulso, sin profundidad alguna, no dio para más que el 0-0.