barcelona. El expresidente del Barça Joan Laporta manifestó ayer que "cada día" tiene "más ilusión" por volver a ponerse al frente del club azulgrana, que se siente "preparado", que cuenta "con un equipo muy importante" y que "además hay trabajo que hacer". En resumidas cuentas, que prepara su candidatura para recuperar el poder en el club azulgrana, aunque no quiso confirmar, al cien por cien, que se presentará a las próximas elecciones.
"En 2016, que es cuando acaba el mandato del actual presidente (Sandro Rosell), tocará hacer una profunda reflexión y entonces decidiremos", apuntó Laporta, quien no prevé una convocatoria adelantada de los comicios. Por eso trabaja para volver dentro de tres años, cuando además concluirá su mandato como concejal del Ayuntamiento de Barcelona, por lo que, si decide presentarse a las elecciones a la presidencia del club, dejaría a un lado "cualquier responsabilidad política".
Joan Laporta hizo estas declaraciones en el Colegio de Periodistas de Cataluña, donde convocó a los medios en una rueda de prensa que debía haberse celebrado el pasado mes de abril. "Entonces la suspendí porque creía que podía perjudicar la marcha del equipo", declaró.
El expresidente del Barça destacó que la fiscalía ha archivado la denuncia que hace más de tres años interpuso un socio que le acusaba a él y a su junta de gestión negligente durante su mandato. "Estoy muy satisfecho porque la fiscalía me exonera de toda responsabilidad y además demuestra que no eran ciertos los cargos que se me querían imputar", comentó al respecto.
Por este motivo, Laporta adelantó que estudia demandar a la junta de Rosell y a la consultora KPMG, a los que acusa de "dar una información distorsionada de las cuentas en la asamblea de compromisarios de 2010" para que estos votaran a favor de la acción de responsabilidad contra la anterior directiva.
"A un hombre se le puede destrozar pero no se le puede derrotar si sigue en pie, y yo estoy en pie y seguiré luchando en la búsqueda de la verdad y para que se haga justicia", prometió Laporta, quien señaló a Rosell y su equipo por tener "una obsesión compulsiva" por destruir "el modelo de Cruyff, Masia, Cataluña, Unicef y de lucha contra los violentos", que se construyó bajo su mandato.